Suscríbete
Pásate a Premium

DE VINO Y ROSAS

«Crezco»

Ben Brooks. Blackie Books, 232 páginas. 21 euros.

david morán

Crecer, como decía Santiago Roncagliolo , es un oficio triste. A no ser, claro, que uno sea un jovenzuelo que se dispone a abandonar derrapando la adolescencia y su trabajo consista básicamente en experimentar con estupefacientes, fantasear con ganar el Booker Prize y, en fin, intentar yacer con (casi) cualquier compañera de sexo femenino.

En tal caso, el trabajo se convierte en deporte de riesgo y el verbo en cuestión (crecer, para entendernos) no es más que un eufemismo para concentrar noches en vela, mañanas de resaca, confusión y, en resumen, tratar de buscarle un sentido a todo lo que implica vivir encarcelado en esa edad intermedia en la que uno ha dejado ser un niño pero aún no es un adulto.

ABC

Y a eso es precisamente a lo que se dedica Jasper, protagonista de «Crezco» e indisimulado álter ego de Ben Brooks (Gloucestershire, 1992), jovencísimo autor británico que con solo veinte años ya ha conseguido las palmaditas en la espalda de quienes andan buscando permanentemente nuevas voces generacionales . Y por más que Brooks retrate con deslenguada sinceridad y gran sentido del humor juergas y dilemas sacadas de su propia experiencia, lo cierto es que «Crezco» va más allá del retrato generacional para dar a entender que, en efecto, e sto de crecer es un trabajo a jornada completa .

Tópicos reformulados

«El ahora es para hacer el capullo, el mañana es para hacer algo», señala casi al final uno de los personajes que revolotean alrededor de Jasper. Y si algo consigue «Crezco» es recrearse gozosamente en ese ahora recorriendo la distancia que separa «El guardián entre el centeno» de la serie británica «Skins» y desmenuzando, entre visitas al psicólogo y tópicos reformulados con ingenio e ironía callejera, esa adolescencia que los adultos se esfuerzan por no ver y los jóvenes glorifican casi sin querer.

La de Brooks es una voz rabiosamente divertida y singularmente atrevida

No extraña pues, que el libro, algo así como el decálogo de todo aquello que cualquier padre no querría ver jamás hacer su hijo , se haya emparentado rápidamente con «Menos que cero», de Bret Easton Ellis y, salvando las distancias, «El guardían entre el centeneno».

Y es que, igual que ellos, Brooks tira del hilo de su entorno -llámenle generación, llámenle grupo de amigos- para dar con una voz que, si no es original, sí que es rabiosamente divertida y singularmente atrevida.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación