Juan del Val: «Alguna gente tiene una necesidad imperiosa de enfadarse»
En verano, las conversaciones ocurren en la orilla de una playa o el borde de una piscina. A Del Val no le importa que lo salpiquen el agua ni la polémica
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![Juan del Val en la piscina del hotel Rius, en Madrid.](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/07/15/jua-val-tsieiera-R6Wdj4bF0s05f2lYmx9AnZK-1200x840@abc.jpg)
Al guionista, escritor y colaborador de 'El Hormiguero' Juan del Val (1970) lo llaman polémico. Así lo conocen todos. Él se considera un tipo directo, nada más. Tras una adolescencia y juventud marcadas por la rebeldía, Del Val dio tumbos entre institutos, comisarías y andamios. No estudió ninguna carrera y comenzó a ganarse la vida como albañil en una obra. Pero el tiempo transcurrió y las cosas cambiaron.
Trabajó en medios como Radio Nacional de España, Televisión Española, Antena 3 o Melodía FM, donde presentó el programa 'Lo mejor que te puede pasar' junto a la que hoy es su mujer, Nuria Roca. Con ella escribió los libros 'Para Ana (de tu muerto)' y 'Lo inevitable del amor'. Ha publicado ya tres novelas y viene en camino una cuarta. De eso hablará en esta entrevista. Pero primero, lo primero: saltar a la piscina de la rabiosa actualidad.
El Hormiguero
Juan del Val forma parte del equipo de 'El Hormiguero', el programa de entrevistas y entretenimiento que desde hace casi veinte años presenta Pablo Motos de lunes a viernes, en el horario estelar de Antena 3. Es el espacio líder en audiencia y por ahí han pasado desde Will Smith hasta el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. Quienes forman parte de su elenco son carne de twitter y en tiempo de polarización todavía más. Y aunque Juan del Val ya se había curtido como tertuliano de Ana Rosa Quintana, su faceta como 'el polémico' de 'El Hormiguero' quintuplicó su visibilidad. Él es consciente de eso, así lo cuenta junto al borde de la piscina del hotel Riú, en Madrid, donde hemos quedado para la entrevista.
–Al finalizar la temporada de 'El Hormiguero', Motos dijo que la ideología no debe arruinar la diversión. ¿Eso realmente ha pasado?
–Creo que la gente vive las cosas con mucha más normalidad de como las vivimos en los medios. La calle es una cosa y los medios y twitter son otra. Pero, aun así, creyendo que no es para tanto, sí ha habido un momento de polarización que me ha preocupado. Cuando Pablo decía eso, estaba hablando de que hay que disfrutar de las amistades, independientemente de lo que vote el otro y lo que opine el otro.
–Usted o Miguel Lago han recibido denuncias por delitos de odio. No es una muy buena señal.
–En mi caso ocurrió con un tema sobre los niños superdotados. Es una historia ya antigua. Y respecto a lo de Miguel Lago tiene que ver con lo de «sorda y bollera», que fue como Irene Montero describió a una concejala de Podemos. Lago lo que hizo fue ironizar sobre el hecho de que se considerase una virtud el ser sorda y bollera. Pienso que la gente no escucha lo que se dice, sino lo que conviene que alguien haya dicho.
–¿Cómo se lleva eso en el día a día?
–Al principio provoca cierta frustración. Al final, te acabas acostumbrando y piensas 'pues decidme lo que os dé la gana, porque yo no he dicho eso'. Es frecuente que la gente opine sobre lo que cree que has dicho, no sobre lo que has dicho.
–¿Sale cara hoy la ironía?
–No soy de ponerme estupendo. No sale nada caro, en absoluto. Hay una parte de la gente que no se lo toma todo tan en serio, que entiende que es una broma, aunque pueda gustarle más o menos. Pero también hay otra parte de la gente que siente la necesidad imperiosa de enfadarse. En esta sociedad tan cursi, la persona que se ofende, cree que tiene razón por estar ofendida. 'Es que me he ofendido, pídeme perdón'. Bueno, pues soluciónatelo tú.
–¿No se disculpa usted? ¿No le gusta?
–Soy bastante contrario a pedir perdón de una manera gratuita. Es una de las cosas que siempre he reivindicado y criticado cuando ocurre: el famoso que pide perdón cada vez que hace una declaración. Me parece de cobardes y de poco humildes también.
–Mójese, señor Del Val. ¿España se rompe? ¿Está tan crispada?
–Nos ponemos en cuestión permanentemente, hasta de lo que somos. España es un país muy potente. No se ha destruido ni creo que se vaya a destruir. No están las cosas tan mal. Soy un optimista de nacimiento.
Las novelas
En 2017 publicó 'Parece mentira' y luego 'Candela', galardonada con el Espasa de Novela en 2019. Dos años después regresó con 'Delparaíso', una novela que relata el día a día en una urbanización inspirada en La Finca. Casas deslumbrantes, coches de gente con dinero y que vive de espaldas no sólo al mundo del que intenta distanciarse sino también al propio. En la cuarta y más reciente, 'Bocabesada', que Planeta publicará el 27 de septiembre, vuelve sobre el universo de los personajes cotidianos o incluso autobiográficos.
«La nueva novela está protagonizada por un personaje que se llama Martín Varela. Es un escritor que trabaja como colaborador en programas de bastante éxito. Su última novela, basada en una urbanización de lujo, tuvo muchísimo impacto y se va a hacer una serie. Entonces, a partir de ahí, él decide mandarlo todo al carajo y se marcha a Nueva York a escribir». A la pregunta sobre si se trata de un alter ego, Juan del Val ríe. «La novela se mueve siempre entre la realidad y la ficción». Posando ante la cámara, atiende a las indicaciones de la fotógrafa. Patea el agua una, dos, tres veces. Cuantas le pidan.
Le importa bastante poco su personaje público o la percepción que sobre éste pueda llegar a existir. O al menos eso dice él. La fama a Juan del Val le llegó tarde. «Procuro estar en la calle todo el tiempo. Para mí eso es importante. La ventaja que tengo con respecto a otros comunicadores es que no tengo miedo, porque en el fondo me da igual lo que digan. La fama me ha pillado muy mayor, con más de 50 años. Si yo iba a estar pendiente de lo que dijeran de mí, imagínate tú».
–¿Libros o tele? Son mundos distintos, ¿no?
–Sí, lo son. Pero al final soy yo. Estoy pivotando en dos maneras de comunicar distintas y dos lenguajes distintos. Sin embargo, donde soy yo, en esencia, es en la literatura. En la televisión hay un componente que cuadra con mi personalidad, y con algo que disfruto mucho: la provocación. Me encanta provocar. Pienso que cualquier persona que intenta crear tiene que tener un espíritu de provocación, que es algo que yo creo que echo en falta en muchísimos personajes públicos.
–¿Les falta imaginación?
–Son personajes cobardes. Si estás permanentemente pendiente de lo que piense tu madre, tu vecino, el de la asociación de no sé qué, al final eres un señor incapaz de decir nada. Lo he notado en mí. Cuando hablo en la tele, por algún motivo que no se sabe bien cuál, lo que digo tiene mucha repercusión. Creo que es por ser directo. Y hay demasiados personajes que no paran de hablar sin decir nada. Es como el que escribe sin escribir nada.
–¿Se publica demasiado?
–Creo que siempre se ha publicado mucho. Las editoriales publican masivamente para acertar. Tampoco es algo demasiado comprometido para ellos, publicar y publicar y publicar. Si aciertas, ya está. A mí me ha ido muy bien siempre. Vendo cada vez más.
–¿Del último cuánto vendió?
–Más de cien mil ejemplares.
–¿Gracias a la tele?
–La gente que me ve en la tele es una y la gente que me lee es otra. Y no coinciden tantas veces. Hay quienes me leen y no me ven en la tele, y quien me ve en la tele y no me compra el libro. Evidentemente. Estoy en un programa que tiene una media de 3 millones de personas de audiencia. Ojalá me compraran el libro la mitad.
–¿En dónde se siente más cómodo, como guionista o novelista?
–Soy escritor. Y luego soy guionista. Las cosas son completamente distintas. Un guionista escribe para otro, siempre. Un escritor escribe lo que le da la gana, por lo menos yo puedo permitirme ese lujo. Yo cuando escribo un guion de tele, no escribo para mí. Escribo para otra persona o para otras personas.
–¿Para qué sirve el verano? ¿Para escribir? ¿Para no hacer nada?
–Es el primer verano que tengo vacaciones en tres años. Con el ritmo que llevo de curro, puedo escribir muy poco. Cuando llega el verano es cuando y avanzo con las novelas. Y esta que se publica ahora pues me la curré casi todo el verano pasado. Entre verano y navidades. Vamos, que llevo sin descansar tres años. Para mí el verano ha sido escribir y casi siempre es escribir, pero este será para descansar. Es el primero que voy a... Iba a decir a tocarme los huevos, que es una expresión muy castiza.
–En modo polémico, ¿qué es lo peor del verano?
–Me molesta la gente que protesta por lo que es el verano. A mí la playa me encanta. Me encanta que esté llena de gente, tomarte una cerveza en el chiringuito, los niños gritando, la gente que juega a las palas y no te deja pasar, los cuerpos normales o amorfos, con defectos. No he visto un cuerpo normativo en la playa en mi vida. La orilla de la playa es el lugar más democrático del mundo. Todo el mundo es feo ahí. Bueno, o casi todo el mundo. Porque estás como eres. Sí, la gente no está posada, no tiene un filtro.
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