la cara b del verano (iV)

Una mañana con los guardianes de la Real Armería del Palacio Real de Madrid

la cara b del verano

Un recorrido por las armaduras de Carlos V y Maximiliano I, así como las espadas de Felipe II o los Reyes Católicos

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Armaduras de Felipe II a lo largo de distintos años de su vida, en la Real Armería del Palacio Real de Madrid. ERNESTO AGUDO

Si hubiese que equipararla con otra obra de arte, tan sólo la mitad de la primera sala de la Armería del Palacio Real equivaldría a treinta metros de Tiziano, así lo explica Álvaro Soler, jefe del Departamento de la Real Armería del Palacio Real de Madrid ... , una de las colecciones históricas más importantes de Europa y más antiguas de España. Embalados los caballos y reagrupadas las piezas más importantes, la colección aguarda a que pase el verano para ser exhibida de nuevo con toda su potencia.

Debido a las obras de iluminación led para recuperar de la claraboya central del edificio, creado ex profeso para este fin, la mayoría de las armaduras, cascos, espadas y escudos han sido recolocados y puestos a buen recaudo, lo que hace posible, por ejemplo, el delicioso espectáculo de ver en línea recta las armaduras de Felipe II a sus diecinueve, a sus treinta y sus cincuenta años. Es posible incluso tener a la vista, unos tras otros, episodios decisivos de la historia militar de España.

Mil cien piezas

Desde el siglo X hasta el XX. El arco cronológico de esta colección es amplio y rico en registros. Aunque existen objetos muy anteriores, el núcleo principal de la colección actual se corresponde con la armería del emperador Carlos V, quien custodiaba también las armas pertenecientes a su padre, el rey Felipe I de Castilla, y a sus abuelos, el rey Fernando el Católico y el emperador Maximiliano I de Austria. A ellas Felipe II agregó su armería personal y las armas medievales procedentes del tesoro real Trastámara del Alcázar de Segovia. Es decir, abarca la totalidad del siglo XVI, periodo en el que Europa se encuentra en pleno Renacimiento y durante el cual la corona española ostentaba la primacía en la política del continente.

«Aquí está Lepanto, Mühlberg, San Quintín. Todas las super piezas de Carlos V y de Felipe II. El corazón de la armería es Carlos V. Podemos apreciar todos los regalos diplomáticos, los trofeos militares, las armas exóticas y de lujo. La primera mitad del siglo XVI, Carlos V es el señor de los principales centros de producción de armas de lujo de Europa: Baviera, Tirol, Flandes, que es donde están los centros de producción más importantes del continente. Y después de la batalla de Pavía en 1525, añade Lombardía y Milán, que era el que faltaba», asegura Álvaro Soler.

Además de los trofeos militares, hay regalos diplomáticos de los duques italianos de Mantua y Urbino, o los enviados desde Japón a Felipe II en su condición de rey de Portugal. Además, claro, de lo que podrían considerarse los símbolos de poderío de la corona. «La mayor parte de los objetos que se exhiben son de representación de corte, porque son para juegos caballerescos, esto es para el torneo, para la justa, para una parada. Eso no quiere decir que en la colección no haya armas de guerra. Claro que las hay, desde petos o celadas, hasta armadura de guerra, pero cuidado. Son objetos de guerra fabricados en exclusiva para el emperador. La calidad que tiene y la decoración que tiene es altísima. Sobrepasa la categoría de guerra para estar dentro de un arma de lujo.

Algunas imágenes de la colección de armaduras que se exhiben en el Palacio Real. Ernesto Agudo

Austrias y Borbones

Tras la llegada de la Casa de Borbón la colección continuó enriqueciéndose con armas personales, trofeos militares y regalos diplomáticos, destacando los enviados desde Turquía, Túnez, Marruecos y Argelia entre 1766 y 1770. En el siglo XVIII merece especial mención el importante papel de la villa de Madrid como uno de los principales centros europeos de producción de armas de lujo. En las primeras décadas del siglo XIX el auge de los centros vascos de Éibar y Placencia de las Armas sustituyó a Madrid en el liderazgo de la producción española manteniendo su reputación hasta la actualidad. Hasta el incendio del año 1884, estas armas permanecieron en el Alcázar de Madrid.

La colección de la Real Armería tiene 162 sillas de montar que datan de los siglos XV y XVII. Una de ellas resalta por encima de las demás: la que se atribuye a Babieca. Reposan también muchos objetos de escenas pictóricas. «Si vamos al museo del Prado y buscamos al Carlos V en la batalla de Mühlberg, de Tiziano, la armadura está aquí. Te vas a ver el Tiziano de Felipe II, que se envía a María Tudor, la armadura está aquí. Te vas a ver a Rubens en el Prado, la armadura está aquí. Te vas a ver el conde-duque de Olivares con armadura negra, la armadura está aquí», asegura Álvaro Soler. «Otra testimonio son muchas descripciones de viajeros y de nobles que vienen a Madrid en el siglo XVI y XVII».

ernesto agudo

«Aquí está Boabdil. A su lado, Fernando el Católico»

Al ser consultado sobre la pieza más antigua de toda la colección, Álvaro Soler identifica un bocado de caballo que posiblemente corresponde al siglo X. «Eso es lo más antiguo. Y lo más moderno que tenemos es el fusil Mauser que le regalan los compañeros de la Armada a don Juan, el abuelo del actual Rey. Esa es la más moderna». Entre medias hay muchos más objetos de valor histórico y militar que han sido cuidadosamente resguardados en orden histórico y de exposición, para que, al terminar las obras, puedan ser organizados. «Aquí está Boabdil. A su lado, Fernando el Católico. Y Maximiliano I de Austria, de quien tenemos una coracina decorada con delfines, que es el animal más noble del mar. En este espacio que ocupan dos vitrinas está media historia de Europa».

Hay dos piezas de esta colección que aparecen en el Quijote de Cervantes. Una de ellas es espada de Roldán, o la supuesta espada de Roldán, que se llama La Joyosa. Muchos artistas y creadores han tenido acceso a estar armas a lo largo de los siglos. «Para poder hacer los cuadros, Velázquez y Rubens tuvieron que consultar estas armas. Sánchez Collo también, Pantoja de la Cruz también. Todos han pasado por la Real Armería», asegura el doctor en Historia Medieval por la Universidad Complutense Álvaro Soler.

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