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Elon Musk: de extender la luz de la conciencia a meme

tierra trágame

EL periodista de Bloomberg Kurt Wagner publica un libro sobre la última década de Twitter, «el mayor desastre empresarial del siglo»

Twitter ya no vale ni el 30% de lo que pagó Elon Musk por la 'app'

Elon Musk, en una foto de archivo de 2020 en Alemania EFE
Javier Villuendas

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En 2024, más de la mitad de los diez más ricos del mundo lo eran por haber fundado, dirigido o invertido en grandes tecnológicas. No siempre fue así. Hace treinta años, había hasta un director de orquesta entre ellos, el suizo Paul Sacher, o el infatigablemente forrado Warren Buffet, aún al pie del cañón de la pasta. Gente con cierto glamour, como el capo del lujo Bernard Arnault que ahora lidera el ranking mundial.

Pero en los últimos años ha advenido una casta de informáticos de Silicon Valley quien, por ejemplo, introdujo la moda 'normie' para evitar perder tiempo eligiendo ropa (ese gran trastoque, sí, amigo psicópata…) o Jeff Bezos y su pugna contra Pablo Motos por ostentar el título de yayo mazado global. Y, claro, el 'mostro', el artista, el fiera Elon Musk, el tercer tipo más próspero del universo pero que necesita de algo más: que le rías los tuits y los memes.

El periodista de 'Bloomberg' Kurt Wagner acaba de publicar 'Twitter. El pájaro de la discordia' (ed. Península) en donde relata con el proverbial ritmazo del periodismo norteamericano la última década de la red social llamada hoy X, bautizada como el hijo del propio Musk, y justo 'naming' ya que han oficializado su bienvenida al contenido pornográfico... mientras nuestro Gobierno, se dice, prepara una cartilla de racionamiento al autoplacer con las webs, el ya llamado 'pajaporte'. ¿Un nuevo amanecer dorado en el ágora del debate faltón?

Del hippie Jack Dorsey, el anterior CEO, a Elon Musk, el dios renacentista que intenta llevarnos a Marte en un cohete mientras suenan chistes de Irene Villa en el casette, en este viaje de casi dos años en Twitter nuestro Leonardo De Lepe ha matado su nuevo juguete, que parece haber redireccionado ruta al cementerio zombi de las redes donde aguarda Facebook, que saluda senil. Hoy cuesta más rascar un seguidor en X que Rubiales y Ione Belarra se den el 'sí quiero'.

En esta investigación se detalla la loca compra de Twitter, con su intento de recular una madrugada a través de un tuit de Musk para infarto de los vendedores, y la obligación del juez de acometerla, y el posterior despido de gran parte de la plantilla para volver a contratar a muchos porque se le caía la cosa a pedazos... En resumen, una empresa pagada a 44.000 millones que este enero había perdido el 70% de valor.

Musk, de quien Dorsey dijo que iba a «extender la luz de la conciencia», entró en su primer día en la oficina con un lavabo y de risas. Le faltó 'El Cuñao' de Quintero. Pero lo mejor fue cuando consultó a sus millones de seguidores si debía dimitir de CEO. ¡Y salió sí en la encuesta! ¿Meme o memo? Antes de responder no olviden que la junta de accionistas de Tesla acaba de aprobar pagarle 56.000 millones de dólares, un Twitter coma tres.

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