El diario de Patricia
Se publica en España 'Diarios y cuadernos. 1941-1995', que recoge textos de los 56 cuadernos que Patricia Highsmith escribió y que se encontraron en su casa de Suiza
![Patricia Highsmith](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/08/30/PatriciaHighsmith.jpg)
«Escribir, claro está, es un sustitutivo de la vida que no puedo vivir, que soy incapaz de vivir» (Cuaderno 19, 17 de mayo de 1950). Pero Patricia Highsmith se referiría al crimen, por aquello de que Tom Ripley sea su alter ego. ... También hay un asesinato en su primer éxito, 'Extraños en un tren'. Vivir, Patricia Highsmith vivió, por mucha misantropía que se le suponga. Es como George Best: «Gasté mi fortuna en mujeres, alcohol y coches, el resto lo desperdicié». Ella también daba importancia a los coches: «Tener automóvil es como tener tu propia mujer. Son un gasto tremendo y te dan muchas preocupaciones, pero una vez que lo has tenido, ya no quieres pasar sin uno» (28/4/41).
Su vida se puede resumir en sexo, literatura, apreturas económicas, alcohol y tensa relación con su madre. Tiene más atracción por las mujeres que por el asesinato.
«No puedo pensar en nada que no sea Billie B. ¡Qué mujer!» (15 marzo 1941). «¡Las cosas que una ignora hasta que se acuesta con alguien! [Billie] Me ha ofrecido lo que parecía amor de verdad. Pero he decidido que es una falsa… O bien me quiere de verdad, o bien es fácil y superficial y un poco estúpida. No es tan espiritual como yo creía. Nació en Alemania. Mide 1.76» (16/3/41). «Ay, ojalá fuera inalcanzable. ¡Cómo la amaría entonces!» (24/3/41). «...Hemos estado sentadas en el sofá. ¡Billie soltaba tópicos, era como estar con mi familia. ¡Cómo me aburre!» (13/4/41). Billie es una de las infinitas mujeres sobre las que hablará, incluso de la forma más íntima. Habla de su regla y de la de las demás. Así, de la de Caroline Besterman, su gran amor. También acabó mal. Una extraña relación que incluía al marido, que estaba al tanto. Y ni siquiera cuando este murió pudo ser. La cabeza de esa mujer no estaba muy bien, según lo que cuenta Patricia, que tampoco es la mujer más fácil para convivir. Sostiene que «la valentía es la esencia de la feminidad y la ternura la de la masculinidad» (4/9/64). Y en cuanto a esa regla de la que tanto habla: «La semana pasada fue como un sueño de opio: espero ver a Helen mañana con grandes ojeras… Asocio además la semana pasada a ese peculiar fenómeno poco habitual en mí: el periodo menstrual. ¡Dios sabe que las mujeres están chifladas y Dios sabe por qué!» (14/12/41).
Muchos nombres conocidos
Aunque hay muchos nombres conocidos en sus diarios y cuadernos, no se detiene en ellos. Lo mismo se va a vivir «justo al lado de Piet Mondrian» (1943, Nueva York) que Jeanne Moreau le manda un regalo (1974) o va a visitarla (1992). O Muriel Spark se ocupa de su gato Spider (1968). Nada sobre que Sparks tomara de inspiración a Highsmith para una de sus novelas. Un personaje de Spark llevaba gusanos de seda en el sujetador, como Highsmith caracoles. Da cuenta de la muerte de su caracol más viejo en 1967. «Viajó de Inglaterra a América y otra vez a Inglaterra, fue a París cinco o seis veces, a Mallorca y Túnez».
Siguiendo con las negritas, a Arthur Koestler le dedica más espacio. Se acuesta con él en octubre de 1950: «La prensa menciona mi nombre tres veces a la semana, más o menos o eso me dice la gente. Koestler ha vuelto aquí y hemos intentado acostarnos. Un episodio triste, miserable. Absurdo y sonrojante de escribir: ha propuesto que nos acostáramos y no hiciéramos nada, cosa que como es natural le ha resultado imposible…. Koestler, eficiente como siempre, decide abandonar lo sexual conmigo. No sabía que la homosexualidad estuviera tan profundamente arraigada, ha dicho». Algunas veces saca la mala leche con algún escritor. 1 de febrero de 1951: «Deyá. Mallorca. En el restaurante Jaime I he visto a Robert Graves con unos vaqueros desaliñados, un pañuelo rojo afectadamente anudado al cuello. Su amante actual es la Diosa Negra, una chica mexicanoamericana que quizá posea fuego, pero no mucha belleza...».
«Un día feliz»
Carson McCullers aparece varias veces. La primera, el 29 de agosto de 1941, aunque no la nombre: «He leído 'Reflejos en un ojo dorado'. No me ha gustado nada». El 27 de febrero de 1949 va a su casa en Nyack: «Carson era muy hospitalaria, y nos hemos quedado unas 4 horas... Carson ha dicho repetidas veces que tengo 'muy buena figura'. Hemos tomado Coca Cola y jerez. Libros en las sillas y tanto ella como su madre, con pantalones...». Lo de los pantalones no es baladí. Patricia Highsmith vive en su tiempo y los pantalones son importantes. 14 de noviembre de 1949: «Un día feliz. He comprado unos Levi's (ahora 5,50$). Y he trabajado en el cuento. He ido a ver a Rosalind a las 9.30...». O el 1 de febrero de 1951: «Le he dado [a Sheila] mis Levi's más viejos para que me los guarde hasta que vuelva de Europa». Como si le hubiera dejado unas esmeraldas.
También es de su tiempo el comunismo. 11 de enero de 1941: «Compré entradas para el homenaje a Lenin en el Madison Square». 15 de enero de 1941: «Quería empezar 'Anna Karennina', pero tengo un libro nuevo, 'El poder soviético' [de Hewlett Johnson], encima de la mesa». El 13 de marzo de 1941: «He repartido panfletos de 8.30 a las 9. Me han llamado roja a la cara». Otra cosa de su tiempo es la ansiedad por el correo postal. 25/3/63: «Todos los días, en torno a la 1.10, elaboro una crisis en relación con el correo. El correo llega a la 1.20 aproximadamente. No puedo trabajar después de la 1.10, y coso un botón u ordeno la habitación para pasar el rato. Al final empiezo a preparar el almuerzo, aunque no puedo comer antes del correo… El correo siempre llega tarde en Italia. El correo es como una enfermedad incurable con la que uno tiene que aprender a convivir». Durante Mayo del 68 era su gran preocupación: «La Huelga General Francesa. A una no le molesta durante cinco días, aunque lo peor es la falta de correo…» (5/6/68). Otro signo de su tiempo: «Hoy me he dado cuenta de que tengo suficiente papel carbón para que me dure el resto de la vida: tres cajas. Es la idea más deprimente que me ha rondado este año» (2/6/69).
Autocrítica
Antes de que alguien critique sus diarios y cuadernos ya lo hacía ella. En 1968 repasó los de 1950: «Está bien llevar un diario, al menos para mí, pues necesito una sensación de continuidad…, ¡pero qué montón de bazofia que una no debería tomarse la molestia de escribir!». Seguramente se reiría de sí misma por la entrada del 22 de febrero de 1941: «Quiero dejar por escrito lo más exquisito en revelaciones sofisticadas...». Relee y añade. El 26 de julio de 1942 escribe: «La música de Wagner: casi toda buena para hacer el amor». Y en 1950 suma a esa línea: «¡Qué horror!» Sobre el futuro de los textos: «No sé quién llegará a leer alguna vez estas líneas, o quién debería molestarse en hacerlo. Pero estos son los días más precarios -o de los más precarios- que he intentado sobrellevar» (2 de enero de 1968).
La autora de 22 novelas (21 publicadas con su nombre y 'El precio de la sal', luego 'Carol', con seudónimo) tenía 56 libretas de espiral, que se encontraron entre la ropa de cama en su casa suiza. 18 diarios y 38 cuadernos escritos desde 1941 a 1995, año de la muerte de Patricia Highsmith. Anna von Planta, su editora, ha condensado 8.000 páginas en 1.000 (la edición española llega a la página 1.264, pero hay más cosas que las propias anotaciones de Highsmith). Y todo esto no es ninguna noticia, ni siquiera lo que la escritora nacida en Forth Worth (Texas) en 1921 cuente porque en España Anagrama publica 'Diarios y cuadernos. 1941-1995' meses después de que salieran en inglés y, por tanto, habíamos leído ya bastante sobre ello.
Anna von Planta estructura el libro de manera cronológica, dedicando casi la mitad a su juventud (41-50). Hay una explicación previa en los capítulos, con lo que está y con lo que no está. Por ejemplo, la inspiración de Ripley. Cuenta Von Planta que durante su estancia en Positano ve desde el balcón del hotel a un hombre en bermudas y sandalias por la playa, con la toalla al hombro. Que tiene algo de enigmático y no vuelve a verlo. Pero «se convierte en el modelo de Tom Ripley, el antihéroe que por fin asegurará éxito literario a Patricia Highsmith. Pat no deja constancia de ese momento en su diario ni en ninguno de los cuadernos. Los lectores lo descubrieran por primera vez en el ensayo que escribe en 1990 a propósito del proceso de creación de la serie Ripley».
16/12/68. «Jacqueline Kennedy: los americanos están ofendidos porque realmente se acuesta con Onassis... Las mujeres se acuestan con cualquier cosa que tenga que ver con el poder, el estatus social y el dinero. No sería tan malo si se acostaran con ello por placer, pero casarse es caer muy bajo».
Un poco antes (27/2/68) había escrito: «De haber sido ciega, podría haberme casado, estoy casi segura».
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