Javier Melero: «La amnistía no servirá para nada»
En 'Frágil virtud', el abogado traslada al territorio novelesco el caso real de un crimen por encargo en la Barcelona burguesa
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'Frágil virtud' era el nombre que Katherine Hepburn proponía para el barco de Cary Grant en 'Historias de Filadelfia'. Así titula Javier Melero su tercera entrega editorial tras las autobiográficas 'El encargo y 'Cambalache'. Inspirada en un caso real, 'Frágil virtud' (Ariel) obliga a la nota previa. Novelar hechos reales obliga también a preservar la identidad de sus protagonistas: «El relato de su sufrimiento puede tener algún tipo de interés público, pero la divulgación de un crimen nunca habría de suponer un nuevo proceso de victimización; lo que podría denominarse una victimización secundaria», advierte Melero.
El caso real y criminal que nos ocupa es un asesinato por encargo. «Lo que sucedió realmente era mucho peor que lo que cuento en la novela. Encargaron el asesinato porque creyeron que el dinero todo lo puede, quien tenía que morir, murió, pero los asesinos acabaron condenados por la Justicia», explica el autor. ¿Por qué los pillaron? «Siempre conoceremos a los asesinos más ineptos, porque a los que exitosos no los cogen. Los de mi novela se salen con la suya mientras se mantienen en su círculo social… Pero cuando se mezclan con el submundo criminal fracasan».
El abogado protagonista practica el sexo con una intensidad que Melero describe de forma explícita: «Tiene una sexualidad fluida. No es un heterosexual al uso, coquetea con mujeres trans. Si acentúo sus prácticas sexuales es porque no me da la gana de soportar las coerciones de la corrección política». Ni del feminismo, añadimos. «De esas feministas ofendidas por el caso Rubiales que ignoran a las mujeres violadas por Hamas…». El abogado-personaje manifiesta también una inquina hacia la Sagrada Familia que su creador reconoce: «Yo la habría vendido al Japón y ahora estaría instalada en Osaka» ¿Y Barcelona? «Esta Barcelona es un caparazón sin alma».
Asesinos de clase alta, empresarial y burguesa, una clase que Melero no acaba de conocer. «No provengo de cuna burguesa, mi padre era mecánico», subraya. ¿Burguesía catalana, sociedad civil? «No sé si llamar así a quien solamente tiene mucho dinero y va a la tribuna del Barça. Tuvimos la burguesía del mecenazgo en los albores del siglo XX, también la que financió a los pistoleros del Sindicato Libre y apoyó la dictadura de Primo de Rivera».
Y la que vivió muy bien con el franquismo y luego se hizo nacionalista e independentista. Melero fue uno de los abogados de los condenados por el golpe de 2017: 'Lo viví en primera fila. Sus promotores fallaron porque no tenían ningún proyecto de país. Sus decisiones fueron improvisadas. Las empresas de muchos de aquellos burgueses independentistas se fueron a Madrid. Y allí siguen». A quienes aducen que los jueces confundieron sentencia con venganza, Melero responde que la Justicia española «funciona razonablemente bien».
Metidos en el ámbito judicial no podemos evitar referirnos a la amnistía que Sánchez negocia a cambio del apoyo del independentismo a su investidura: «Toda amnistía, por definición, es una arbitrariedad. Hay amnistías alegres como la del 77 y tristes como la que usted menciona. Si la califico de 'triste' no es porque no pueda caber en la Constitución, sino porque no servirá para nada. El independentismo seguirá insultando a los demócratas», sentencia Melero.
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