libros de vino y rosas
«El lobo de mar»
Jack London. Grandes Clásicos Mondadori. Traducción: Javier Calvo. 21,90 €. 376 pág.

Jack London fue un tipo indómito y fiero como los territorios y los mares que a menudo recorrió. Hombre hecho a sí mismo, autodidacta en lo bueno y en lo malo, London nunca pudo completar los estudios universitarios por falta de recursos. Fue prácticamente de todo. Se mató a trabajar en una fábrica de conservas, fue marino mercante, buscador de oro en el Yucón (embrión de su memorable «Encender una hoguera» ), ostrero pirata, luego se pasó al lado bueno de la ley y fue miembro de la Patrulla Costera .
Se sentía entre las nieves tan hombre como en mitad de las borrascas y fue un socialista de corazón más por humanidad (sabía de veras lo que era la explotación) que por haberse empapado de «El Capital» , y murió joven, my joven, a los cuarenta años, el 22 de noviembre de 1916.
Todavía hay quien apunta la causa de la muerte en un posible suicidio, aunque se ha impuesto la teoría de que pudo ser una sobredosis de morfina, opiáceo que debía administrarse debido a fuertes dolores que le producía una terrible y dolorosísima enfermedad: la uremia.
Pero en tan corta vida, Jack London (nacido John Griffith Chaney, al parecer hijo no reconocido de un reputado astrólogo, William Chaney ) quien siempre había considerado la literatura un medio para conseguir un buen puñado de dólares, se convirtió en uno de los grandes escritores de la literatura universal.
Algo más que novelas de aventuras
Sus experiencias (muy duras a menudo) en contacto directo con la indomable Naturaleza impregnan muchas de estas obras ya clásicas. Personalmente, London también tuvo que enfrentarse a situaciones difíciles, al límite de la condición humana ( «El peregrino astral» sería un ejemplo), un durísimo y extremo aprendizaje vital que lo convirtió en un profundo conocedor de los desgarros del alma y el corazón del hombre, de la maldad y la bondad, del bien y el mal, lo que dotan a sus obras de una profundidad y una emoción siempre descomunales, bajo el aparente y ligero calificativo de novela de aventuras .

En 1904, con tan solo 28 años, London escribía una de sus grandes obras, «El lobo de mar» , tan auténtica como lo pueden ser «Colmillo blanco» , «La llamada de la selva», «Cuentos de la Patrulla Pesquera» o «Antes de Adán» una de las más impresionantes historias de ciencia-ficción primigenia jamás escrita y que nos sitúa en el cerebro de uno de nuestros antepasados cuando la especia vivía en las copas de los árboles, aquellos terrores atávicos como el caerse de las ramas que luego el ser humano incorporaría como una de sus recurrentes pesadillas... Antes de «Master and commander» , antes de las novelas de Patrick O'Brian , London escribió «El lobo de mar» que ahora recupera con feliz y saludable traducción de Javier Calvo la colección Grandes Clásicos de Mondadori .
Experiencias extremas
Bajo la lupa de una experiencia extrema en alta mar, Jack London vuelve a poner sobre el tapete la enclenque condición humana a través de dos personajes tan fascinantes como contrapuestos. Uno de ellos, el idealista, culto, esteta y refinadísimo intelectual Humphrey Van Veyden. El otro, Wolf Larsen, un tipo duro, un marino cuya única ley es la de su beneficio y que el viento le sea favorable en la caza de foca que cada mañana acomete con fiereza rayana en el fanatismo. Un tipo duro y sin una lágrima de escrúpulos, inspirado sin duda en alguno de los «lobos de mar» (más esteparios que gregarios) que London hubo de conocer en sus tiempos de marinero.
Saltarán chispas entre ambos, rayos truenos y centellas, en una apasionante colisión entre los culto, ético y estético de Van Veyden y lo arcanamente primitivo, instintivo y brutal del capitán Larsen. Un duelo de titanes, ángeles contra demonios, cara y cruz de una misma moneda: el inabarcable y a menudo incomprensible ser humano.
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