Instrucciones para salvar el último tesoro cervantino
El segundo testamento de Catalina de Salazar, uno de los documentos cervantinos más interesantes y que se creía perdido, ha aparecido en Toledo. Sin embargo, su estado lo hace inaccesible si no se invierte en su correcta recuperación
Cervantes y la Exposición Iberoamericana
![Una página del primer testamento de Catalina de Salazar, con su firma](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/21/tesoro4-R3ABOx5cAwRZOw5QEvf7v2L-1200x1340@diario_abc.jpg)
Los testamentos se presentan como una de las piezas documentales más buscadas por los investigadores. Son una fotografía fija al final de una vida: junto a los objetos materiales que rodearon en sus últimos momentos al testador, también conocemos algunas de sus últimas voluntades. Así, ... en un testamento hay mucho de cuerpo y de tierra (de herencia y de deudas), pero también de alma y de cielo (sus querencias y sus recuerdos). De la familia deMiguel de Cervantes se han conservado varios testamentos que nos dicen mucho de su situación económica, pero también algo de su temperamento, de sus sueños y de sus pesadillas. Entre las líneas rígidas de un documento legal siempre se pueden entresacar datos curiosos, necesarios. Un testamento es siempre un diálogo con nuestro pasado, sabiendo que el futuro está a punto de terminar, que está llamando a la puerta de nuestra muerte.
El 8 de junio de 1585, firma Rodrigo de Cervantes su testamento en Madrid. Además del orgullo de declarar que no debe cosa ninguna a persona alguna, nos deja un misterio, pues nombra herederos universales de sus bienes –que poco se detallan porque son escasos, a decir verdad– a los hijos que ha tenido con Leonor de Cortinas: Miguel, Rodrigo, Andrea, Magdalena… y Juan. Cinco días después es enterrado llevándose a la tumba este misterio.
El 11 de octubre de 1610 hace su testamento Magdalena, la hermana pequeña de Cervantes. Además de las fórmulas habituales y las misas que se pagan para la salvación de su alma o para la redención de cautivos, no se olvida de su sobrina Costanza, a quien deja lo poco que tiene. Pero más interesante es que en este momento deja constancia escrita de la deuda de 300 ducados que Fernando de Ludeña contrajo con ella hacía unos años, «cuando era mozo». Y no solo recuerda la deuda –que tiene que ver con esos matrimonios secretos que le han dado una fama injusta de dama cortesana–, sino que fue a reclamársela cuando ya estaba casado con Ana María de Urbina y que, contra su voluntad, firmó una cédula como que lo había cobrado, por lo que «mando que mis testamentarios los cobren, o a lo menos se lo digan y le encarguen la conciencia pues sabe ser verdad». Curioso tema para recordar en el testamento.
Y, por último, Catalina de Salazar hizo un primer testamento el 16 de junio de 1610, y no porque se sintiera enferma ni pensara que estuviera cerca la muerte. La razón es otra: su entrada hacía un año en la Venerable Orden Tercera de San Francisco, siguiendo el camino abierto por sus cuñadas, y al que le seguiría Miguel de Cervantes unos años después. Un testamento que permite conocer, además de las tierras que poseía en Esquivias o su deseo de ser enterrada en la Iglesia de Santa María junto a sus padres o la limosna que deja para la canonización de San Isidro, algunos objetos concretos que estaban en su casa: un escritorio de atarjea pequeño o dos pinturas de Flandes que representan a la Magdalena y otra a la Virgen con el niño. Sin olvidar esas palabras «por el mucho amor y buena compañía que ambos hemos tenido» con que recuerda su matrimonio con Miguel de Cervantes (lo que no todas las parejas después de 25 años casados pueden decir).
El milagro de poder leer
Estos son los testamentos conservados –o que conocemos que se han conservado– de la familia Cervantes. Nos quedan dos que nos ayudarían a conocer más detalles de los últimos tiempos de Miguel de Cervantes y de su mujer, esos años en que vivieron solos en Madrid, mientras veían cómo se iban imprimiendo los libros con que Cervantes iba dando forma a su particular programa literario: 'Novelas ejemplares' (1613), 'Viaje del Parnaso' (1614), 'Comedias y entremeses' (1615) y el 'Persiles' (1617), atravesando como un vendaval la segunda parte del 'Quijote' (1615).
Me entran escalofríos solo de pensar en el contenido del testamento de Miguel si pudiéramos ahora leerlo. ¿Cuántos libros tendría en su biblioteca? ¿Conservaría ejemplares de sus propios textos? ¿Se reseñarían, como en tantos otros testamentos, las obras que dejaría manuscritas? ¿Qué otros bienes de su vida cotidiana se indicarían como objetos que pasarían a su mujer, su única heredera, dadas las malas relaciones que mantenía con su hija Isabel de Saavedra? ¿Le dejaría algo a su sobrina Costanza y a su yerno Luis de Molina? ¿Tendría algunas deudas o serían otros los que le deberían la venta de algunos ejemplares o algunos de los negocios en que estuvo involucrado durante su vida?
Pero el testamento de Miguel de Cervantes me temo que se haya perdido para siempre. Como también se creyó por un tiempo que se había perdido el segundo de los testamentos de su mujer, Catalina de Salazar, el firmado el 20 de octubre de 1626, pocos días antes de morir, dado que no han llegado a nuestros días ningún protocolo del escribano de Madrid Alonso de Valencia anterior a 1634. Pero en 1935, Luis Astrana Marín, el biógrafo cervantino que vio todos los documentos sobre Cervantes y su familia, y que descubrió un buen puñado de ellos, tuvo delante de sus ojos una copia de este testamento, que se había utilizado como documentación en uno de los continuos pleitos de lindes en el campo castellano de Esquivias.
Primer testamento
Y tomó unas notas de su lectura, con la idea de volver más adelante para transcribirlo completo. Y lo poco que copió lo dio a conocer en el último tomo de su impresionante biografía cervantina publicada entre 1948 y 1958: Catalina estaba enferma en cama, pero en su sano juicio; frente a lo expresado unos años antes en su primer testamento, desea ser enterrada con su marido en el monasterio madrileño de las monjas trinitarias, mandando que digan 300 misas por su alma y declara heredero universal de sus bienes a su hermano Francisco de Palacios, clérigo presbítero, comisario del Santo Oficio, vecino del lugar de Esquivias, jurisdicción de la ciudad de Toledo… y entre otras disposiciones, recuerda que el librero Juan de Villarroel le debe todavía cuatrocientos reales de la venta de unos ejemplares del 'Persiles'.
Cuando Luis Astrana Marín volvió en 1957 al archivo para completar la transcripción del documento, se llevó la sorpresa de que ya no lo encontraban, por lo que se pensó que había sido destruido durante la Guerra Civil. ¡Cuántos detalles de la vida cotidiana de Catalina de Salazar compartidos con su esposo Miguel habrían desaparecido con este documento!
Segundo testamento
Y así lo hemos repetido hasta ahora. Pero el documento siempre estuvo ahí donde lo vio por primera vez Luis Astrana Marín: en el Archivo Histórico Provincial de Toledo. Hace más de un año le pedí a un compañero de la UCM, Aurelio Vargas Díaz-Toledo, que se acercara al archivo para comprobar si, en efecto, se había perdido el documento. Y hace más de un año nos llevamos la sorpresa de que ahí estaba el legajo con todos los pleitos y la copia del segundo testamento de Catalina de Salazar. Sin duda, uno de los descubrimientos documentales cervantinos más importantes de los últimos años, donde no ha dejado de saltar a la prensa la aparición de nuevos documentos.
La copia del segundo testamento de Catalina de Salazar ha sido redescubierta. Ahora solo queda que los responsables de la Junta de Castilla-La Mancha lo pongan a disposición de los investigadores, pues su mal estado de conservación exige de una restauración inmediata.
Sin duda, el segundo testamento de Catalina de Salazar es uno de los documentos cervantinos más interesantes y necesarios conservados en Castilla-La Mancha. Espero que sus responsables sean conscientes de la joya que tienen entre manos y lo pongan pronto a disposición de todos los investigadores. Ayer 20 de octubre, casi cuatrocientos años después de su firma, es un buen momento para recordar este nuevo (re)descubrimiento cervantino.
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