Tras los secretos de una ciudad bíblica en Tierra Santa
Una misión de arqueólogos españoles confía en poder regresar a Cisjordania para continuar sus excavaciones en Tell el-Far'a, la antigua Tirsah, que fue capital del reino de Israel hace unos 2.900 años, tras la muerte del rey Salomón
La ciudad romana escondida bajo un puente

Desde La Coruña, Juan Luis Montero sigue con angustia las noticias que llegan sobre la guerra en Gaza. «No sé qué derivación va a tener y las perspectivas no son buenas, pero espero que podamos volver», señala esperanzado con que un día, más pronto ... que tarde, cese por fin la violencia y pueda regresar con su equipo a Cisjordania. Las excavaciones que este profesor de Historia Antigua de la Universidad de La Coruña dirige desde 2017 en Tell el-Far'a llevan paralizadas desde 2022, porque «el conflicto no empezó el 7 de octubre, la situación de violencia es más cotidiana de lo que parece», dice. Tres días antes de partir tuvieron que anular su viaje y planearon su regreso para noviembre de 2023, pero el ataque terrorista de Hamás y la guerra que desencadenó bloqueó 'sine die' sus planes.
«Estamos en contacto con las autoridades palestinas, que son las primeras que nos dicen que no vayamos porque no se dan las condiciones», relata el historiador preocupado porque, aunque «de momento» el yacimiento no ha resultado afectado directamente, teme que se esté deteriorando por el abandono.
Situado a 11 kilómetros al norte de Nablus, junto a un campo de refugiados, Tell el-Far'a cuenta con una dilatada historia que se remonta al 8500 a.C., al Neolítico, y llega hasta la Edad del Hierro (del siglo XII a.C. hasta la llegada de los asirios en el VIII a.C.). «Es un gran libro de Historia, que no tiene nada que envidiar a Jericó, Hazor o Meguido», sostiene este arqueólogo especializado en Oriente Próximo.
Al igual que Jericó, cuyas murallas cayeron a golpe de trompeta, según la Biblia, esta antigua ciudad también estuvo fortificada y también el profeta Josué la mencionó en su libro (Jos 12, 24) al atribuirse la muerte del rey de Tirsah, cuando los israelitas tomaron Canaán. Las excavaciones no han proporcionado aún una prueba irrefutable de que Tell el Far'a sea esa urbe bíblica, citada hasta en 17 ocasiones en el Antiguo Testamento, pero su identificación está comúnmente aceptada.
En primera línea
«El hecho de que estemos ante una excavación de la ciudad de Tirsah sitúa al yacimiento en la primera línea de las campañas que se están realizando en la actualidad en Tierra Santa», valora Jaime Vázquez, colaborador del proyecto que lidera la Universidad de La Coruña, en cooperación con la Universidade Nova de Lisboa y el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Palestina. Este doctor en Teología Bíblica recuerda que Tirsah se convirtió en la capital del reino de Israel con Jeroboam I en el siglo X a.C., cuando el país se dividió en dos tras la muerte del rey Salomón y al norte quedó el reino de Israel y al sur, el de Judá, con capital en Jerusalén.
Durante unos 50 años, hasta que Omrí trasladó la sede de su reinado a Samaría en el 880 a.C., Tirsah fue la sede de los siete primeros soberanos del reino de Israel. «Fueron años de esplendor y de desarrollo, pero también de enfrentamientos con los países vecinos y de conflictos internos ante la pérdida de poder que había provocado la separación del sur», relata el profesor del CESAG-Universidad Pontificia de Comillas. Para este biblista cualquier excavación en Tierra Santa es muy importante. «Si un descubrimiento confirma lo que dice la Biblia, fenomenal. Si lo desmiente, tenemos que estudiar el porqué y cuál es la razón», dice.



Los restos que han ido saliendo a la luz demuestran la importancia del enclave, a su juicio, «pero también confirman la necesidad de los autores de los relatos bíblicos de crear una imagen grandiosa de una población que, con toda seguridad no lo fue tanto». «Si esto fue la capital del reino de Israel –y probablemente lo sea porque es el mejor candidato– fue un asentamiento modesto, una población de tipo tribal», explica el arqueólogo Juan Luis Montero.
Hacia el siglo X a.C. la ciudad ocupaba unas cinco hectáreas y contaba con «murallas impresionantes», pero en su interior, las viviendas que han desenterrado hasta ahora son «de una arquitectura muy sencilla». Muestran una vida cotidiana «que no tiene nada que ver con ese relato bíblico, que tiene más de literario que de histórico», dice. Y lo ilustra con el ejemplo de una casa de piedra de unos 40 metros cuadrados, que apenas cuenta con una pequeña habitación para la familia, un horno para hacer pan y un espacio para albergar a los animales.
«Mucha gente me pregunta por el palacio del rey Jeroboam y siempre respondo que tuvo que haberlo, pero es solo un lugar donde vive un rey, no tiene por qué ser un gran edificio como los de Mesopotamia». Montero recuerda que en Meguido, «una gran ciudad comparable a Tell el Far'a en la Edad del Hierro», situada a unos 30 kilómetros de Haifa (Israel), se descubrió un edificio al que se le llama palacio, «pero si lo comparas con uno mesopotámico parece una vivienda normal».
«Lo que revela la arqueología y lo que dicen los textos bíblicos a veces no coincide», resalta el veterano investigador, que no cree en la 'arqueología bíblica', entendida como una disciplina que busca refrendar con hallazgos lo que cuenta la Biblia, ni «en ninguna arqueología con apellido, simplemente en la arqueología como ciencia». Pero tampoco cree que haya que eliminar ese «libro de libros» de la investigación porque «forma parte de la Edad del Hierro y de la historia de los reinos de Israel y de Judá, es el alma de este periodo, como los poemas homéricos de la arqueología en Grecia».
«Somos el único equipo español que trabaja en Palestina y uno de los pocos extranjeros»
José Luis Montero Fenollós
Director del proyecto de Tell el-Far'a
En ocasiones, hay descubrimientos reveladores sobre relatos contenidos en la Biblia. En la mencionada Meguido se han encontrado recientemente fragmentos de cerámica que indican que la ciudad estuvo ocupada por tropas egipcias en la época en que, según la narración bíblica, el rey Josías de Judá se enfrentó al faraón egipcio Necao II hace más de 2.600 años. No fue la única incursión egipcia en tierras palestinas. Un faraón anterior, Sheshonq I, citado en la Biblia como Sesac, conquistó Tirsah durante una expedición militar. Así se indica en una inscripción del templo de Amón en Karnak que, según subraya Montero, «da una validez histórica» a la existencia de la ciudad y muestra que «era importante en el contexto de ese reino del norte».
Al tiempo que Qumrán
El padre Roland de Vaux, de la École Biblique de Jerusalén, excavó en este yacimiento durante nueve campañas entre 1946 y 1960, al mismo tiempo que en Qumrán, donde se hallaron los Rollos del Mar Muerto. «Es un enclave excepcional», asegura Montero, que en 2017 recogió el testigo del famoso arqueólogo francés en Tell el-Far'a con nuevos métodos y objetivos. «Somos el único equipo español que trabaja en Palestina y uno de los pocos extranjeros», subraya.



Con el apoyo del Consulado General de Jerusalén, el Ministerio de Cultura y la Fundación Palarq, su equipo llevó a cabo tres campañas de excavación (2017-2019) y una de prospección (2022). Por primera vez han realizado dataciones con Carbono 14 y otras modernas tecnologías que están proporcionando nueva información sobre esta ciudad que declinó en importancia cuando perdió la capitalidad (en el 880 a.C.) y llegó a su final hacia el 720 a.C., tras la conquista asiria del rey Sargón II de la región de Samaría.
La pandemia y la violencia posterior expulsó a los arqueólogos de este gran tell de 13 hectáreas, que está situado sobre una rocosa meseta, en un emplazamiento estratégico por su fácil defensa, su cercanía a dos manantiales y el control de la ruta que conecta el valle del Jordán con la antigua ciudad de Sikem (la actual Tell Balata, en Nablus). «No queremos ser héroes», dice Montero. Solo investigar con unas condiciones de seguridad en un yacimiento de «un interés extraordinario» en el que solo se ha intervenido hasta la fecha en una hectárea y media. «Queda mucho por excavar», apunta el profesor, que espera regresar pronto a «la joya de la corona de Palestina». «No es que lo diga yo, lo dicen todos los arqueólogos», asegura el investigador, que el 7 de mayo hablará del Tell el Far'a en el MAN.
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