Muere la escritora Rosa Regàs a los 90 años
La también editora recibió prestigiosos galardones, como los premios Nadal y Planeta
La gran dama de los premios literarios españoles
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![La escritora Rosa Regàs, en su casa de Llofriu](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/07/17/regas2-U6028576588168cG-1200x840@diario_abc.jpg)
Cuando, hace algo más de un mes, Rosa Regàs convocó a la prensa a su casa de Llofriu (Gerona) para presentar el libro de memorias que había escrito junto a la periodista Lídia Penelo, desde su editorial ya avisaron de que en realidad lo que quería la escritora catalana era tener la oportunidad de despedirse. De entintar una última página y cerrar narrativamente una vida que se ha detenido finalmente este miércoles: Regàs, escritora, editora y ganadora de los más prestigiosos galardones literarios españoles, ha fallecido a los 90 años en Mas Gavatx, la casa que compró en los años setenta siendo poco más que una barraca y se convirtió en los últimos años en su refugio mediterráneo.
«He vivido plenamente», aseguró Regàs durante la presentación de 'Un legado', libro basado en una extensa entrevista en la que la escritora reflexionaba sobre los momentos personales y laborales más importantes de una vida marcada por el influjo de la 'gauche divine', las partidas de ajedrez con Duchamp, los escarceos con la política o una vida familiar que Rosa Maria Sardà llevó a la pequeña pantalla con la serie 'La abuela de verano', entrañable adaptación de uno de sus libros.
Licenciada en Filosofía y Letras por la Universitat de Barcelona, es autora de novelas como 'Memoria de Almator', 'Azul' -con la ganó el Premio Nadal en 1994-, 'Luna lunera' y 'La canción de Dorotea' -con la que recibió el Planeta en 2001.
La gauche divine
Fue una de las grandes figuras del mundo editorial y parte activa del movimiento cultural barcelonés que aglutinó a autores, editores e intelectuales. Trabajó con Carlos Barral, fundó su propia editorial, Gaya Ciencia, trabajó como traductora en la Organización de las Naciones Unidas. Ex directora de la Biblioteca Nacional y ganadora de premios literarios como el Nadal y el Planeta, Rosa Regàs fue una figura clave en una época cultural y editorialmente mítica.
El llegat vital i literari de Rosa Regàs és un exemple d'ironia, audàcia intel·lectual i compromís amb la societat. Ens deixa una gran escriptora, veu lliure de tantes dones en temps de silenci, tan admirada com íntegra en les seves conviccions. Fins sempre. pic.twitter.com/7mfhRY6QOj
— Ernest Urtasun (@ernesturtasun) July 17, 2024
Como ella misma contó en sus memorias, publicada en tres volúmenes, comenzó a escribir de forma tardía, con 50 años. Ya casada y con dos hijos, se matriculó en la Universidad, donde coincidiría con Miguel Barceló, Salvador Clotas y Paco Rico; los mismos en los que conoció a Carlos Barral, Manuel Vázquez Montalbán o Jaime Gil de Biedma. Regàs fue, también, la mujer que jugó al ajedrez con Marcel Duchamp en Cadaqués.
Vivió el franquismo, el inicio de la democracia en España y también la expansión del nacionalismo catalán, al que criticó durante la eclosión del independentismo.
Genios de la edición
Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona, en 1964 comenzó a trabajar en Seix Barral y en 1969, fundó La Gaya Ciencia, dedicada a literatura, arquitectura, política y poesía, así como Ediciones Bausán, de literatura infantil. En 1973, comenzó la colección de libros de bolsillo para niños Moby Dick. Además, en esa misma época, dirigió 'Cuadernos de la Gaya Ciencia' y 'Arquitectura Bis'.
«En aquel entonces estábamos comprometidos con la profesión. Carlos Barral es uno de los grandes genios de la edición. Hay otro muy importante, que fue José Janés. En aquellos años él creó los Premios Internacionales de Literatura y el Premio Formentor, con editoriales del valor que tenían Einaudi, Gallimard... Pero también lo viví con Arquitectura Bis, una publicación comprometida con el movimiento moderno», escribió en 'Amigos para siempre', la tercera entrega de sus memorias.
En 1983, pasó a ser traductora en la ONU. Durante estos años, el escritor Carlos Trías que dirigía una colección de Ciudades de Ediciones Destino, le propuso que escribiera un libro basado en Ginebra, lugar donde residía debido a sus ocupaciones como traductora. En 1987, como parte de esa colección, salió a luz su primer libro.
Escritora tardía
En 1991, Rosa Regàs publicó su primera novela 'Memoria de Almator' basada en la transformación que experimenta una mujer hacia la edad adulta. En 1994 fue nombrada directora del Ateneo Americano de la Casa de América de Madrid. También ese año ganó el premio Nadal por su novela 'Azul', y además, publicó 'Viaje a la luz del Cham', basado en las experiencias que vivió durante un viaje a Siria.
En 1997 publicó 'Desde el mar y la guía España: una nueva mirada' y dos años después ganó el Premio Ciudad de Barcelona por su novela 'Luna lunera'. En 2001 gana el Premio Planeta con la novela La canción de Dorotea, en la que utilizó dos personajes femeninos para proponer un fresco de la España del siglo XX.
Compromiso
Tanto en sus libros de ensayo como en sus novelas, fijó posiciones políticas basas en el compromiso. También en su actitud vital. Desde la clave autobiográfica de 'Azul' (Destino, 1994), 'La canción de Dorotea' (2001) o 'Música de cámara' (2013), novela con la que ganó el premio Biblioteca Breve y en la que narra la historia de un amor truncado entre una mujer de herencia republicana y un joven de clase alta en la posguerra barcelonesa, hasta libros como 'El valor de la protesta' (2004) y 'La desgracia de ser mujer', un ensayo que aborda el machismo desde el punto de vista económico, político y social.
Polémico paso por la política
Con la llegada del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Rosa Regàs fue fichada por Leire Pajín y Carmen Calvo para dirigir la Biblioteca Nacional de España en mayo de 2004. Su paso por la gran casa de los libros fue polémico y tuvo que dimitir en 2007. Armada de buenismo rousseauniano y dotada de una brújula ideológica que no pudo corregir su falta de experiencia en la gestión, quiso virar el rumbo de la Biblioteca, «democratizando el acceso de todos los lectores» sin atender a las advertencias, y rebajó los estándares de seguridad.
![Rosa Regàs, en 2004, al tomar posesión de su cargo como directora de la Biblioteca Nacional](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/07/17/reg2-U23781245425dQo-760x427@diario_abc.jpg)
Las medidas demostraron que Rousseau era muy mal compañero de viaje para controlar el acceso a los libros más valiosos y pronto se produjo uno de los robos más graves de la historia de la institución. Apareció un cúter en el estuche de uno de los más valiosos manuscritos de la 'Cosmographia' de Ptolomeo. Un ciudadano uruguayo, César Ovidio Gómez Rivero, había aprovechado la ocasión para robar el mapa y otros 18 documentos de los más valiosos de la Sala Cervantes de la BNE durante su paso por Madrid.
Regàs gestionó la crisis al contrario de lo que debería haber hecho. Prohibió denunciar el robo a los trabajadores en la esperanza de que el ladrón volviese y una semana después la noticia saltó. Pero ya era muy tarde. La Guardia Civil se hizo cargo de la investigación internacional y pasados unos meses empezaron a recuperarse los manuscritos e incunables robados, un proceso que duró varios años. El autor del robo había huido y salió, no obstante, casi impune. Cuando todo esto ocurrió, finales de agosto de 2007, ya era ministro César Antonio Molina, que obligó a la escritora a asumir la responsabilidad y abandonar el cargo.
Pero la polémica había acompañado a Regàs desde los primeros días en el cargo. Como acto de rebeldía, decidió trasladar al jardín la estatua de Menéndez Pelayo que preside el vestíbulo principal de la BNE desde 1912. Para ella, el autor de 'La historia de los heterodoxos españoles', y gigante de la filología hispánica, era un símbolo patriarcal que merecía ser desterrado al jardín de la institución. Las protestas estallaron, llegaron al Parlamento y finalmente un informe técnico despejó todas las dudas e impidió la mudanza en atención a que la piedra de que estaba hecha la escultura no soportaba la intemperie.
En su trato con los medios y los sindicatos en aquella época de política desplegó un ánimo irredento que no permitía ni una enmienda ni una crítica. A todos respondía con gritos y amenazas. Regàs fue un caso de escritora políticamente desorientada y metida en una institución de la que seguramente no aprendió mucho. Acaba de publicarse 'Un legado', una leve autobiografía de toda esa época, en la que endulza y pasa de puntillas sobre los momentos más duros de aquellos años y que demuestra que la memoria lima las aristas del pasado más difícil de asumir.
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