EL ANIMAL SINGULAR
El español, un idioma que desaparece en un pestañeo
Quizás todo este asunto de imponer el catalán como lengua única en Cataluña sea al final un capricho de sus élites económicas y políticas
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![La escritora norteamericana Otessa Moshfegh](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/22/otessa.jpg)
Estaba buscando información sobre Ottessa Moshfegh y encontré el vídeo de una conversación que esta escritora estadounidense sostuvo con Lucia Lijtmaer, el 18 de marzo de 2024, en el CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona). Moshfegh se encontraba promocionando la publicación de 'McGlue' ... su primera novela, que solo ahora ha aparecido en España. Lijtmaer, nacida en Buenos Aires pero criada en Barcelona, habla en catalán. Escucho la introducción esperando el momento en que hable Moshfegh, pero cuando le llega el turno solo escucho la traducción simultánea de sus palabras al catalán.
El meme del multiverso de Spiderman, pues. Luego veo que en el recuadro inferior del vídeo hay otras dos pestañas de audio que me dan más opciones. Puedo escuchar el vídeo en catalán, puedo escucharlo en inglés y puedo escucharlo en catalán y en inglés. No en español. Llama mucho la atención esta extraña mezcla de nacionalismo y cosmopolitismo. Supongo que será una variante de aquella máxima que recomendaba a los artistas pintar sus pueblos para ser universales.
Tras las elecciones del 12-M, algunos analistas hablan de la muerte del 'proces'
El asunto también es interesante por otras razones. Moshfegh, la autora de la aclamada novela 'Mi año de descanso y relajación', es una de las voces más importantes de la literatura actual, que ha logrado concitar el aplauso de la crítica y, a la vez, dar el salto hacia la cultura de masas (en 2023, su novela 'Eileen' fue llevada al cine con Anne Hathaway). Y en Barcelona se pueden dar el lujo de traerla para disfrute exclusivo de los catalanoparlantes (y de los que entiendan inglés, 'of course'). Lo cual me hizo recordar esas fiestas de la burguesía caraqueña, donde el encargado de amenizar la celebración de los 15 años de la hija de algún magnate podía ser Juan Luis Guerra y su 4:40. Hablé de «recordar» esas fiestas, pero yo no tengo derecho a usar ese verbo sagrado.
Mi condición de clase media más bien tirando a baja no me permitía tener esos amigos ni asistir a semejantes saraos. También «recuerdo» una ocasión cuando el Club Hebraica de Caracas trajo, para disfrute exclusivo de la comunidad judía, al cantante Matisyahu, quien entonces se encontraba en el cénit de su popularidad. Esto no lo traigo a colación por resentimiento de clase. En todo caso, es envidia por no haber podido ir yo a esas fiestas y conciertos. Como buen venezolano, soy un defensor del libre mercado, del consumo y de que la gente disfrute de su dinero como le dé la gana. Otra cosa es que, como contraparte absurda al despliegue de semejantes privilegios, se nos machaque con un discurso plañidero y victimista.
Quizás todo este asunto de imponer el catalán como lengua única en Cataluña sea al final un capricho de sus élites económicas y políticas. Con los recientes resultados en las elecciones del 12-M, que implicaron una derrota para los independentistas, algunos analistas hablan de la muerte del 'proces'. Otros, como Ignacio Camacho, se niegan a verlo así y dan razones de política profunda para argumentarlo. Yo, menos enterado de intrigas palaciegas, me fijo en el vídeo del evento en el CCCB. En cómo un idioma puede desaparecer en tres pestañeos.
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