«La princesa de Clèves»
Madame de Lafayette. Traducción de Nicole D'Amonville Alegría. Mondadori. 184 páginas. 22,90 euros.
Sirvan las palabras de uno de los más grandes, Albert Camus , como sincera carta de presentación de nuestra protagonista: «Su simplicidad real reside en su concepción del amor; para Madame de Lafayette, el amor es un peligro. Es su postulado. Y es lo que se percibe en “La Princesa de Clèves”, una constante desconfianza hacia el amor, todo lo contrario de la indiferencia».
Marie-Madeleine Piochet de la Vergne (1634-1693) fue una mujer atípica para su época. De buena familia, lejos de entregarse a una vida sencilla pero corta de miras, criando hijos y bordando trajes, Madame de Lafayette pasó toda su vida entregada a una pasión casi secreta, la literatura. Amiga y protegida de La Rochefoucauld, querida por Racine, en 1678, deiciséis años después de publicar anónimamente La Princesa de Montpensier, dio a la imprenta, en principio también de forma anónima, «La princesa de Clèves» , considerada la primera novela francesa moderna.
En su día, fue una obra enormemente popular, y suscitó, sobre todo en los ambientes cortesanos de París, numerosos debates, controversias y un buen puñado de dimes y otro no menos importante de diretes. No es de extrañar, pues narra los amores de una mujer casada, madame de Clèves, por un noble hermoso entre los hermosos, el duque de Nemours. La dama ocultará su amor pero, finalmente, con el alma retorcida por la angustia, confesará ante su marido esta pasión imposible . Las consecuencias serán trágicas.
Novela psicológica
Lafayette anticipa en su novela la que luego será conocida como novela psicológica. Páginas sobre un corazón aprisionado entre el deber, la fidelidad y las ansias de volar libre, a pesar de la angustia y la desazón. Pura delicia narrativa, la obra de Lafayette indaga con sutilísima, precisa y afilada pluma en la parte oscura del amor, en los tormentos que puede infligir, aun siendo la más alta de las emociones humanas.
Quien ama, sufre, viene a decirnos la escritora. Quien quiere de veras, de veras pena. Los recovecos del alma y de los sentimientos, los vericuetos de un corazón enamorado, son servidos en la bandeja de plata de esta preciosa novela por una mujer, Madame de La Fayette, que rompió moldes en su tiempo, y que puso en sus palabras un torrente de emoción y sensibilidad, con una obra que abrió caminos, aunque muchos de ellos transiten por rincones oscuros y territorios recónditos de la sensibilidad humana.
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