Jane Goodall, todo empezó con un peluche
TERRA IGNOTA
Desveló los aspectos más humanos de los chimpancés con los que convivió en Tanzania
Adrien de Gerlache: sobreviviendo en la noche polar
![Jane Goodall, durante una entrevista con ABC en 2015](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/06/03/DAMBin-RDswwFwZz49kPtqoKGGuDzI-1200x840@diario_abc.jpg)
La vocación de Jane Morris Goodall comenzó cuando sus padres le regalaron un chimpancé de peluche, que ella llamaba Jubilee. A sus 90 años, todavía lo conserva. El amor a este muñeco la llevó a viajar a la granja de una amiga en ... Kenia en 1957, donde descubrió una vida animal que siempre la fascinó. Durante seis décadas, Goodall estudió la conducta de los chimpancés, desvelando sus similitudes no sólo genéticas sino también sociales con los seres humanos.
Sus apuntes y sus libros constituyen un legado que ha permitido desmontar muchos tópicos, pero a la vez han suscitado una polémica que sigue viva. Hay colegas que cuestionan sus conclusiones sobre la sociabilidad de los primates, argumentando que Goodall cambió su forma de comportarse al ofrecer alimentos y personalizar su carácter. Ella admitió parcialmente este reproche al reconocer que la guerra entre clanes de chimpancés podría haber estado motivada por la comida que dejaba en la selva tanzana.
Lo que nadie discute es que Goodall, nacida en Hampstead en 1934, fue una gran naturalista que dedicó su vida a la protección del medio ambiente y luchó contra el maltrato a los chimpancés y otros mamíferos, argumentando que eran seres con una sensibilidad análoga a la de los humanos. Fue una de las personalidades más activas en la campaña contra la caza del zorro en Inglaterra y también se opuso al transporte y utilización de primates para experimentación. Tras llegar a esta convicción, se negó a comer carne animal.
Goodall pasó buena parte de su vida en el parque natural de Gombe Stream en Tanganika (hoy Tanzania), a donde llegó en 1960. Tres años antes, conoció al paleontólogo y arqueólogo Louis Leakey, que investigaba a los homínidos en la garganta de Olduvai George. Leakey la contrató como secretaria. En 1958, volvió a Londres para estudiar el comportamiento de los primates.
Interesado en los vínculos de los gorilas y los chimpancés con el hombre, Leakey recaudó fondos para investigar su conducta en Gombe Stream. El científico confío la misión a Goodall, que viajó a Tanzania acompañada de su madre. Tenía 26 años. El país era un protectorado británico.
Goodall se instaló en un campamento en la selva, cerca de una numerosa colonia de chimpancés. Vivía en una cabaña y se pasaba las horas observando su conducta. Poco a poco se fue ganando su confianza hasta ser aceptada como miembro de uno de sus clanes. Se comunicaba con ellos, participaba en sus reuniones e incluso les llegó a tocar, siendo el primer ser humano en interactuar con ellos.
Una de sus aportaciones más valiosas fue el descubrimiento de que los chimpancés utilizaban herramientas. Hasta ese momento, se hablaba del ser humano como 'Homo faber'. Ella demostró el error de esta concepción, ya que esos primates utilizaban una rama que introducían por un agujero para capturar termitas.
LADO OSCURO
«Creí que los chimpancés eran mejores que los seres humanos. Después, me di cuenta de que pueden ser brutales»
La investigadora inglesa se esforzó en buscar las similitudes culturales entre los monos y los hombres, subrayando que el afecto, la amistad y el altruismo eran valores compartidos. Pero también descubrió la crueldad de los chimpancés, que acorralaban a una especie más pequeña, llamada colobos. Los llevaban hasta la copa de los árboles, les cercaban y luego les descuartizaban y se repartían los restos. Igualmente, observó que las hembras más fuertes mataban a sus congéneres para eliminar a posibles rivales.
La naturaleza tenía un aspecto cruel que desconcertó a Goodall: «Durante una década creí que los chimpancés de Gombe eran mejores que los seres humanos. Después, me di cuenta de que pueden ser brutales y que tienen un lado oscuro».
Hasta la fecha, los científicos no nombraban a los primates. Simplemente les ponían un número. Goodall rompió la tradición y bautizó a los chimpancés con los que se relacionaba. David era un macho con mentón gris, Goliath era fuerte y dominante, Gigi, una hembra estéril y Filo era la madre de media docena de hijos. Había más de una veintena de integrantes de este grupo, del cual ella era el miembro de menor rango.
Jane se casó con un fotógrafo del 'National Geographic', pero su matrimonio duró sólo siete años. Hoy reside en su país natal, siendo miembro de numerosas instituciones para proteger la vida animal. No ha perdido su conexión con África, a la que viajó hasta la epidemia del Covid.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete