entrevista
Los Secretos: «Hicimos bien en rechazar chorradas como las "fiestas de los 80"»
El grupo madrileño concluye en La Riviera su gira «Déjame estar a tu lado»

Los Secretos siguen disfrutando de una auténtica segunda edad dorada, mucho más tranquila, estable y sin contratiempos que la primera, aquella que Enrique Urquijo vivió hasta el límite. Pero, como apunta su hermano Álvaro, «no ha sido nada fácil lograrlo». A punto de terminar su gira «Déjame estar a tu lado», patrocinada por Mahou, el menor de los Urquijo recuerda que «ha habido mucho trabajo detrás de esta segunda vida de Los Secretos».
«Mi hermano todavía vivía cuando nos dimos cuenta de que, si queríamos conseguir lo que los demás grupos de éxito tenían, no nos iba a ser fácil por nuestra personalidad, por nuestra forma de protegernos», explica Álvaro.«Cuidábamos mucho las canciones, pero a lo mejor no tanto la imagen. Porque nos daba exactamente igual. Ni Enrique ni yo queríamos salir en la televisión para promocionarnos, ni nos gustaban las verbenas político-populares, ni los mamoneos, casi ni las entrevistas…»
Para ellos, había prioridades que estaban por encima de otras consideraciones: «Dejábamos que las canciones siguieran su camino entre la gente, y al final son ellas las que nos han traído hasta aquí. Siempre nos han guiado la dignidad y el pundonor profesional, en los mejores y en los peores momentos. Por ejemplo, cuando empezamos a dar los primeros conciertos sin mi hermano, las salas nos ofrecían llamar a un montón de invitados, montar "fiestas de los 80", chorradas que hicimos bien en rechazar, aunque los frutos tardasen un poquito más en llegar. Dimos unos cincuenta conciertos sin apenas beneficios, hasta que empezó a haber llamadas más “importantes”, pero solo motivadas por nuestro buen hacer, no por haber montado un circo».
Perseverancia que da frutos
Esta segunda vida de la banda es, a juicio de Álvaro, la evidencia de que «la música de Los Secretos ha tenido un reconocimiento tardío». A ojos del cantante y guitarrista, la mayoría de la gente los consideraba «ese grupo que hacía buenas canciones, que vendió mucho en el 93 y luego entró en declive».
Pero eso «ya no es así», asegura. «Y es gracias a la perseverancia y a nuestro intento de dar lo mejor al público. Somos como una ola del mar, que sigue y sigue hacia delante durante años, sin detenerse, mientras nuestra música se iba transmitiendo de padres a hijos, de hermanos a primos, de novios a novias y de exnovias a futuros novios» (risas).
Este sábado, 8 de junio, cierran la gira en La Riviera, «una buena sala, aunque no tiene el mejor sonido», dice Álvaro. «Es lamentable que Madrid no tenga mejores condiciones para la música en vivo, que no se sepa ver el potencial que tiene la noche madrileña a todos los niveles, de ocio, turístico, por no decir de puestos de trabajo. Más que impulsarla, se la frena, y es muy triste ver lo bien que se hacen las cosas en otras ciudades».
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