Blacksad: el gato detective más 'shakesperiano' vuelve a caer de pie
Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales publican la segunda parte de 'Todo cae', séptimo título de la serie y fenómeno editorial casi sin precedentes
Fouché, villano de cómic

A Juanjo Guarnido (Granada, 1967) le gusta recordar, quizá por aquello subrayar lo heroico de la gesta, los primeros días de Blacksad, cuando todo eran cejas arqueadas y consejos para darle un poco más de brillo a una serie que nació pegada al noir literario y cinematográfico. Chandler, Hammett y un felino de aspecto imponente para revolucionar el cómic en los albores del siglo XX. «Uno de los editores que nos quiso contratar al principio nos dijo que iba a quedar muy soso si sólo era policiaco, que lo tendríamos que mezclar con elementos fantásticos. Pero, claro, ¿más fantástico aún que hacer que el detective sea un gato?», recuerda entre risas el dibujante ahora que John Blacksad, el felino investigador más famoso de la historia y la historieta, regresa a las librerías con la segunda parte de 'Todo cae' (Norma), séptimo título de la serie y un auténtico fenómeno editorial: sólo en Francia, donde los álbumes anteriores ya acumulan más de 2,5 millones de ejemplares vendidos, se ha realizado una tirada inicial de 280.000 ejemplares.
Y no sólo eso: la semana pasada, esta segunda entrega de 'Todo cae' era el tercer libro más vendido en el país galo sólo por detrás del ganador del Goncourt y del último Asterix.
Pura fantasía para una serie galardonada con el Premio Nacional de Cómic y cinco premios Eisner y de la que Guarnido y el guionista Juan Díez Canales (Madrid, 1972) no contemplan alejarse, mucho menos despedirse, como se ha insinuado en los últimos días. «No sabemos de dónde viene el rumor de que siete álbumes, siete vidas y se acabó Blacksad, pero seguimos teniendo la misma pasión por el personaje», aclara Guarnido. «Es nuestro primogénito, la primera cuña que metimos en el cómic cuando prácticamente los dos estábamos resignados a trabajar en animación y a andar de curritos el resto de nuestra vida», añade el dibujante.
Larga vida, pues, a un gato detective que, después del colorido 'road trip' de 'Amarillo', regresa aquí a su hábitat natural, el humeante y bullicioso Nueva York de los años 50, el de las altas esferas, los bajos fondos y los animales antropomórficos. «La gente echaba de menos ese ambiente urbano más sórdido y sombrío», desliza Guarnido. «Nueva York es nuestra mitología moderna -añade a su lado Díaz Canales-. Igual que durante siglos la cosa estuvo girando alrededor de la 'Odisea' o la Biblia, la mitología moderna está muy ligada a la cultura norteamericana, que es la cultura triunfante del siglo XX».
Villanos visionarios
En la ciudad de los rascacielos, Blacksad tendrá que medir fuerzas con Lewis Solomon un turbio constructor con cabeza de halcón y ambición desmedida. Un villano de tintes clásicos inspirado en un personaje real: el urbanista Robert Moses. Un «visionario» que, explica Díaz Canales, «manejó la política urbanística de Nueva York durante tres décadas» y cuyas contradicciones y ambigüedades lo convertían en la fragua ideal para forjar a Solomon. «Es ese tipo de personaje que no es sólo malo o ambicioso, sino que, en cierta medida, también es idealista. Tú puedes no estar de acuerdo con su visión ideal del mundo, pero le mueve eso. En realidad no se trata tanto de corrupción o de acumular dinero como de tener poder suficiente para llevar a cabo su visión», ilustra el guionista.
Y la de Moses, subraya Díaz Canales, pasó de la obra social a todo lo contrario: autopistas urbanas y túneles demasiado estrechos para los transportes públicos. «Es como los personajes 'malos' de Shakespeare, que son tan humanos porque también les remueve la conciencia. El arrepentimiento los devora y los carcome por dentro«, defiende Guarnido.

La cita al bardo de de Avon no es casual: de principio a fin, 'Todo cae' está atravesado por el hilo de la tragedia shakesperiana, con guiños nada velados a 'Macbeth' y 'Julio César' y el teatro como hilo conductor de alguna de las tramas que conducen hasta Alma Mayer, el gran amor de Blacksad. «Igual que en otras ocasiones nos hemos referido a la literatura de la generación beat, en este caso era muy interesante, porque Shakespeare es tan universal, tan profundamente humano, que venía muy bien, porque los animales en Blacksad no están ahí para hablar de los animales, sino del alma humana», explica Guarnido.

«Nada es banal: ni la elección de los animales ni las escenas que se desarrollan en segundo plano y que podrían parecer anecdóticas», añade Díaz Canales durante la presentación de un díptico con el que han querido compensar «con una historia una poco más larga» los más de siete años que pasaron entre 'Amarillo' y la primera entrega de 'Todo cae'«. »Siete álbumes en 23 años son muy poquitos. Queda mucho por contar«, relativiza el dibujante, entregado aquí a la minuciosa recreación de una ciudad que se extiende más allá de Manhattan para llegar hasta The Cloisters,donde Lewis Solomon ha instalado una suerte de refugio medieval. «Es un guiño a 'Ciudadano Kane' y a esa pulsión que tenía William Randolph Hearst por coleccionar obras de arte, incluido un castillo», desvela Díaz Canales.
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