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ABC Cultural

Michel Houellebecq, un Goncourt en calzoncillos

El escritor gana el prestigioso premio de novela con su obra «La Carte et le territoire»

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Como estaba «cantado», desde hace semanas, Michel Houellebecq ha ganado el premio Goncourt con su nueva novela, «La Carte et le territoire»: relato variopinto donde aparecen y desparecen muchos personajes reales, incluido el propio autor, con su nombre, vagando como fantasmas perdidos en un territorio entre onírico y realista.

Desde hace una larga década, cada nuevo libro de Houellebecq fue lanzado con los más eficaces recursos del marketing editorial, provocando escándalos artificiales sobre sexualidad, pornografía, turismo sexual, racismo, inmigración, confesiones que llegaron a hasta provocar un penoso enfrentamiento público con su propia madre, aterrada ante las confesiones reales o imaginarias de su hijo.

Por una vez, la nueva novela de Houellebecq no ha escandalizado a nadie. Y su editor ha conseguido para el autor el más famoso de los premios literarios franceses . Desde el mes de agosto pasado, antes siquiera que «La Carte et le territoire» comenzase a distribuirse, ya se dijo que ese libro ganaría el Goncourt, con apenas resistencias entre los miembros del jurado.

Hace apenas un mes, Le Figaro se preguntaba: «¿Puede escapársele el Goncourt a Houellebecq...?» Hubo pequeñas resistencias y una tímida acusación de plagio , sin mayores consecuencias. Como estaba previsto, «La Carte...» ha conseguido el Goncourt, a paso de carga.

La novela tiene muchos ingredientes que funcionan como «cebo»: aparecen muchos personajes conocidos en la jungla parisina, con sus nombres propios; y el autor, con su nombre, dialoga de tú a tú con personajes reales e imaginarios. ¿Funcionará con la misma fortuna el libro cuando los lectores desconozcan a los personajes citados en el libro? Veremos.

Las tentaciones y juegos de Houellebecq con el realismo fantásticos y la ciencia ficción se prolongan, siempre, en este nuevo libro. En otras novelas, esa faceta «visionaria» permitía al autor precipitarse en los terrenos más o menos escabrosos para los lectores más tradicionales. El turismo sexual era presentado con cierto «morbo lúdico». El onanismo del autor era utilizado como «ventana hacia otros mundos».

A juicio de la crítica, esas facetas «provocadoras» han desaparecido en «La Carte...» El autor se ha quedado solo, con sus personajes reales y sus personajes imaginarios . Vagabundeando en un paisaje lunar, semejante a un campo de ruinas.

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