Cuando la izquierda consideró progresista la telebasura
Quedan unos días para la última emisión de 'Sálvame', el programa estrella de Telecinco, esa mezcla de tertulia rosa y duelo a garrotazos. ¿Por qué Podemos y ERC defienden el formato que más contradice sus principios?
Mediaset recula y cambia la fecha del fin de 'Sálvame'
![El programa estrella de Telecinco se emitirá por última vez a finales de junio](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/06/04/telebasura-movil-U501618580855LGI-RWEf15uy8qOO9bDTj0Au2PI-1200x840@abc.jpg)
Más de trece temporadas y 6.800 programas después, 'Sálvame' se emitirá por última vez en unos días. En plena resaca electoral, tras la disolución de las Cortes y el adelanto de los comicios generales, llega a su fin más de una década de ... grescas, celebridades de garrafón, boicots de anunciantes, demandas judiciales, multas y hasta el intento de un código ético para atenuar su tono. El programa estrella de Telecinco se apaga.
Esa mezcla de tertulia del corazón y duelo a garrotazos saldrá de la parrilla. El lugar de Jorge Javier Vázquez, su presentador histórico, lo ocupará la periodista Ana Rosa Quintana, diana contra la que Podemos disparó en su campaña durante las elecciones autonómicas. De ahí que los ecos de la noticia no se hicieran esperar en el mundo político.
El exlíder de Podemos y exvicepresidente de Gobierno, Pablo Iglesias, defendió a Jorge Javier Vázquez como militante de izquierdas e incluso le ofreció trabajo en Canal RED con un programa que llevaría por nombre 'Rojos y maricones', en alusión a una de las frases icónicas de Vázquez. Este espaldarazo estuvo precedido de un pulso constante de Iglesias contra Ana Rosa Quintana, presentadora del magacín de actualidad matutino. La acusó de «sinvergüenza y corrupta».
Tras el anuncio del cese de 'Sálvame', el diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián, también fijó posición: «No voy a entrar en el clasismo de juzgar, porque yo me crié con otro tipo de televisión, pero es mucho más útil, mucho más certero, llega muchísimo que en un programa como 'Sálvame', que ven centenares de miles de personas, se hagan proclamas tan sencillitas como que el fascismo está mal, la homofobia está mal o el racismo está mal».
¿Es progre 'Sálvame'?
Resulta curioso que la izquierda política, incluso las fuerzas independentistas, defiendan un programa que contradice sus principales banderas. Cuesta pensar que un formato que se nutre del modelo italiano de las cadenas de Berlusconi, donde reina el histrionismo y los rumores dados como ciertos, sea considerado ahora progresista.
«En ellos cobra protagonismo el griterío, la humillación de invitados y colaboradores, el machismo rampante, la banalización de cualquier tema en aras de una diversión malsana. No son programas inocuos. Los espectadores se enganchan al televisor para ver el siguiente linchamiento público y reírse de las miserias del prójimo. Lo que debería ser un programa del corazón ha derivado de lo rosa al amarillismo», explica la escritora y periodista Elisenda Roca sobre la naturaleza televisiva del formato.
Catorce años de 'Sálvame'
El 98,1 por ciento de los españoles mayores de 4 años ha visto el programa alguna vez. «Se enganchan para ver el linchamiento»
La descripción de 'Sálvame' quedaría incompleta sin hablar del estilo directo de Jorge Javier Vázquez, su presentador desde el año 2009. Lenguaraz, histriónico y provocador en su trato con invitados y colaboradores, quiso también serlo en política. Apoyó a Pedro Sánchez, Ángel Gabilondo, Mónica García, Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. La significación excesiva, en buena medida sobreactuada, de sus ideas llegó a su clímax cuando, en medio de un debate sobre la casa de Pablo Iglesias en Galapagar, salió en defensa del líder de Podemos y agregó, para apostillar: «Este es un programa de rojos y maricones».
De haber tenido una bata de cola, la habría sacudido. «'Sálvame' supo crear un universo propio, una familia disfuncional, con un patriarca, Jorge Javier Vázquez, y unos colaboradores que se dejan destrozar vivos cada tarde. Está claro que ha sido una decisión de la nueva dirección de la cadena ya que el programa, si bien había sufrido un desgaste después de catorce años en antena, tenía unos índices de audiencia más que respetables. Ahora bien, en ningún caso 'Sálvame' es un programa progresista y de izquierdas por mucho que su presentador repita que es un programa de 'rojos y maricones'». El análisis de Elisenda Roca toca un tema clave: la audiencia.
Rojos (los números)
Hubo mucha más política en 'Sálvame' que en la declaración de Jorge Javier Vázquez sobre su homosexualidad y rojerío. El cambio de consejero delegado de Mediaset es importante. Tras la salida de Paolo Vasile, CEO durante 23 años, Borja Prado fue nombrado presidente de Telecinco. Los cambios se anunciaron desde el comienzo, uno de ellos: la decisión de que Sálvame perdiese peso en la programación.
A la manera de un programa matrioska, había acabado colonizando la parrilla con 'Sálvame Limón', emitido de lunes a viernes, de 16.00 a 17.00; 'Sálvame Naranja', de 17.00 a 19.00 (horario para protección del público infantil), y finalmente 'Sálvame Deluxe', los viernes de 22.00 a 2.30 de la madrugada. Producido por La Fábrica de la Tele, 'Sálvame' convirtió a la empresa de ÓOscar Cornejo y Adrián Madrid en una de las factorías que más horas produce para Mediaset.
Podemos y ERC
«Lo defienden porque hay una posición explícita de apoyo a la izquierda»
Al comienzo vinculado a la tertulia sobre los protagonistas de los realities emitidos en la cadena o también sobre las novedades, descalabros, amoríos y desgracias de los personajes de la farándula, 'Sálvame' acabó haciéndose autosuficiente. Construyó una narrativa propia basada en la visibilidad y popularidad de sus colaboradores e incluso en las peleas y reconciliaciones entre ellos. De Belén Esteban como «princesa del pueblo» a las desavenencias de las hermanas Campos.
Según la consultora Barlovento Comunicación, el 98,1 por ciento de los españoles mayores de 4 años ha visto 'Sálvame' alguna vez. Su emisión más vista de la historia del programa fue un 'Sálvame Deluxe' de febrero de 2011, en el que Belén Esteban protagonizó un interrogatorio con un polígrafo acerca de asuntos de su vida privada, y que consiguió un 25,2 por ciento de cuota de pantalla, es decir, 3,4 millones de españoles enganchados a la tele. Durante la pandemia, en pleno confinamiento, cosecharon números aún mayores: 1.992.000 espectadores de media. A partir de ahí, la curva se desplomó. Entre 2020 a 2023, 'Sálvame' pasó de 1,99 millones a 1,15 millones de espectadores.
Pan, circo y ministras
En un intento por frenar la sangría, Telecinco emitió la serie documental 'Rocío: contar la verdad para seguir viva', protagonizada por Rocío Carrasco, hija de la cantante Rocío Jurado, quien en distintas entregas manifestó y describió haber sufrido maltrato a manos de su exmarido Antonio David Flores, para más inri colaborador del programa, quien acabó despedido de manera ejemplarizante. Al día siguiente de la primera emisión, la ministra de Igualdad, Irene Montero, entró en directo no sólo para mostrar su apoyo a Rocío Carrasco, sino para asegurar que había sido objeto de maltrato.
¿Puede una ministra emitir un juicio de ese tipo sin abogado, juicios y en horario estelar? «La izquierda política, y en este caso el apellido es importante, lo hace todo por sentido utilitarista. El caso de 'Sálvame' quizá es el más jacarandoso y frívolo. Pero es que hace lo mismo con cosas más importantes, como los filicidios. Hablan de eso cuando lo ha cometido un hombre, no una mujer. Siempre es el mismo uso utilitarista.
No hay progresismo
«Por mucho que JJ vÁzquez repita que es un programa de 'rojos y maricones'»
'Sálvame' es defendido porque hay una exposición explícita de apoyo a la izquierda», asegura el columnista y escritor Juan Soto Ivars, autor de 'Arden las redes' y 'La casa del ahorcado', ensayos publicados por Debate. «Es lo mismo que hacen con Pablo Motos al sacar trozos descontextualizados de su programa, cuando sucede algo con un entrevistado. El historial de Jorge Javier está lleno de momentos vergonzantes. Lo que cambia la actitud hacia Pablo Motos o Jorge Javier es el discurso de unos y otros».
«Todo esto es una gran impostura», dice al otro lado del teléfono el escritor Sergio del Molino, también columnista de series y televisión. «Este programa representa una manifestación popular que suele asociarse con el pan y circo y con la que la izquierda ha tenido casi siempre una posición elitista. La defienden por las opiniones políticas de Jorge Javier Vázquez». Del Molino subraya la condescendencia subyacente sobre Sálvame como espacio de colocación de mensajes.
Lectura mediática
«A mí me parece normal todo esto», explica Soto Ivars. «La relación entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz es 'Sálvame'. Más allá de lo que diga Jorge Javier, la forma de hacer política de Podemos es el cotilleo. Van por ahí vendiendo sus puñaladas, su vida privada, sus asuntos. Tienen el mismo nivel argumentativo de Belén Esteban. Podemos es el 'Sálvame' de la política».
El crítico literario y periodista italiano Walter Siti señaló el alcance de este fenómeno en sus novelas 'El contagio' y 'Demasiados paraísos'. En ellas apuntaba al papel de la televisión de los años de Berlusconi como un mecanismo de lumperización de la burguesía. «En esa novela expresaba que la televisión se había convertido en un instrumento para transformar las ideas en lugares comunes. La televisión coge la realidad y la transforma en estereotipo. Las personas simples y sin defensas culturales ven el estereotipo y lo imitan. Poco a poco la vida se va degradando. Se convierte en el espectáculo televisivo».
Ecosistema mediático
«El único consumo de este tipo de programa solo puede ser irónico»
Que un programa de entretenimiento y prensa rosa haya terminado en el campo semántico de un enfrentamiento político es un dato relevante acerca de los vicios o las inconsistencias de los bloques políticos con respecto a los medios.
«En el caso de la izquierda, es posible que haya abusado de la impugnación de la diferencia entre alta cultura y baja cultura, como demuestra la reciente defensa de programas como 'Sálvame'. Creo, pese a todo, que el consumo de este tipo de programas sólo puede ser irónico, no creo que haya demasiados españoles dispuestos a tomarse en serio algo así», asegura el filósofo Diego Garrocho. Del lado conservador, también hay fenómenos replicables. «No creo, pese a todo, que el eje izquierda o derecha sea demasiado fecundo a la hora de interpretar el ecosistema mediático español».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete