Ignacio Martínez de Pisón: «La Tercera España no existió para Franco»
El escritor aragonés publica 'Castillos de fuego', novela que transcurre en el Madrid de 1939 a 1945
![Ignacio Martínez de Pisón, durante la entrevista](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/17/Martinez-Pison-RSQyrU32ShbY09GNByxsQML-1200x840@abc.jpg)
Pedimos a Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) que resuma en una frase su novela 'Castillos de fuego' (Seix Barral): «Es la historia de la gente corriente que intenta sobrevivir en tiempos atroces». Supervivencia: «En este momento una tortilla francesa es mucho más ... importante que Alexis de Tocqueville». Atrocidad de los tiempos: Madrid, de 1939 -el Año de la Victoria franquista- a 1945, la Victoria de los aliados.
'Castillos de fuego' no es otra novela más sobre la guerra civil, sino la recreación de los años más salvajes de la posguerra, advierte el autor: «Disponemos de mucha bibliografía sobre el 36 pero muy poca sobre lo sucedido a partir del 1 de abril del 39». Al repasar su obra, con títulos como 'El tiempo de las mujeres', 'Dientes de leche' o 'El día de mañana', el escritor subraya como rasgo común su carácter de crónica: «En mi recorrido por el siglo XX español faltaba una pieza, que había asomado de forma parcial en libros anteriores». En esta voluminosa novela Martínez de Pisón describe un sexenio de hambre, estraperlo, devastación física y moral, represión… 'Castillos de fuego' es un título ambivalente: «Alude a la pirotecnia de la fiesta de un bando que celebrará por mucho tiempo su victoria y, también, al fuego bélico que arrasa todo».
Entre ruinas y hambrunas deambula el tullido Eloy en sus intentos para salvar de la pena de muerte al hermano encarcelado; Basilio, profesor universitario en proceso de «depuración»; Valentín, que camufla «pecados» republicanos con el servilismo al Régimen; o el falangista Matías, que aprovecha su posición para traficar con bienes requisados.
«Como escritor realista no renuncio a la intrahistoria. Las vidas de las personas comunes dicen más sobre una época que las de las grandes figuras»
Criaturas imaginarias conviven con personalidades reales. «Mi idea es la novela total, en la que cada personaje implica a otros personajes de generaciones e ideologías diversas. Como escritor realista no renuncio a la intrahistoria. Las vidas de las personas comunes dicen más sobre una época que las de las grandes figuras», subraya.
Cuando, según versos de Gil de Biedma, «media España ocupó España entera» lo único bien visto es la adhesión, sin matices. No se tolera al enemigo, tampoco al tibio: «La Tercera España no existía para Franco», puntualiza Martínez de Pisón y pone de ejemplo a Basilio, trasunto literario de miles de maestros: «El franquismo los asociaba a la Institución Libre de Enseñanza en un momento en que la educación debía contribuir a un proyecto totalitario de sociedad. Muchos espabilados aprovecharon la ocasión para ocupar las plazas de los docentes depurados».
Enfrente de Franco, el maquis y unos comunistas que siguen ensalzando a la URSS, que ha firmado el pacto de no agresión con Hitler: «¡Stalin aliado con el nazismo, que es el aliado de Franco! En España, como había sucedido en Francia con la Resistencia, el maquis no se organiza hasta 1942 para dejar de ser unos huidos que viven como bandoleros en las montañas», explica.
Entre los personajes reales, Serrano Suñer, Arrese y su Falange domesticada; o Ridruejo, el falangista que no se deja domesticar. Y Franco, en la tramoya, engañando a todo el mundo: «Ridruejo deja sus cargos porque ve traicionada su revolución fascista y luego evoluciona hacia la democracia». En el otro lado, una oposición que no se pone de acuerdo cuando el Régimen está en la cuerda floja por una victoria aliada que no responderá a las expectativas de restauración democrática: «El problema de la oposición al franquismo es que no tuvo un De Gaulle», sentencia.
Crímenes del bando vencedor, y crímenes, también, entre los comunistas. Otro personaje real. El autor de 'Castillos de fuego' evoca el asesinato de Gabriel León Trilla por sus propios camaradas en el Campo de las Calaveras siguiendo órdenes de la cúpula del PCE: «Durante muchos años, los nietos de Trilla en Francia creyeron que a su abuelo lo mataron los franquistas… Hasta que un historiador los localizó y les contó la verdad, que lo mató el Partido después de haberlo calumniado, al tacharlo de desertor o traidor».
Martínez de Pisón dedicó dos años, los del confinamiento, a conjugar las voces de esta novela coral. De su bibliografía destaca, entre otras fuentes: 'Casi unas memorias', de Dionisio Ridruejo; 'Miseria y grandeza del Partido Comunista', de Gregorio Morán; 'Madrid 1945. La noche de los Cuatro Caminos', de Andrés Trapiello; 'Heriberto Quiñones y el movimiento comunista en España', de David Ginard i Féron… Deudor de la tradición realista madrileña, el aragonés reconoce la influencia de Galdós, Cela o Umbral.
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Le preguntamos, a modo de conclusión, sobre la utilidad de la llamada «memoria histórica» o «democrática»: «Esperemos que la guerra civil pase a ser un tema de los historiadores o la Literatura y no de políticos manipuladores». Así sea.
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