ARTE
Zurbarán 'superstar' en el MNAC de Barcelona
Barcelona
Una vibrante muestra en el MNAC no solo permite apreciar la relevancia de Zurbarán en su tiempo, sino que lo reinserta en debates contemporáneos sobre la imagen, la materialidad y la percepción
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El MNAC en Barcelona ha consolidado en los últimos años una manera de programar que trasciende la mera exhibición de piezas históricas y construye auténticos diálogos entre épocas. La exposición 'Zurbarán (Sobre)natural', que reúne por primera vez en Barcelona las tres versiones de ... 'La visión de San Francisco por el Papa Nicolás V', es una prueba contundente de esta estrategia curatorial, al articular una conversación entre la pintura barroca y diversas aproximaciones contemporáneas a la luz, la forma y la espiritualidad.
Como destaca Alex Mitrani, comisario de la muestra junto a Joan Yeguas, «Zurbarán nos interpela hoy en ese anhelo de profundidad a través de las apariencias, conectando con las preocupaciones del arte moderno y la sensibilidad contemporánea».
La propuesta del MNAC no se limita a la celebración de la maestría técnica de Francisco de Zurbarán (1598-1664), sino que establece conexiones con artistas contemporáneos como Antoni Tàpies, Joan Hernández Pijuan y Eulàlia Valldosera, entre otros. El resultado es un recorrido expositivo envolvente que no solo subraya la trascendencia de la obra de Zurbarán en su propio tiempo, sino que la proyecta hacia problemáticas y sensibilidades del presente.
El eje central de la cita, la monumental convivencia de las tres versiones de 'La visión de San Francisco', es una oportunidad única para analizar cómo Zurbarán estructura el misterio a través de la composición y la iluminación. La representación del santo momificado, convertido en una suerte de icono sagrado y tangible a la vez, cobra especial sentido en el contexto del MNAC, donde el barroco dialoga con formas contemporáneas de entender la imagen y su capacidad de generar realidades y perspectivas bajo una luz tenue propicia y efectiva para el misterio.
Entre los mayores aciertos
Uno de los mayores aciertos de la exposición es su diseño museográfico. Se trata de una secuencia de instalaciones que no solo resaltan la densidad espiritual de Zurbarán, sino que logran convertir la muestra en una experiencia casi inmersiva. La iluminación no es un mero recurso técnico, sino el hilo conductor que unifica la propuesta: se establece un juego de sombras y claroscuros que potencia la lectura simbólica de las piezas y evoca la teatralidad característica del pintor extremeño. Una iluminación que nos guía dentro y fuera de las piezas, que respiran y amplifican su repercusión en el espacio.
El MNAC ha sabido construir un espacio donde la experiencia del visitante se convierte en un ejercicio de contemplación profunda. A diferencia de citas más convencionales, aquí la luz no solo ilumina, sino que transforma el espacio y guía la mirada entre una cuidada y concreta selección de obras. Este planteamiento coincide con la poética de Zurbarán, para quien la iluminación era un medio para trascender la materialidad de la imagen y sugerir lo sagrado, llevando a la elevación del espíritu y lo sobrenatural del título.
Si bien la exposición está articulada en torno a la figura del maestro del Siglo de Oro, el diálogo con los artistas contemporáneos enriquece la propuesta. Antoni Llena, con su trabajo basado en la fragilidad del trazo y la espiritualidad abstracta, establece una conexión inesperada con la obra zurbaranesca, mientras que Eulàlia Valldosera trabaja con la proyección lumínica para redefinir la relación entre objeto y aura, objetos de ahora que contrastan con los de antes procedentes de las pinturas históricas. Sudarios y telas del pasado que toman cuerpo y contrastan con las de hoy.



En este sentido, la muestra no solo permite apreciar la relevancia de Zurbarán en su propio tiempo, sino que lo reinserta en debates contemporáneos sobre la imagen, la materialidad y la percepción. El impecable protagonismo de la luz de la fotografía de Marta Povo bien entra en diálogo con la magia lumínica de la pintura barroca. Un inmenso Tàpies convive sin fricciones ni fisuras con la instalación germinal de toda la muestra, esa impresionante composición de tres icónicas imágenes de Zurbarán que toman cuerpo y presencia en sala de manera contundente.
Otro de los grandes logros de la cita es la inclusión de las dos versiones de 'Bodegón con cacharros', procedentes del MNAC y del Museo del Prado en una cuidada instalación/hornacina que les da sentido como dúo. Estas pinturas, que hasta ahora solo se habían expuesto juntas en una ocasión, constituyen una muestra excepcional del rigor compositivo y del interés de Zurbarán por la presencia simbólica de los objetos cotidianos. En este punto, las obras de Toni Catany y Joan Hernández Pijuan establecen vínculos que desdibujan la frontera entre la pintura barroca y las preocupaciones plásticas actuales.
Uno de los momentos más impactantes de la muestra se encuentra en el cierre, donde se aborda la representación de la Virgen María. Aquí, dos imágenes marianas de Zurbarán flanquean monumentalmente la instalación de Aurèlia Muñoz, generando un montaje de una fuerza visual y conceptual excepcional.
La obra textil de Muñoz, con su estructura aérea y etérea, parece levitar entre las pinturas barrocas, estableciendo un puente entre la iconografía mística de Zurbarán y una lectura contemporánea de la espiritualidad. Esta disposición no solo refuerza la idea de la Ascensión, sino que también enfatiza la capacidad del arte para crear un espacio simbólico en el que lo sagrado y lo material convergen.
La exposición es un ejemplo de cómo el MNAC ha sabido consolidar un modelo curatorial que apuesta por el diálogo entre tiempos y lenguajes. No se trata de una retrospectiva tradicional superpoblada, sino de una experiencia concreta que interpela al espectador desde una puesta en escena cuidada y una selección de obras de nuevas lecturas.

'Zurbarán (Sobre) natural'
Colectiva. MNAC. Barcelona. Parque de Montjuïc, s/n. Comisarios: Àlex Mitrani y Joan Yeguas. Hasta el 29 de junio. Cinco estrellas.
La presencia simultánea de las tres versiones de 'La visión de San Francisco' es, sin duda, un acontecimiento museográfico de primer nivel, pero la verdadera fortaleza de la muestra radica en la forma en que estas piezas se insertan en un relato más amplio sobre la imagen, la luz y la trascendencia. El MNAC, con esta cita, no solo reafirma la vigencia de Zurbarán, sino que lo proyecta hacia el presente y el futuro con audacia y sensibilidad.
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