Agustín Fernández Mallo: «En la literatura el inmovilismo cae por su propio peso»
El responsable del «Proyecto Nocilla» regresa al panorama literario con un remake de «El hacedor» de Borges
Agustín Fernández Mallo lo ha vuelto a hacer. O al menos lo ha intentado. Cinco años después de sacudir el panorama literario español con el «Proyecto Nocilla» , el escritor gallego da una nueva vuelta de tuerca a la creación perpetrando «El hacedor (de Borges), Remake» (Alfaguara). Un trabajo en el que reescribe un clásico en letras mayúsculas de la literatura universal aderezándolo con elementos técnicos que el propio Borges no hubiera imaginado ni en sueños . La típica lectura lineal de la obra se modifica ligeramente, al disponer el lector de vídeos colgados en YouTube , capturas de Google Earth , fotografías hechas con el móvil y hasta una versión «alternativa» del libro especialmente diseñada para iPad y otras tabletas.
Todo ello nutrido con el humor propio de la científica prosa de Fernández Mallo, que halló la borgiana inspiración de «una manera espontánea». Había terminado «Nocilla Dream», estaba a punto de empezar «Nocilla experience» y, sin mediar «Kit kat» (no sería propio, tratándose del «nocillero») empezó, ni más ni menos, a reescribir a Borges. Porque sí, «sin preguntarse por qué, lo estaba leyendo y me di cuenta de que quería escribirlo, como quien quiere dar un beso y lo da» . Pero es que Fernández Mallo se ha atrevido a dar un sonoro beso de tornillo al escritor bonaerense, reescribiendo «la metáfora que me comunicaba cada cuento y escribiendo lo que me suscitaba el título de cada poema» contenido en «El Hacedor».
No obstante, fue el primer libro de Borges que leyó Fernández Mallo y el que, sin duda, más caminos le suscitaba para narrar. « Me interesa mucho cómo Borges hace cuentos emocionantes a través de la filosofía, la ciencia o las matemáticas , a pesar de que son materiales fríos y no pertenecen a la sentimentalidad habitual. Siempre he pensado que las ciencias son un elemento poético». Y se dijo: «Alguien ya ha hecho esto, así que ahora puedo hacer yo mi camino o, al menos, intentarlo». El intento se hizo realidad y, finalmente, logró poner por escrito todas esas historias que imaginaba cada vez que leía «El hacedor» y sobre las que planea, como él mismo reconoce, «la idea de que la originalidad absoluta no existe». Una idea cien por cien borgiana y con la que Fernández Mallo está «completamente de acuerdo. Toda mi literatura es eso, esa idea de que la originalidad a veces está en reescribir algo de otra manera , darle una vuelta y verlo desde otra óptica».
En todo el libro planea «la idea de que la originalidad absoluta no existe»
Esa otra mirada sobre «El hacedor», hecha sin pretensiones de cambiar la vida del lector (según puntualiza el autor), le ha permitido verse reflejado en el espejo de los años literarios. Fernández Mallo ha visto cómo ha evolucionado su estilo, sus obsesiones... y el cambio percibido le ha gustado (el cuento “Mutaciones”, que aparece en el libro, es de lo que más satisfecho está de cuanto ha escrito en su vida). Eso sí, lejos de psicoanalizarse, el creador del Proyecto Nocilla prefiere «dejarse llevar por el impulso, sin pensar demasiado. Cuando un escritor empieza a pensarse a sí mismo algo empieza a ir mal . Me considero poeta y la poesía es algo que no se calcula ni se piensa de antemano, es algo que surge, es un vómito emocional. Eso es lo que hago cuando escribo».
El futuro de la literatura
Y es algo que seguirá haciendo, sea cual sea el soporte que contenga su obra. Convencido de que los nuevos soportes y la literatura están condenados a entenderse, considera que el libro electrónico es algo «lógico que forma parte de una evolución que supera al marco literario, pero no va a provocar la desaparición del libro en papel , sino que amplía el espectro de posibilidades. Este libro es una prueba de ello: una convivencia tranquila y bien avenida entre los distintos soportes». Un pensamiento optimista que no todos comparten en la industria literaria. Se trata, según Fernández Mallo, de un «discurso apocalíptico. Existe y existirá un libro electrónico, y eso no es nada malo. Lo que va a ocurrir es irremediable, pero hay una serie de gente pataleando que tendrá que asumir que hay una evolución y que las cosas cambian . Es un inmovilismo que cae por su propio peso».
Una rotunda predicción de alguien que reconoce que la información que le ha permitido crear un mundo literario no le ha venido únicamente de los libros, «también de la televisión, que me encanta, y de la música». Y es que Fernández Mallo alerta de cierto «fundamentalismo asociado a la lectura. No estoy seguro de que la literatura per se nos haga mejores. Es una idea que emana del pensamiento humanista y que fracasó en la Segunda Guerra Mundial. Creíamos que la cultura nos haría más humanos y no fue así ». Juicio que no sabemos si Borges compartiría, aunque en el plano estrictamente literario el escritor tiene claro que «el concepto del libro le interesaría, ver cómo se despliega en una serie de vídeos, músicas... Le gustaría que existiera». ¿Y qué pensaría del contenido? «Eso nos quedaremos sin saberlo». Juzguen ustedes mismos.
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