Jesús del Campo: «La zafiedad es progresista»
En 'Panfleto de Kronborg', el filólogo asturiano denuncia la crisis cultural presente
![El escritor Jesús del Campo, en Barcelona, durante la presentación del libro](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/07/05/jesus-campo-ReaxNpUfDFjr9skjuSh0N7N-1240x768@abc.jpg)
Jesús del Campo (Gijón, 1956) viajó al castillo de Kronborg que inspiró el 'Hamlet' de Shakespeare. A punto de entrar se detuvo para fotografiarse en el lugar de Bob Dylan en su álbum 'Blonde on Blonde'. Asomaba el 'Panfleto de Kronborg' (Acantilado), un ... periplo con un reparto tan provocador como la portada del 'Sargent Pepper's' de los Beatles: Cervantes, Marx, Velázquez, Trump, Franco, Molière, Lawrence, Jagger & Richards. «El rock derribó el Muro de Berlín», subraya.
Ficha
!['Panfleto de Kronborg'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/07/05/Panfleto-de-Kronborg-U60670686562lpq-366x450@abc.jpg)
'Panfleto de Kronborg'
El panfleto es el género idóneo para expresar el hartazgo del autor ante el lenguaje chabacano del patio de vecinos donde «se habla peor y se miente más». En la política, la música y la calle, advierte, «la fealdad se ha hecho crónica». Al componer este collage, el filólogo inventaría la herencia cultural de Occidente que ha deteriorado la vulgaridad «que nos hace más pequeños y manipulables». A la España del tertulianismo y la tangana política se le da una higa dónde para Kronborg y ningunea a los clásicos al no saberlos incorporar a su conducta diaria.
«Aclamar un gol de Messi era la victoria de Cataluña. Los viejos hippies, como Chomsky, entraron al trapo de ese juego emocional»
«Cuando más endeble es el nervio cultural de la nación, somos más vulnerables a la tentación de las emociones», afirma. El proceso independentista es un ejemplo de emoción callejera que se confunde con el fútbol: «Aclamar un gol de Messi era la victoria de Cataluña. Los viejos hippies, como Chomsky o Yoko Ono, entraron al trapo de ese juego emocional», observa.
O el populismo. «No se concibe el auge del populismo español sin la desidia del partido socialista que lo vio crecer y que, en vez de reprocharle su zafiedad amenazante, agachó la cabeza y lo tuvo por novedad saludable y quizás ejemplar», escribe Del Campo. La política de Podemos le parece «hormonal y adolescente».
«No se concibe el auge del populismo español sin la desidia del partido socialista que lo vio crecer y que agachó la cabeza»
El populismo que derriba estatuas en nombre de la memoria histórica vive de la profanación: «Quienes de pronto vieron crueldad en una estatua fueron incapaces de ver la crueldad ambiental de los dogmas de ahora mismo, por eso prefirieron hacer una especie de acupuntura histórica sobre un puñado de figuras del pasado. Se disfrazaron de justicieros para ocultar su pulsión inquisitorial», observa. «¿Antifascismo? Cuando una idea se transforma en chollo se pudre». En esta España, «la zafiedad es progresista», ironiza.
Opresores y oprimidos
Quienes promueven la República, solo se quedan en el postureo de la bandera tricolor y el gorro frigio. «Es lo fácil. Lo difícil es cultivar los valores republicanos como relación civilizada de un individuo con los demás», subraya Del Campo. Como la política requiere pocos filtros, nuestros políticos ágrafos presentan como lucha de clases el embate de la vulgaridad contra la solemnidad: «Fingir simpatía por los oprimidos puede ser la forma más rápida de seguir oprimiendo», sentencia.
La crisis del XXI fomenta la emocionalidad, condena el pudor, la sobriedad, el elitismo, la elegancia… «No se sabe si son los más quienes con su vulgaridad fuerzan al político a abaratar su discurso o si, por el contrario, es el poder mismo el que fomenta la pedagogía de la vulgaridad», concluye el autor de 'Panfleto de Kronborg'.
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