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Irene Vallejo y la revolución de los héroes invisibles de 'El inventor de viajes' a 'El infinito en un junco'

La escritora celebra los cinco años de la publicación de su ensayo junto a la recuperación de un relato que concibió en la misma época

Irene Vallejo durante el encuentro con la prensa en Madrid EFE
Celia Fraile Gil

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Durante sus largos paseos por Zaragoza cuando era pequeña, si el abuelo de Irene Vallejo se encontraba una cáscara de plátano en el suelo la recogía, la tiraba a la papelera y le decía: «¿Ves? Alguien podría haberse roto la pierna al caerse con ... ella. No sucederá porque la hemos recogido, pero nunca lo sabrá porque el bien no se nota». También comprobaba que las tapas de las alcantarillas estuvieran bien ancladas, que los andamios de las obras estuvieran bien sujetos y regaba los árboles de su calle durante los tórridos veranos en la ciudad.

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