una mirada académica
Muy siglo XVIII (o cualquier otro)
Podemos en español —en un nivel de lengua cultivado, ciertamente—, usar el nombre de un siglo como un adjunto apegado al sustantivo
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![El poeta Rubén Darío, autor de 'Cantos de vida y esperanza'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/24/ruben.jpg)
Con ocasión de ocuparme recientemente del adjetivo 'decimonónico' he reparado en el hecho —que traigo aquí, no tema el lector, sin sombra de chovinismo— de que idiomas europeos tan próximos al nuestro como el francés o el inglés carecen de un equivalente a él. ... No tiene mucho de particular. Los sistemas léxicos de unas y otras lenguas no son exactamente superponibles, no siempre hay plena coincidencia entre ellos, ni equivalencias exactas entre sus componentes; pueden presentar «agujeros», existir «casillas vacías»…
Consultado 'decimonónico' en los diccionarios bilingües del español con las dos lenguas dichas, lo traducen con «dix-neuvième siècle» y «nineteenth-century», es decir, con el nombre mismo del siglo. Es sabido que en inglés, en efecto, es del todo normal que un nombre se use como adjunto de otro, de manera que nuestro sintagma «literatura decimonónica» no puede verterse a dicha lengua sino como «nineteenth-century literature». En francés, diferentemente, es preciso servirse de una construcción preposicional: «littérature du dix-neuvième siècle».
Ahora bien, al reflexionar sobre el caso caigo en la cuenta de que nuestra lengua comparte en cierto modo con el inglés la posibilidad constructiva, sintáctica, que ilustra el ejemplo dicho. Pues podemos en español —en un nivel de lengua cultivado, ciertamente—, en vez de servirnos de un adjetivo, usar el nombre de un siglo como un adjunto apegado al sustantivo (lo que técnicamente se denomina 'aposición'). Un «mueble siglo XVIII» es lo mismo que un «mueble dieciochesco», con la ventaja, incluso, de resultar construcción más aséptica.
El innovador hallazgo del vate nicaragüense abrió una posibilidad expresiva que se ha revelado fecunda
Enseguida vienen al recuerdo, claro, los versos rubenianos del poema que, referido al autor mismo, abre los 'Cantos de vida y esperanza': «y muy siglo diez y ocho y muy antiguo / y muy moderno; audaz, cosmopolita…». La anteposición del adverbio muy certifica la función adjetival que ahí tiene «siglo diez y ocho» (así, en tres palabras, escribe Darío la cifra).
Pues bien, tal construcción (referida al XVIII o, claro es, a cualquier otra centuria) no la documento antes de la fecha de los 'Cantos', 1905, y sí, con cierta frecuencia, después, a lo que contribuiría no poco la aparición en 1914 de una antología del poeta titulada justamente 'Muy siglo XVIII' (así escrito ahí). El caso es que el innovador hallazgo del vate nicaragüense abrió una posibilidad expresiva que se ha revelado fecunda, pues no han sido pocos los que se han acogido a ella. En una conferencia del mismo 1914 habla Pedro Henríquez Ureña de ciertas ideas «muy siglo XIX». «No soy nada moderno; pero muy siglo XX», se declara Ortega en 'El espectador' (1916). Andrenio caracterizará a Valera en 1926 como «muy siglo XVII en estilo y muy XVIII en espíritu». Etcétera.
En nuestros días la fórmula sigue dando juego. Nació en un poema, y cabe cerrar este recorrido citando otros. De José Emilio Pacheco: ««Eres muy siglo XX», / me dice la muchacha del 2001» (en Siglo pasado); o de José Carlos Llop: «… junto a un grabado / de Estambul, muy siglo diecinueve» (en 'La dádiva').
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