Emilio Morenatti: «Las noticias falsas desafían la credibilidad y la reputación del periodismo de calidad»

Sus Majestades los Reyes, estimadas autoridades, miembros del jurado y premiados. Es para mí un gran honor recibir este reconocimiento y lamento profundamente que ciertos compromisos atados ya hace meses aquí en los Estados Unidos hayan impedido que hoy pueda estar ahí con todos ustedes. Agradezco mucho a mi hermana María Ángeles que me represente hoy.

Cuando me llamó mi querida Pepa Bueno para anunciarme este premio, estaba justo cubriendo uno de esos tantos funerales en Ucrania. Recuerdo que estaba fotografiando a una niña de la edad de mi hija, nueve años, que lloraba sobre la tumba de sus abuelos, que murieron calcinados en su propia casa incendiada por un bombardeo ruso. Fue por eso por lo que apenas pude mostrar mi efusividad a los miembros del jurado. Entonces tuve que contener mi alegría hasta que luego, ya por la tarde, en el hotel, lo celebré junto a un grupo de colegas de la profesión. Brindamos con agua, aunque al menos era agua con gas. Recordé entonces aquella frase que una vez escuché decir a un veterano fotoperiodista, Manuel Pérez Barriopedro, si no recuerdo mal, que decía que el fotoperiodista ha de saber llorar y reír en décimas de segundo.

Quiero acabar destacando la importancia del fotoperiodismo en estos tiempos convulsos donde la desinformación, el negacionismo y las noticias falsas desafían continuamente la credibilidad y la reputación del periodismo de calidad. Pero, sobre todo, quiero destacar la importancia del trabajo de todos esos colegas 'freelance', la mayoría de ellos mal pagados, que se juegan la vida por informar en penosas condiciones. A ellos quiero dedicar este premio.

Gracias por vuestra confianza. Mis disculpas de nuevo por mi ausencia con ustedes ahí y mi enhorabuena a don Andrés y a doña Inés.