El orgullo de Javier Gómez Navarro: una colosal biblioteca de viajes con edificio propio y miles de libros
El exministro, que fue presidente de la Sociedad Geográfica Española y fundador de la revista 'Viajar', reunió 25.000 ejemplares, algunos de hasta 30.000 euros
Muere Javier Gómez Navarro, exministro de Felipe González y responsable de Barcelona 92
![Javier Gómez Navarro, en su biblioteca anexa a su casa madrileña en 2021](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/29/javier-kTiH-U1507822420358XG-1248x770@RC-RED6etOLmhSqyd1eqGJpZOL-1200x840@diario_abc.jpg)
Se nos marchó Javier Gómez Navarro, pero quedará para siempre su recuerdo como político y su popular faceta como bibliófilo empedernido. Porque sí, el que fuera ministro de Comercio y Turismo entre 1993 y 1996, además de propietario de la revista 'Viajar', forjó a golpe de esfuerzo y trabajo una biblioteca con edificio propio y un tesoro de valor incalculable en su seno: 25.000 volúmenes. Una buena parte de ellos, la columna vertebral, centrados en los viajes; aunque no faltan los grandes clásicos de los descubridores y aventureros que, con su valor y gallardía, pusieron sobre blanco desde África hasta el Nuevo Mundo.
Este bosque de papel –con varios pisos, por cierto– cautiva por el conocimiento y los recuerdos que atesora. Fotografías con Ted Kennedy, políticos de aquí y de allá... Es, en la práctica, una de las bibliotecas privadas de viajes más importantes del mundo.
«Aquí es dónde me refugio, dónde me encuentro cómodo con mi vida pasada y mi futuro», explicaba Gómez Navarro en una entrevista concedida en 2023 a 'Cuatro'. El refugio en cuestión se halla en un edificio separado de su vivienda, y su valor, en la actualidad, es incalculable. «Estoy orgulloso de mis guías Baedeker y Murray, las dos son colecciones completas, y entre mis joyas bibliográficas destaca un Mercator y libros que valen entre 20.000 y 30.000 euros. No son una broma», añadía el ex político en declaraciones a 'El Correo'.
En lo que a viajes se refiere cuenta con unos fondos equiparables a los de la Biblioteca Nacional. Y todo ello, a base de constancia. Y es que, para nutrir al leviatán, el ex ministro admitió frecuentar las librerías de viejo, como Guillermo Blázquez, especializada en obras antiguas y poco conocidas. «Los coleccionistas somos adictos a comprar, y a veces nos pasamos. Suelo pasear por la cuesta de Moyano y voy mucho al Rastro. Durante 30 años, no ha habido sábado y domingo que no lo haya visitado», insistía.
Y eso, sin contar el tiempo que se pasaba frente al ordenador en páginas dedicadas a la compraventa de este tipo de tesoros. Todo era poco para levantar la que era su pasión.
Decía Gómez Navarro que no le afectaba demasiado el estrés; para el antiguo político, aquel era una suerte de compañero de viaje que no podía esquivar. Y esa tranquilidad la trasladaba también a su biblioteca. «A veces pienso en qué sucederá con ella cuando no esté. Si no encuentro una oferta de una institución que implica la buena gestión de los libros, se la dejaré a mi mujer y a mi hija y que hagan con ella lo que quieran», afirmaba.
Historia de los viajes
La ventaja del que lee es la gran cultura que, quiera o no, termina por atesorar. Y, como enamorado de los libros del género en cuestión, Gómez Navarro era un firme defensor de que la historia de nuestro planeta se puede narrar a través de los viajes. La Humanidad, insistía, había surgido en África para, a continuación, expandirse por todo el globo. Y otro tanto, estaba convencido, había sucedido con la llegada de los europeos a las Américas. «A partir de entonces, el mundo empezó a empequeñecerse y se produjo una especie de reencuentro entre culturas», explicaba.
También era partidario de que, a pesar de que personajes como Marco Polo habían atesorado una gran fama, su mismo viaje lo habían repetido miles de franciscanos y religiosos que el Vaticano había enviado a Oriente en busca de una supuesta nación cristiana, la del preste Juan. ¿Por qué se hizo, entonces, tan popular el marinero veneciano? Por su capacidad para alumbrar una obra que hacía asequible a cualquier lector su periplo. Algo que el mismo Gómez Navarro quiso lograr con su revista.
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