CRÍTICA DE:
'Tiempo de lobos', de Harald Jähner: asesinos rehabilitados sin castigo
ensayo
El profesor y periodista alemán explora la ruinosa situación de su país en 1945, preguntándose, entre otras cuestiones, ¿por qué la élite alemana participó en el nazismo?
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Lo peor de la Segunda Guerra Mundial no fue la contienda misma sino también la terrible posguerra. Fundamentalmente en Alemania y la Europa central caída en manos soviéticas. En Alemania no funcionaba nada, no había comida, tampoco vivienda o transporte.
El mercado negro era ... otro horror. Las relaciones humanas estaban rotas. Había una vida semibandidesca. Setenta y cinco millones de personas quedaron en territorio alemán sin saber su destino: deportados, huidos, militares, sobrevivientes, refugiados, presos liberados, gentes de los campos de concentración, prisioneros de guerra, mujeres y niños sin familias.
ENSAYO
'Tiempo de lobos'
![Imagen - 'Tiempo de lobos'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/09/01/1628portamolina.jpg)
- Autor Harald Jähner
- Editorial Alianza
- Año 2024
- Páginas 397
- Precio 29,95 euros
Todos rodeados de quinientos millones de metros cúbicos de escombros. La tuberculosis y las enfermedades venéreas eran una epidemia. La mayor parte de los reencuentros familiares acababan mal, pues no se reconocían entre ellos. Los divorcios fueron por miles. Como se comentaba, «el dormitorio era el espacio más inhóspito de la casa», ¿Cómo pasar de camaradas de raza a simples ciudadanos vencidos? ¿Cómo ser víctimas habiendo sido verdugos? En los colegios se desideologizó la guerra. El Holocausto estaba ajeno a la mala conciencia alemana. Ni católicos ni protestantes hablaban de ello.
Hubo que volver a meter a miles de judíos en campos de concentración más saludables para decidir sobre su destino y evitar las agresiones de polacos y ucranianos. A partir del año 1963, durante los juicios de Auschwitz, los alemanes se dieron por enterados de sus crímenes. La desnazificación fue suave y ligera.
El olvido se impuso para poder reanudar la vida. Entre los judíos también hubo grandes conflictos
Muchos nazis, siguieron siéndolo sin castigo ni arrepentimiento, tuvieron cargos directivos en la nueva RFA. Los soviéticos y norteamericanos se disputaron a los científicos. Finalmente hubo una Ley de Amnistía que provocó conflictos prontamente acallados. Se habló de una 'Hora cero'. Helmut Kohl dijo que él había tenido la gracia de «haber nacido tarde». El olvido se impuso para poder reanudar la vida. Entre los judíos también hubo grandes conflictos: los matrimonios mixtos; las acusaciones de traición; los repartos de las indemnizaciones; los bienes sin heredar; y la reconstrucción de la Cultura Judía. A este asunto se dedicó Hannah Arendt.
La Guerra Fría también se inició en la década de 1945 al 1955. Y lo hizo con la repartición de los territorios centroeuropeos. La mayor parte pasaron generosamente a la URSS, otro semejante sistema totalitario al vencido. Las secuelas morales, psicológicas y físicas de la guerra fueron inmensas. La mujer tuvo un protagonismo esencial pues reemplazó al hombre en la labor cotidiana con gran éxito. Los norteamericanos fueron, en principio, más distantes con los alemanes que los soviéticos. Creían que no estaban maduros para la democracia y seguían siendo un riesgo para la paz mundial.
Los aliados iniciaron la reeducación ayudados por los exiliados alemanes entre los que había muchos escritores y artistas como Döblin. Judío exiliado, autor de 'Berlin Alexanderplace', asumió una oficina de reeducación por encargo del ministerio de Información francés. Su hijo, Wolfgang, de veinticinco años, un gran matemático, soldado en Francia, se suicidó antes de dejarse hacer prisionero por los nazis. En su homenaje el novelista vestía ese mismo uniforme y se consideraba 'Coronel de Cultura', La reeducación tenía como fin curar la psique, la soberbia y el racismo. La mayor parte de los afectados lo consideraron una humillación.
El proletariado alemán había sido engañado. Ahora había que convertirlo a la verdadera ideología, el comunismo
Los vencedores de ambos lados desarrollaron su propaganda ideológica a través de la prensa. Democrática una, comunista y totalitaria la otra. En 1945, en Múnich, se publicó el 'Die Neue Zeitung'. De ámbito nacional estaba dirigido por Hans Habe, todo un personaje a quien Jähner le dedica varias páginas en este libro. En estas hojas escribieron Adorno, Frisch, Hesse, Döblin o los Mann. Thomas Mann justificó su vuelta a Europa pero no a Alemania, así como criticó a quienes se quedaron de manera complaciente haciendo un arte 'apolítico'. Jaspers negó la culpa colectiva. La Premio Nobel de Literatura, Sigrid Undset, defendió lo contrario. La actitud soviética con los vencidos fue 'comprensiva'. El proletariado alemán había sido engañado.
Ahora había que convertirlo a la verdadera ideología, el comunismo. Abrieron teatros, auditorios, cines e inmediatamente lograron que la Filarmónica de Berlín diera su primer concierto. En Weimar el ejército rojo desenterró el monumento a Goethe y Schiller y le rindieron honores. Todos los espacios culturales estaban llenos de espectadores. La proyección de 'El gran dictador' causó conmoción. Muchos se dieron cuenta que todo un pueblo se había sacrificado por un payaso.
¿Por qué la élite alemana participó en el nazismo? Gran pregunta y aún de difícil respuesta. Los americanos potenciaron el arte abstracto frente al realismo socialista. La CIA desarrolló toda una política cultural. En 1950 se llevó a cabo el Congreso para la libertad cultural. Al frente del mismo estuvieron Lasky y Koestler. Reunidos en Berlín, los participantes emitieron un manifiesto contra cualquier tipo de totalitarismo. Mientras, la propaganda soviética se apropió del concepto de Paz. Se manifestó contra las armas nucleares que solo las tenían los EEUU. La labor cultural de la KGB, fue muy grande en toda Europa y, como sabemos, tuvo el apoyo de grandes intelectuales.
Culpa colectiva
Si Carl Schmitt, cercano al nazismo, justificó ese régimen debido a la crisis parlamentaria de la Alemania de los años veinte en donde fue muy difícil compatibilizar el liberalismo individual y la homogeneidad democrática, pues el primero era incompatible con la igualdad que, según Schmitt, «en cualquier caso era un engaño». Jaspers y Adenauer trataron de reconstruir el país bajo la despenalización de la culpa colectiva y una amnistía que el político abordó como la solución para solventar —nada menos— que «algunos errores y faltas»,
Cuando en la enseñanza europea exista una historia común, este libro debería ser uno de los textos fundamentales a estudiar. La juventud no debe olvidar el sacrificio que hicieron tantos millones de personas para que ellos sean libres.
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