CRítica DE:
'Las señoritas', de Enrique Andrés Ruiz: gentes de provincias y provincianas
Narrativa
El autor soriano ha querido retratar la evolución de personajes de la burguesía española, fundamentalmente femeninos
Otras críticas del autor
![Enrique Andrés Ruiz (Soria, 1961)](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/06/enrique-RQzZq9nJp4qcQ4ymocaFSUK-758x531@abc.jpg)
Desde que Camilo José Cela escribió 'La colmena' son muchas las novelas que parten del trazado de un cuadro caleidoscópico de decenas de personajes que pueden representar la vida en un momento dado.
Esta novela de Enrique Andrés Ruiz en vez de ... apresar un momento dado y un lugar, como era en la novela de Cela el Madrid de posguerra, ha querido retratar la evolución de una serie de personajes de la burguesía española, fundamentalmente femeninos, a lo largo de todo el franquismo, en una especie de representación coral que solamente en la segunda mitad de la trama parece desembocar en la vida amorosa de Dedi y Antonio, los dos personajes que concentran la mayor atención.
NOVELA
'Las señoritas'
![Imagen - 'Las señoritas'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/06/1603portapozuelo-U88671637115bqK-224x330@abc.jpg)
- Autor Enrique Andrés Ruiz
- Editorial Periférica
- Año 2024
- Páginas 344
- Precio 21,90 euros
Pero tal cosa ocurre después de páginas y páginas, años y años, en que vemos desarrollarse encuentros y conversaciones entre mujeres de las que se sabe poco, apenas el nombre, amigas que se dedican a estudiar, o al inicio de sus profesiones. La primera mitad de novela va basculando sin un centro claro, al principio parecía que iba a ser la liberación de Dedi respecto de Mercedes, la controladora, luego podría haber sido el conflicto de Antonio y su hermana Fermina (huida del primero de la vida rural atenazadora), más allá podía haber sido el desarrollismo de la España industrial al hilo de los coches y el empresario Barreiros, luego podía ser Vivi, separada de un millonario de la alta burguesía y sus negocios inmobiliarios y desarrollistas en las costas malagueña y valenciana.
Se va de una cosa a otra demasiado rápido, sin detenerse un tiempo y sin ahondar en ello. Hemos pasado mucho tiempo en la relación de Dedi y Antonio, que vemos romperse después de modo precipitado sin que medie o se diga mucho. Considero que esta novela ha pecado de ambicionar ir a muchos sitios, sin que un centro de interés pueda sostener su sucederse de cosas, conversaciones, historias, que podían quizá valer cada una de ellas si se hubiera creado una caracterización psicológica mayor. Se habría sujetado entonces la atención del lector, que avanza dispersa.
Puede ser sintomático de la opción que Enrique Andrés Ruiz ha tomado el hecho de que la ciudad de provincias donde ocurre casi todo no se nombre, sino en calles que podrían pertenecer a Segovia o a Soria, pero sin hallar compromiso cierto con el anclaje, que por otra parte pretende ser realista y lo es cuando las acciones transcurren en Madrid.
Esta novela ha pecado de ambicionar ir a muchos sitios, sin que un centro de interés pueda sostener su sucederse de cosas...
Tal decisión parece querer universalizar la idea de que los ambientes provincianos son iguales en cualquier capital de provincia, pero resulta a mi juicio el efecto contrario, pues obliga al lector a debatirse en una dualidad entre lo real y lo simbólico. Mi pregunta es cómo puede un lector comprometerse con el suceder de los personajes de una novela si el narrador no ha tenido ese compromiso, al pasar sobre ellos de un modo casi behaviorista, en retazos, un ir de uno a otro como si fuesen retículos o celdillas de un caleidoscopio.
Para haber funcionado una red de esta naturaleza habría que haberse comprometido con unos personajes que suscitaran pasión (por adhesión o rechazo). Apenas Dedi consigue hacerlo, los demás, quizá demasiados, son puntos de un dibujo cuyo programa de evolución histórica, desarrollado en casi treinta años de toda una clase social, queda deslavazado, falto de jerarquía de interés.
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