El pasatiempo narrativo del día: Kiko Ledgard
EL PUZLE DE EDU GALÁN
Las soluciones al puzle se ocultan en el texto: encuéntrelas y disfrute de su sapiencia por partida doble
«Al conocer la declaratoria de guerra a Bolivia [por parte de Chile], el Perú se aprestó a defender a su hermana. Como no podíamos sospechar lo que era una guerra, no tomamos en cuenta la magnitud de sus efectos, ni tampoco podíamos suponer lo ... que es el odio al enemigo». La abuela de Kiko Ledgard, la escritora Sara Neuhaus, describió a la vez la batalla del Alto de la Alianza o Tacna (1880) y el espíritu de cualquier guerra. Varias vivió Menéndez Pelayo quien, al tiempo que Perú se desangraba, firmó el primer volumen de sus 'Heterodoxos'.
Kiko Ledgard nacería tan sólo diecisiete días después del fin de la Primera Guerra Mundial: 1918. ¿Pensaron sus padres que el bebé no vería otra guerra en Europa? La familia de Ledgard se asemejaba entonces a la que retrató Fernán Gómez en 'Las bicicletas son para el verano': se hacía imposible imaginar una contienda en 1936. Ese año su hermano Walter, nadador excepcional, acudiría a los Juegos Olímpicos de Berlín. A punto estaba de disputar la final de los 400 metros libres cuando la delegación peruana decidió retirarse. Las malas artes hicieron que tan sacrosanta competición ordenase repetir el Austria-Perú de fútbol por una supuesta invasión de hinchas peruanos. Hitler no se podía permitir otro(s) Jesse Owens.
Como su hermano Walter, Kiko Ledgard fue un deportista consagrado: en 1946 ganó los pesos medios de su país. Después trabajó en una aerolínea, IBM, una agencia de publicidad. Empezó a decidir qué ser en la vida cuando Italia decidió ser república. Real lágrima real, la de Humberto II al abandonar el palacio de Quirinal en Roma. Daban -sobre- las tres de la tarde del 13 de junio de 1946. Humberto no volvería a pisar su tierra; moriría en Suiza en 1983. Su calavera de monarca evolucionó desde la de Australopithecus: la primera de estos primates homínidos la encontraron los antropólogos Louis y Mary Leakey. Era 1959: en Tanzania se moría uno de calor. El calor mutuo de las parejas se medía en 'La pareja 6', el primer programa que presentó Kiko Ledgard el mismo año que los antropólogos gritaron «¡Eureka!». Trabajó en la televisión peruana hasta que el dictador Alvarado le dejó: a los treinta y seis meses del golpe, Perú era irrespirable para Ledgard.
Con su bagaje como presentador, Chicho Ibáñez Serrador lo quiso al frente de 'Un, dos, tres'. Las dos etapas primigenias (1972-1974, 1976-1978) le convirtieron en uno de los personajes más queridos de España. Al concurso aportó ese aire de ligereza y hedonismo que el último franquismo quiso vender. En Estados Unidos la potente distribución y la nueva época traía la popularización del porno: 'Garganta profunda' (1972), con Linda Lovelace.
A tanta popularidad, tanto deseo de otros de lo tuyo. '¿Quién mató a la suegra de Kiko Ledgard?', tituló ABC un año después del secuestro (1973, efeméride de la inauguración de las Torres Gemelas). Exigían a su suegro, rico empresario, un rescate de 200.000 dólares. No sabían que durante toda la búsqueda a ella ya no se la podía encontrar: la asesinaron al poco de capturarla en una casa de las afueras de Madrid. El principal acusado, Amado Granell, fue absuelto. «Si no se llega a descubrir la verdad siempre ha de pesar sobre Amado Granell la desconcertante densidad de la duda», dijo el sospechoso a este diario. El crimen nunca ha sido resuelto.
MÁS INFORMACIÓN
Tras 'Un, dos, tres', la fama de Ledgard se fue extinguiendo y parecía que su oportunidad (con sesenta años) regresaba en la peruana América Televisión en 1981. En la presentación del acuerdo quiso demostrar sus habilidades atléticas subiéndose en una barandilla. Las imágenes no demuestran si fue un desequilibrio o una persona que le rozó. El caso: cayó desde dos alturas y tuvo importantes consecuencias. El icono feliz las acarreó hasta su muerte en 1995. Quizá ese azar a principios de los ochenta marcó otro fin: el de la libertad sexual que habían popularizado los sesenta y setenta. A ese horror se le bautizará sida pero en aquel instante 'Morbidity and Mortality Weekly Report' lo catalogó como una neumonía extrañamente presente en drogadictos y homosexuales.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete