Muerte en Illumbe, el paraíso negro y criminal de Mikel Santiago

El autor vasco culmina con 'Entre los muertos' su trilogía ambientada en una población ficticia de la costa vizcaína

Mikel Santiago, fotografiado en Mundaca Enrique Moreno

Illumbe no existe, así que nos montamos en un autobús rumbo a una novela. O, mejor dicho, a tres: las que Mikel Santiago (Portugalete, 1975) ha ambientado en una población ficticia entre Guernica, Bermeo y Mundaca. Un Castle Rock vizcaíno, ... una relectura a la vasca de Cabot Cove, del que Santiago se despide, aunque sólo sea de momento, con 'Entre los muertos' (Ediciones B), thriller de precisión en el que todo se resume en una frase que cae a plomo en una de las páginas interiores. «Hay muertos que nunca descansan y que nunca deberían descansar», escribe Santiago. «Es el alma de las tres novelas: cada una habla de un muerto del pasado, un cadáver que nunca se explicó», resume un autor que, para celebrar el cierre de la trilogía, ha invitado a algunos periodistas a visitar los escenarios que inspiran sus novelas. Porque por más que para llegar a Mundaca se puedan tomar dos caminos, para llegar a Illumbe sólo hay una manera: a través de sus novelas.

De momento, la ambientación le ha salido de fábula y, pese a que el parte meteorológico sólo daba nublado, llueve con ganas sobre el puerto de Mundaca. Y llueve, claro, porque tanto 'Entre los muertos' como las dos anteriores, 'El mentiroso' y 'En plena noche', son thrillers oscuros y pasados por agua. Novelas carcomidas por una humedad que va calando como aquellos aguaceros sin fin de la trilogía del Baztán.

«Ahora escampará», bromea Santiago mientras posa para las fotografías como si acabara de bañarse vestido en las marismas de Urdaibai, paraje natural que alimenta una novela protagonizada en esta ocasión por Nerea Arruti, una agente de la Ertzaintza que será al mismo tiempo arte y parte en el caso a investigar. «Era un desafío. Tenía ganas de cambiar el tipo de personaje de mis novelas, aunque en realidad Arruti también tiene muchos rasgos en común con los anteriores: no pertenece a ningún sitio, tiene complejos y traumas, es una inadaptada… Bien pensado, quizá no he escapado mucho de mí mismo», explica entre risas.

El final del camino

«Es una coronación, un colofón», explica Santiago a la hora de resumir 'Entre los muertos'. Atrás queda la comisaría de la Ertzaintza de Guernica, centro de operaciones de Arruti, y por delante se abre una empinadísima carretera de curvas pronunciadas y recodos imposibles. Ahí empezaba 'A plena noche' y ahí, entre la maleza de la cuneta y los restos calcinados de un Hyundai Kona, arranca también una tercera novela que echa a rodar cuando un accidente de tráfico se convierte en algo mucho más perverso e inquietante.

Mikel Santiago posa en las calles de Mundaca Enrique Moreno

Un crimen supuestamente perfecto que se irá ramificando en un sinfín de asuntos cada vez más oscuros y delictivos. En el menú, tiroteos, tráfico de drogas, torturas, autopsias bajo sospecha, prostitución juvenil…. «Cosas del día a día. Nada realmente sorprendente. Están ahí en el abanico de crímenes habituales. Ahora mismo, por ejemplo, esto es un vergel para plantar marihuana. O lo de mover droga en los bajos de los coche. Son todo casos de 2021«, relativiza. Por tener, 'Entre los muertos' tiene incluso a Belda, un (supuesto) villano de eco legendario y presencia escurridiza inspirado en el Keyser Söze de 'Sospechosos habituales'. «Está bien que los escritores reconozcamos cuando tomamos prestadas ideas de otros lados», defiende Santiago.

«El pacto entre el creador y el lector se renueva, y lo que ahora se denomina best seller son las historias que se han adaptado mejor a este nuevo pacto»

Mikel Santiago

Escritor

Cualquier cosa con tal de «generar curiosidad y ganas de saber», máxima que guía los pasos de un autor que, tras vérselas con el terror psicológico y el thriller sombrío, firma ahora su primera investigación policial más o menos pura. Un relato detectivesco generoso en escenas de comisaría y jerga forense. «Era lo lógico para alguien como Arruti, un personaje muy absorbido por su trabajo y cuyo entorno es casi necesariamente policial», explica.

Poder e impunidad

Sigue lloviendo en Mundaca, por lo que recorrer la costa en barco queda descartado. «Ahí es donde me imagino que aparece el cuerpo de Eleder», dice de pronto Santiago señalando unas rocas de negro casi volcánico que se alzan a los pies de la Ermita de Santa Catalina. Eleder es, por atar cabos, una de esas constantes que conecta los diferentes libros de la trilogía y uno de esos personajes con los que el autor de 'La última noche en Tremore Beach' se permite seguir ahondando en las brechas sociales y las diferencias de clases. El poder de la impunidad y la impunidad del poder. «A Illumbe le pasa como a la sociedad vasca: es muy densa y todo está muy pegado. Ahora mismo estás en la Gran Vía de Bilbao, donde los pisos cuestan un millón de euros, y en un paseíto de diez minutos yo te llevo al lumpen», señala un autor que no esconde que siempre le han intrigado los claroscuros que rodean las vidas de los más acaudalados. «Ante la falta de grandes supervillanos, me da la sensación de que las clases más pudientes tienen las capacidades para, si hiciese falta, quitar a alguien de en medio. Es el poder de saltarse la ley», reflexiona.

También la literatura, aún hoy, es una cuestión de clases, algo que a Santiago, con 150.000 ejemplares vendidos de las dos primeras novelas de la serie y cerca de un millón contando las siete que ha escrito, le ha tocado descubrir del lado de los llamados, no siempre cariñosamente, autores de best seller. «El pacto entre el creador y el lector se renueva, y lo que ahora se denomina best seller son las historias que se han adaptado mejor a este nuevo pacto. Una prosa más ligera, frases más cortas, más diálogo… Hay gente que se adapta mejor y gente que quiere seguir tocando jazz o interpretando a Chopin. Pero eso no quiere decir que un best seller tenga que tener menos calidad. Al contrario», relata un autor que anda estos días compaginando la promoción de su última novela con la grabación de una nueva serie de crónica negra. Una suerte de 'Crims' a la vasca del que, lamenta, no puede dar más detalles. Habrá que esperar, como también habrá que hacerlo para saber si lo suyo con Illumbe es un adiós o un hasta luego. «Hay un montón de deudas pendientes con Illumbe y con los personajes que más que han gustado, así que puede ser que regresemos pero con un concepto nuevo», avanza.

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