Suscríbete a
ABC Cultural

Beyoncé se impone como diva total en el Sant Jordi de Barcelona

La cantante estadounidense firma una actuación de impacto en su única fecha en España

Beyoncé se impone como diva total en el Sant Jordi de Barcelona robin harper - abc

d. morán

Entró Beyoncé enel escenario –o, mejor dicho, emergió de él como una imponente Venus de Ébano- y un par de caderazos, uno para aquí y otro para allá, le bastaron para meterse al público en el inexistente bolsillo de su reluciente y espejada camiseta de fútbol americano cortesía de Tom Ford. Set y partido antes incluso de empezar. El ritmo marcial de «Run The World» atronaba sobre el Sant Jordi y, en ese momento, ninguna otra canción parecía más adecuada.

«Mi persuasión puede construir una nación», cantaba la texana mientras, a su lado, un cuerpo de baile de formación marcial y una pantalla centelleando entre ráfagas de fuego anunciaban lo que estaba por venir. Esto es: una hora y media de apabullante aparato audiovisual, R&B atiborrado de graves, ritmos marciales y constantes excursiones entre bambalinas para cambiar de vestuario.

Ahí estaba su persuasión, disfrazada de María Antonieta en el vídeo introductorio, colándose por las grietas de «***Flawless» y contoneándose bajo una gorra salpicada de diamantes en «Yoncé» y «Baby Boy». Vale: quizá no sirva para construir naciones, pero por lo menos sí que desató un griterío capaz de reventar unos cuantos sismógrafos y fundirle los plomos a la montaña de Montjuïc. El factor Beyoncé, huracán del pop contemporáneo y musa concienciada del soul, desplegándose en todo su esplendor ante un público entre el que colaron disimuladamente Leo Messi y su mujer, entre otros. Todos atentos. Todos con los párpados cosidos a las cejas para no perder detalle.

Y es que, por más que estuviese cantado que el regreso de la cantante sería una rotunda victoria y que las entradas, más cotizadas ayer en el Sant Jordi que unos prismáticos o un par de perneras, se esfumasen en pocas horas, la cantante despejó cualquier duda con un milimetrado y deslumbrante espectáculo.

¿Diva total? Por supuesto, aunque mejor aún Nación Beyoncé. Su universo, desplegado con todo lujo de detalles. Así, a caballo entre el espectáculo de variedades y el pase de modelos, entre el huracán de soul robusto y la sucesión de eslóganes de autoafirmación, Beyoncé se exhibió en el Sant Jordi como mujer de armas tomar, subió unos cuantos grados la temperatura con las tórridas «Naughty Girl» y «Drunk In Love», abrazó el lado oscuro del soul para coquetear con los pliegues electrónicos en «Blow» y exprimió el máximo su condición de diva sensual y todoterreno.

También sacó a relucir su lado más amable con «Irrepleceable», cantada parcialmente en castellano mientras se paseaba por el segundo escenario saludando a sus fans, y puso el Sant Jordi del revés enlazando «Crazy In Love» y «Single Ladies», lluvia de confeti incluida. Eso por no hablar de cuando se adueñó del «I Will Always Love You» de Dolly Parton para reivindicarse como heredera natural de Whitney Houston.

Y todo mientras exhibía su portentosa voz, cubría sus ausencias -todos esos interludios para cambiar de trapitos- con vistosos montajes audiovisuales y la banda, compuesta exclusivamente por mujeres, inyectaba músculo y coraza robusta a sus sacudidas de pop negro. Una reconquista en toda regla que Beyoncé, dueña y señora de la corona del pop masivo, no tuvo más que cerrar echando mano de «XO» y «Halo» y despedirse ondeando una bandera española para imponer su ley una vez más y darle al Sant Jordi un sonado revolcón.

Beyoncé se impone como diva total en el Sant Jordi de Barcelona

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación