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ABC Cultural

La fotografía pierde a Ramón Masats, un pedazo de la historia de España

Masats ganó el Premio Nacional de Fotografía en 2004 y es autor del retrato del seminarista jugando a fútbol

Ramón Masats: «En España, nadie considera la foto tan importante como para dedicarle un museo»

Ramón Masats Maya Balanya

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Ha muerto este lunes, en Madrid, dos semanas antes de cumplir los 93 años, un gran fotógrafo, el último que quedaba de la generación de AFAL. Natural de la localidad barcelonesa de Caldes de Montbui, donde nació en 1931, se formó en Barcelona. En 1956 expuso con Xavier Miserachs y Ricard Terré, integrándose al año siguiente en la plantilla de 'La Gaceta Ilustrada'. Expositor en 1957 en Cultura Hispánica, y colaborador de 'Mundo Hispánico', de 'Arte y Hogar', y del diario 'Arriba', pasaría pronto a residir en la capital, ingresando en su Real Sociedad Fotográfica.

De 1958 en adelante, participó en la formidable aventura protagonizada por la modesta y milagrosa Agrupación Fotográfica de Almería (AFAL), en la que Carlos Pérez Siquier y José María Artero lograron implicar a lo más granado de la fotografía española de su tiempo (ahí están su boletín, y ese objeto de culto y de colección que es su anuario de 1958, el único que llegó a salir), además de conectar con agrupaciones similares de Francia, Italia, Alemania (Otto Steinert y otros de los de la fotografía subjetiva), Bélgica o México.

La instantánea más conocida de Masats, fechada en 1960, es aquella, prodigiosa, del seminarista haciendo de portero de fútbol, en un descampado madrileño. En 1961, celebró una individual en el Ateneo de Madrid, con catálogo prologado por el arquitecto José Luis Fernández del Amo. La cubierta del mismo es una instantánea taurina, movida casi como un pre-Plossu. En la exposición figuraron la foto del seminarista, visiones de la Plaza Mayor, de Getafe, de los Monegros, de Peñaranda de Bracamonte, del Carnaval de Estoril, una siesta en Acapulco, Menéndez Pidal en su jardín, Azorín, Ángel Ferrant, Saura y Millares y el resto de los de El Paso… En esa época era bien poco frecuente que a un fotógrafo se le concediera una sala de exposiciones como aquella. Por aquellos años, realizó muchos encargos oficiales. Precisamente debido a eso, se le debe una muy conocida instantánea del propio Franco, ante un micrófono, en 1958.

Su primer fotolibro fue 'Neutral Corner' (1962), con Ignacio Aldecoa, para la benemérita 'Palabra e imagen', de Lumen, donde también publicó 'Viejas historias de Castilla la Vieja' (1964), con Miguel Delibes. Recordar además, en Espasa-Calpe, 'Los Sanfermines' (1963), donde sus visiones de la popular fiesta pamplonesa van acompañadas por un texto de Rafael García Serrano. Fotografió los rodajes de películas de 'Viridiana', de Buñuel, y de películas de nuestra infancia, como 'El Cid', 'La caída del Imperio romano' o '55 días en Pekín'. Rodó él mismo: documentales para el NO-DO y para Televisión Española, y un largometraje, 'Topical Spanish' (1970), con guión suyo y de Chumy Chúmez.

Como otros de los de AFAL, Masats fue excelente fotografiando la Mancha, sus callejas, sus molinos, sus carros. Entre sus fotos de aquel mismo año 1960, hay otra casi tan célebre como la del cura: la de una mujer encalando su casa, en Tomelloso. Pero además, en 1964 realizó, para la Alfaguara de los Huarte, y por encargo de Cela, una auténtica proeza, el ilustrar fotográficamente el Quijote, en una edición monumental, en dos tomos, fijado su texto por Martín de Riquer, y con prólogo de Américo Castro. Un Quijote trasladado al siglo XX, todo lo contrario de una reconstrucción pasadista.

Masats, que en blanco y negro fue, como lo prueban los cuatro libros mencionados, absolutamente genial, supo también sacarle partida al color en sus libros más tardíos, varios de ellos dedicados a Madrid. Nos conocimos en 2010, en un coloquio fotográfico en la sede del Ministerio de Cultura. Junto a él, estaban Oriol Maspons, y Leopoldo Pomés. Menudo trío formidable. Menudos ojos ágiles, que supieron captar, cada cual a su manera, la realidad de nuestro país, durante los años de la dictadura, y más allá. Y que vivieron los tres lo suficiente para ver el inmenso cariño con que les trataron gentes que vinieron después, y que reconocían en ellos a grandes precursores.

Con Masats acaricié un tiempo un proyecto que desgraciadamente no logré llevar a cabo. La idea era enseñar por el mundo su antes aludido ciclo fotográfico en torno al Quijote. Publio López Mondéjar me llevó al apartamento donde vivía el fotógrafo, al otro lado de la M-30, en una calle próxima a la de Alcalá. Él estaba de muy buen humor, y contó muchos sucedidos manchegos. Nos sacó unas carpetas que contenían los contactos, y copias vintage de las instantáneas que integraron aquellos dos volúmenes en verdad magistrales.

Movió mucho la obra de Masats el recordado Alberto Anaut. Reeditó en La Fábrica su visión sanferminera, aunque sin el texto de García Serrano, y le publicó un precioso fotolibro, 'Visit Spain' (1970). No salió nunca, en cambio, incomprensiblemente, el catálogo de la gran muestra del Reina Sofía, en 2018, en torno a AFAL, en cuya inauguración lo recuerdo feliz, con esa sonrisa abierta y franca que era la suya. Inolvidable, inacabable Masats: un pedazo de la historia de España.

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