La gestión de Borja-Villel en el Reina Sofía, en el punto de mira

«Pienso que hay que dejarle hacer su trabajo, como nosotros estamos haciendo el nuestro. Aparte de eso, me parece que no lo está haciendo bien del todo, porque está dejando fuera cosas de mucho valor. No estoy de acuerdo en que convierta el Reina Sofía en su colección. No es su colección, es algo que representa al arte de España y, si se puede alcanzar al arte de fuera, mejor todavía. Pero por lo menos que esté representado el arte de España de una manera muy completa. Es como si la pintura no le interesara mucho. Pero, bueno, pienso que ha aportado cosas y ha hecho un trabajo sincero. Le respeto por eso».

«Conocí a Manolo Borja en Nueva York en el año 1987 en relación con la exposición que él creó allí con Tàpies, Guerrero y yo mismo. Desde entonces hemos colaborado en múltiples ocasiones. Manolo se ha convertido durante todo este tiempo en un gran profesional y ha colocado el Museo Reina Sofía en un nivel internacional».

Me parece que es un señor que quiere hacer la historia como piensa que es, no como la historia es. Hay momentos históricos que hay que contar con ellos para hacer la historia. No se puede adaptar uno a las cosas que le gustan. La nueva presentación de la colección me parece que es su interpretación de lo que fueron las cosas, no lo que fueron. No puede prescindir, por ejemplo, de mi padre [Juan Genovés]. Un artista en cuyo estudio hubo reuniones clave para la historia de España. La Junta Democrática decidió que su cuadro 'El abrazo' se convirtiera en un símbolo para la democracia en España. Todo eso él se lo salta. 'El abrazo' solo estuvo colgado en una esquina del museo quince días. Tiene que estar colgado como parte de la colección. Al final lo han pedido los políticos. Gracias a que lo pidieron, porque lo tenía guardado en los almacenes. Él estaba dolido. Nosotros lo intentamos por activa y por pasiva. Llegamos a pensar si sería algo personal. Que no haya tenido una retrospectiva en el museo de su ciudad es bien extraño. Y no la va a hacer nunca. En cambio se la hace a una costarricense que en los años 60 hizo cuatro cosas.

Él se inventa la historia: reactiva a gente que no fue tan importante y se olvida de mi padre, de Rafael Canogar, de Lucio Muñoz... El Equipo Crónica casi no lo menciona y sí a una ayudante del grupo. Cuelga su obra igual que la de los miembros del grupo. Me parece injusto para la historia de España. El otro día estuve en el museo y vi curiosidades históricas, que tendrían que estar en un museo histórico. Pero que estén ocupando una de las salas más importantes del museo... Y eso se repite durante quince años. Sería bueno que hubiera un relevo al frente del museo. Debería ser alguien neutral, aunque fuese extranjero. Alguien que vea las cosas desde fuera y no esté en las rencillas. ¿Las Buenas Prácticas significan 'me quedo aquí para siempre'? Pues vaya Buenas Prácticas... Es como si fuera su colección personal y la pagamos los españoles. Es mi sensación. Podría ser algo interesante para una sala temporal, pero no donde está, en un museo nacional.

Creo que su periodo de regencia en el Museo Reina Sofía se podía definir como una dictadura. Una dictadura con una ideología político-social clara, que no tiene nada que ver con el arte; absolutamente parcial, defensor de la modernidad dogmática. Me ha parecido una gestión verdaderamente horrenda. La visión que da del arte español es absolutamente parcial, negativa, mala, corta de vista. No sabe realmente lo que pasa en el arte en España. Únicamente se rige por convenciones internacionales del arte contemporáneo dogmático. Ha sido horrible para el arte español de los últimos veintitantos años. Es director de un museo que es nacional, no es una finca privada. Él se ha educado en Cataluña y ha dirigido allí centros de arte, pero desconoce por completo lo que ha pasado en el arte en Madrid y en otras zonas de España en los 70 y los 80. Todo el movimiento que se llamó la Nueva Figuración Madrileña no existe en el Reina Sofía, cuando fue uno de los movimientos más importantes que ha habido en España en los últimos tiempos. Y él, como si no existiera. Soy absolutamente contrario hacia esa persona. Y no solo hacia él, también hacia todos sus seguidores, que son muchos y dirigen los principales centros de arte en España.

Ha tenido que hacer cosas buenas, porque si no, no hubiera durado tanto tiempo. En un país como este, durar no es fácil. Algo habrá hecho bien. Para mí, el balance es positivo. Ha abierto un flujo de relación cultural importante con Latinoamérica, que estaba por desarrollar; ha hecho una labor interesante con el tema de la Guerra Civil y el 'Guernica' y ha hecho buenas exposiciones. Cualquier dirección de un museo es discutible siempre. Cada director tiene que imprimir su carácter. No creo que él sea antipintura. Ha centrado sus esfuerzos en otros territorios más experimentales. Me parece bien que se quiera volver a presentar de nuevo. Es lícito y respetable, se lo ha ganado. Tras el mérito de aguantar 15 años en un puesto de esas características, creo que se ha ganado la opción a volver a presentarse si él quiere. Es sorprendente que después de tantos años tenga la energía para querer seguir dirigiendo el museo. Todos sabemos lo que desgasta. Por su resistencia, se ha ganado el derecho a presentarse de nuevo. Lo único que se le puede reprochar es que haya tenido una tendencia muy personalizada, pero si no hubiera tenido acogida, no habría llegado adonde ha llegado. Y lo digo yo, que seguramente no estoy en su lista. Solo por respeto a un cargo que merece todos los respetos. Tiene una responsabilidad muy grande.

Después de quince años, que ya es suficiente, hace falta un relevo, porque él ya no puede dar más de sí. No ha tenido un acercamiento al arte filosófico, psicológico, poético, sino al arte panfletario, pero ni siquiera en eso tiene nivel. No le importa la historia del arte, ni la arqueología del arte. Non mi piace niente. A mí no me importa que me quite una sala en el museo, ya estoy en prácticamente todos los museos importantes del mundo. No hace falta decir que no ha hecho caso al arte español. Ya lo sabe todo el mundo. Basta con mirar los almacenes y los depósitos. Hay quienes están diciendo que si no renueva en el museo se lo rifarían en otros. Pues van apañados.

Conocí a Manuel Borja cuando era director del Macba, donde supuestamente hizo una labor magnífica que todo el mundo aplaudió. Cuando llegó al Reina Sofía, con el Código de Buenas Prácticas, los primeros años hizo una labor estupenda, posicionando el museo en el lugar que merece. Eso sí, nunca ha sido un museo para proteger, ayudar o lanzar a artistas españoles. Siempre ha sido muy sectario, y no representa el arte español de los últimos años. No ha dado oportunidad absolutamente a nadie, quitando a unos pocos artistas. Y no lo digo por mí, sino por profesionales estupendos que no han tenido cabida. A mí jamás se me ha ocurrido proponer una exposición en el Reina Sofía, porque veo que los intereses de Manolo Borja-Villel van en otra dirección. A este señor no le interesa lo que no sea de su ámbito político. Yo estoy de acuerdo en toda esa reivindicación político-social, pero creo que caben más cosas. Se murió Alexanco. un personaje de primera línea con una obra maravillosa. No tuvo la oportunidad en vida de hacer una exposición allí. Salvo excepciones, no ha dado cabida al arte español. Por supuesto, no le interesa la pintura. Pero es que hay otras cosas que tampoco han aparecido. Para el arte español, desde luego no ha sido nada interesante la etapa de Borja-Villel. Ha sido bastante lamentable. Hay muchos compañeros deseando que se vaya.

Es una mirada que ha contribuido en muchas cosas. Hay que valorar su trabajo. Mi valoración es positiva, pero también hay contradicciones. Nunca llueve a gusto de todos. Siempre ha ocurrido con todos los directores que ha habido en el museo.