ARTE
Roman Ondak, escenificación de la utopía
Barcelona
Contenido pero rotundo, el creador eslovaco en la Fundación Tàpies de Barcelona, donde juega con nuestra percepción de lo espacial y temporal
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La revisión de las tendencias conceptuales, de la 'performance' y el 'ready made' es lo que propone el eslovaco Roman Ondak en las salas de la Fundación Tàpies en la muestra 'Infinitum', comisariada por Nuria Homs.
Una exposición que trasciende las ... propias estancias, entrando en acertado diálogo con la muestra de cartones de Tàpies, quien jugaba también en su momento con la percepción –en ese caso, de los materiales–, y que Ondak hace extensible al espacio y el tiempo. Un juego no exento de capacidad crítica e intrínsecamente ligado con la vida política y la visión desde el régimen comunista de una sociedad en mutación.
Ese juego entre realidad y ficción, entre escenografía y usos del espacio es una dualidad que da la bienvenida al visitante en un guiño lleno de niveles de lectura y posibilidades de significado tan variadas como la persona que la mira. Un tratamiento de la realidad con un humor fino y sutil, pero a su vez demoledor.
No tan liviano
'Infinitum' incluye tres grandes instalaciones acompañadas de imágenes y trabajos menos espectaculares, pero no por ello de menor relevancia. Es justamente en los aspectos más livianos como en las fotografías e instalaciones en las que imprime un sello que le lleva de lo político a lo autobiográfico de manera indisoluble y con el régimen autocrático como telón de fondo.
Una toma realizada desde la perspectiva de su hijo de dos años, situando la cámara en el almohadón de la cuna del bebé, nos aporta el encuadre que podría tener el pequeño en 'Our Son Watching His Parents' de 1998. Una imagen que no deja indiferente desde su sencillez y cambia el rol de unos y otros para dar pie a múltiples lecturas. Así como 'Bad Things Is a Thing of The Past Now', de 2003, cambia la percepción de la realidad a través del ejercicio de la mirada y de su propia presencia, la del autor, con la única interferencia del espectador, que hace de barrera en una realidad impostada.

Una escenografía con múltiples lecturas es lo que aporta el guardarropa que ocupa la primera sala de la Tàpies de manera espectacular. Un 'ready made' de grandes dimensiones que lleva al visitante a reflexionar sobre el espacio del museo, cómo se piensan y se sienten estas estructuras de poder en el mundo del arte y cómo se determinan sus objetivos cuantitativamente. El acceso y control del espacio nos lleva a la dicotomía entre inclusión y exclusión que atraviesa toda la producción de Ondak, con sus raíces en el régimen comunista.
Esta misma amplitud de lecturas se materializa en 'Infiniti', una instalación que atraviesa literalmente la institución museística como una bala continua en una cadena de lágrimas de plomo que caen desde el nivel 1 hasta el -1.

Roman Ondak
'Infinitum'. Fundación Antoni Tàpies. Barcelona. C/ Aragón, 255. Hasta el 22 de noviembre
Esta gota acompasada nos lleva a pensar en múltiples referentes, tanto en la práctica del 'dripping', en las leyes de la gravedad, en el pesar de las lágrimas... Sin perder de vista el acto transgresor de romper una institución, de interconectar espacios y tiempos, de abrir brecha en lo establecido. Realidad y ficción, espacio y tiempo, son revisitados y releídos por Ondak hacia una ficción y escenificación de la utopía.
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