Por qué el libro de Luisgé Martín sobre el crimen de José Bretón debe publicarse
Cuando hablamos de una obra literaria, no resulta aconsejable entrometerse en la libertad de pensar y escribir, y publicar, lo que cada uno quiera
Ruth Ortiz: «No puedo pasar por alto que le den voz al asesino»

Decía Walter Lippmann en su clásico ensayo 'Prensa y libertad' que a menudo es esclarecedor preguntarse cómo ha llegado alguien a los hechos en los que se basa su opinión. Cuando hablamos, como es el caso, de una obra literaria, resulta mucho menos aconsejable entrometerse ... en la libertad de pensar y escribir, y publicar, lo que cada uno quiera. Eso debe estar garantizado siempre, y limitado sólo por el código penal, lo mismo que somos libres de mantener una opinión crítica sobre la obra resultante y expresarla. Y si hay dos derechos que coliden, el juez podrá decidir.
'El odio', libro de Luisgé Martín, ha saltado a la actualidad porque en él se narra el espeluznante asesinato con la voluntad de 'entrar' en la mente de José Bretón, ejecutor del crimen monstruoso, el de sus dos hijos, Ruth y José, de 6 y 2 años, en un caso de violencia vicaria atroz. La madre de los niños ha denunciado que el libro le da voz al asesino.
Es cierto que Luisgé Martín mantuvo conversaciones con el asesino, por teléfono, carta y en la visita a la cárcel que se narra pormenorizadamente. Es cierto que lo estudia, trata de desentrañar su lógica criminal y, final e inevitablemente, lo humaniza. Y es cierto que no tuvo la prudencia o la necesidad de contactar con Ruth, la contraparte. Pero el libro debe publicarse.
Sabemos por dónde (y por dónde no) ha llegado el escritor a su opinión. Pero su viaje literario tenía como fin escribir un libro, en la estela de Emmanuel Carrère o Truman Capote, que se acercaron a asesinos para contar su historia en 'El adversario' y 'A sangre fría'. La narración incluye el proceso de escritura, las dudas sobre su pertinencia y la descripción del desamparo carcelario del criminal. Lo que en las noticias fue fundamental, el rigor al informar y el resultado del proceso, es en este caso, en el libro, secundario. Importa más adónde lleva Luisgé Martín al lector, si vale la pena el viaje a un odio y un dolor que, por muchas palabras que le pongamos, no tendrá nombre. Debe publicarse el libro. Y quien quiera que lo lea y piense si le valió la pena sentir algo difícil, nauseabundo, cuando la lectura de 'El odio' llega a su fin.
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