‘Matadero cinco’: el absurdo de la guerra según Kurt Vonnegut
Blackie Books reedita la obra maestra del escritor y Astiberri la convierte en cómic
![Ilustración de Alberto Monteys que condensa todos los saltos en el tiempo de BillyPilgrim, el protagonista de ‘Matadero cinco’](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/03/06/matadero1-kPaC--1248x698@abc.jpg)
«Todo esto sucedió, más o menos», escribe Kurt Vonnegut (1922-2007) en la primera página de ‘Matadero cinco’ . Y lo que sucedió, más o menos, es que un crío de poco más de veinte años se fue a la guerra, ... contempló horrorizado cómo las bombas convertían la ciudad de Dresde a un desolado paisaje lunar y, nunca mejor dicho, vivió para contarlo. Esto, claro, sería la versión resumida; el texto de solapa que durante años acompañó al escritor estadounidense, icono de la contracultura e insospechado superventas mitad Mark Twain mitad Ray Bradbury .
La larga, la que nos interesa, tiene que ver con el absurdo de todo conflicto bélico y con la ciencia ficción como doble fondo en el que refugiarse ante el sinsentido de la vida. Y tiene que ver, claro, con las travesuras de una novela legendaria que, de la Tierra al p laneta Trafalmadore pasando por los escombros barrocos de Dresde, logró capturar como pocas el desarme moral y emocional que dejó la Segunda Guerra Mundial . Un erial repleto de cadáveres del que parecía imposible que naciese nada, menos aún un prodigio de humor negro, viajes en el tiempo e inocencia interrumpida a bombazos.
«Después de una matanza sólo queda gente muerta que nada dice ni nada desea: todo queda silencioso para siempre. Sólo los pájaros cantan. ¿Y qué dicen los pájaros? Todo lo que se puede decir sobre una matanza; algo así como ‘¿Pío-pío-pi?’ », escribe Vonnegut en uno de los párrafos más subrayados de 'Matadero cinco (o la cruzada de los niños)', novela que durante años sólo ha podido leerse en castellano en una edición de bolsillo de letra prieta y cubierta color butano –sí, la de Compactos Anagrama, editorial que publicó el libro en 1988 tras la edición de Grijalbo de los setenta– y que Blackie Books acaba de reeditar.
Texto fogoso
Se mantiene el color anaranjado, santo y seña de un texto fogoso y explosivo, pero cambia la traducción, a cargo en esta ocasión de Miguel García Temprano. Nuevos tiempos para un título con el que la editorial barcelonesa inaugura una Colección Vonnegut que, coincidiendo con el centenario del nacimiento del escritor, seguirá creciendo en 2022 con ‘Desayuno de campeones’ y ‘Cuna de gato’.
‘Matadero cinco’, avanzadilla de esa celebración, coincide en las librerías con la espléndida adaptación al cómic firmada por Albert Monteys y Ryan North que Astiberri publicó el año pasado. Una nueva vuelta de tuerca al universo vonnegutiano que rehace la odisea intergaláctica de Billy Pilgrim , alter ego del escritor y superviviente del bombardeo sobre Dresde, que se acuesta siendo un viejo viudo y se despierta, alehop, el día de su boda. And so it goes (‘así fue’), que diría el propio Vonnegut en la frase más memorable del libro.
Así que, con el centenario a la vuelta de la esquina y la estulticia campando a sus anchas, tanto reedición como cómic vienen a celebrar la inmensa valía de una obra que, publicada por primera vez en 1969, ha pasado a la historia como el más feroz alegato antibelicista. «La guerra de Vietnam hizo a nuestros líderes y nuestros motivos parecer tan cutres y estúpidos que pudimos finalmente hablar de las cosas terribles que les hicimos a la peor gente imaginable, los nazis», explicó en su día un autor que, reconocido con un Corazón Púrpura , tardó más de dos décadas en poder terminar ‘Matadero cinco’. «Es muy difícil recordar lo que no tiene sentido», relativizaría años más tarde.
De la trinchera a la librería
Se refería, claro, a esa sucesión de atrocidades absurdas que Billy Pilgrim sufre en la novela y que el propio Vonnegut, apresado por los nazis en 1944, vivió antes que él. Y es que, capturado en la frontera durante la batalla de las Ardena s, al autor de «Galápagos» lo enviaron a Dresde para trabajar en una fábrica de suplementos dietéticos, y ahí estaba el 13 de febrero de 1945 cuando el cielo se abrió y un millar de aviones británicos y estadounidenses redujeron la ciudad alemana a cenizas. «Matadero cinco: 135.000 víctimas en pocas horas. Solo una persona sacó provecho de la masacre. De un modo u otro, recibí dos o tres dólares por cada persona muerta», recordaba con sorna en ‘The Paris Review’.
Si él no corrió la misma suerte que el resto fue porque se refugió en un almacén de carne excavado bajo tierra. Sí, el almacén del Matadero número 5 . Así fue. Al salir, Dresde había desaparecido. «Había tantos cadáveres que los soldados alemanes dejaron de enterrarlos y simplemente los quemaban en el acto con lanzallamas», escribió. Ahí seguían también los pájaros , con sus trinos y sus ‘¿pío-pío-pi?’. «No hay nada inteligente que decir sobre una matanza», le hace decir a Billy, En este caso, sin embargo, Vonnegut se equivocaba.
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