ARTE
La rebeldía, con causa o sin ella, de Oskar Kokoschka
BILBAO
Hacía más de 30 años que el radical autor vienés no recalaba en España. Su retrospectiva en el Museo Guggenheim de Bilbao constata cómo su expresionismo marcó altas cotas desde el retrato
Miró comparte salas con el artista vienés
!['El manantial' (1922-1938)](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/03/22/m560_arte_guggen_kokoscha_6-Rf5T8N2KBtJFa1LlqoPZLAO-1200x840@abc.jpg)
Viene el nombre de Oskar Kokoschka (1886-1980) ligado en sus inicios a los de Gustav Klimt (fue su mentor) y el de Egon Schiele (que llegó a ser su discípulo. Y hay dibujos en esta cita de Bilbao que demuestran quién ... influyó a quién), generando así una especie de triunvirato de la vanguardia vienesa que nuestro protagonista pronto se encargó de decapitar de raíz.
Aún así, la muestra del Guggenheim (que genera otra triada con las dos que se le ha dedicado a este autor en España hasta la fecha: la de la Fundación Juan March antes del advenimiento de la democracia y la del Museo Picasso de Barcelona en 1988), comienza haciéndole un 'hormigas blancas' al que luego fuera uno de los exponentes del Expresionismo (y de nuevo entra en juego el número tres, porque tres etapas desarrollará este autor en torno a esta corriente), al exponer algunas de las primera litografías que desarrolló en la Academia vienesa con todos los ingredientes propios del Art Noveau y su estilo ornamental de los que pronto renegaría, más en la línea de lo preconizado por Loos (ese ornamento como «enemigo de la verdad»), que para eso llegaría a ser uno de sus más destacados mecenas en su primera época (en su biografía, este reconoce sentir «el deber ético de protegerlo»), lo que le abrió las puertas a un sinnúmero de nuevos clientes, a los que retrató (buena parte de la primera sección de esta exhibición).
Un 'salvaje' en toda regla
Una red de salvación fundamental, sobre todo cuando la crítica te da la espalda y te llama 'salvaje'. La rebeldía que convierten en hilo conductor de la cita los comisarios (y que se llevan al título), llámese chulería, es la que le incita a raparse la cabeza, algo, en la época, destinado a prisioneros, y hasta a pintarse así: fue una portada para la revista 'Die Storm' que no se incluye en la cita, pero sí el autorretrato 'El pintor y su modelo', en el que, la modelo es lo de menos, porque lo que Kokoschka retrata es a sí mismo para esa publicación, sin un pelo de tonto.
Que duda cabe que el creador austriaco llegó para revolucionar el género del retrato y, con ello, la Historia del Arte europeo. Su intención, dirá, será 'retratar el alma'. Por eso importarán menos los fondos definidos, en ocasiones aparentemente inacabados, y se ocupará siempre más de las manos (es inevitable fijarse en las suyas en sus autorretratos); la irrupción de unos colores chillones que le acompañarán ya siempre y le conectarán con el sinestésico Kandinsky; la introducción de elementos sígnicos, palabras, muchas décadas antes de que lo hiciera Basquiat (y de ambas cuestiones son buenos ejemplos los retratos de los hermanos Schmidt, préstamo del Thyssen); o la petición a sus modelos que no posaran, que no estuvieran quietos: solo así sería capaz de 'pillarles el aura'.
![Imagen principal - La rebeldía, con causa o sin ella, de Oskar Kokoschka](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/03/22/m560_arte_guggen_kokoscha_3-U34882063107HXJ-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - La rebeldía, con causa o sin ella, de Oskar Kokoschka](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/03/22/m560_arte_guggen_kokoscha_2-U35008242748NKz-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - La rebeldía, con causa o sin ella, de Oskar Kokoschka](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/03/22/m560_arte_guggen_kokoscha_10-U60480523535PDH-278x329@abc.jpg)
Por lo mismo, es lógico que no a todos gustaran sus resultados. Auguste Forel se vio 'apopléjico' en los suyos y no se los compró. Baste mirar el cuadro, en las salas del Guggenheim y darse cuenta de que exageraba. Cuando años más tarde sufrió un ataque cerebral similar ya fue tarde para hacerse con él, pero la anécdota da pie a lo que se conoció como 'los rayos X Kokoschka'. Se ve que sí veía lo que no se ve...
La exposición llega algo más reducida que su anterior presentación en París (son 20 obras menos) aunque dicen sus responsables que ningún 'órgano vital' se ha visto dañado en el corpus final
La exposición se despliega en cuatro salas (seis secciones) y llega algo más reducida que su anterior presentación en el Museo de Arte Moderno de París (son 20 obras menos, un total de 122, aunque dicen sus responsables que ningún 'órgano vital', obra fundamental, se ha visto dañado en el corpus final). La segunda se ocupa de su renacer en Dresde, de 1916 a 1923, que precisa antes de una explicación biográfica: Años antes se enamora locamente de Alma Mahler. A ojos de 2023, las más de 400 cartas de amor que le remitió serían consideradas, si no acoso, sí 'stalkeo'.
A la guerra a curar heridas
La relación con su musa acabará como el Rosario de la Aurora. Ella queda encinta de él dos veces y aborta a sus espaldas. Cuando lo descubra no se lo perdonará jamás. Para olvidar, y pese a su naturaleza antibelicista, se alistará en la Gran Guerra, en la que es herido de gravedad dos veces. Acabará en un sanatorio psiquiátrico en Dresde. Pero el apoyo económico de Paul Cassier como galerista le permitirá viajar por Europa –pasará por España–, el Magreb y Oriente Próximo. Algunos de los paisajes de esos desplazamientos recalan en Bilbao. La perspectiva es casi aérea en los mismos: había que salir de todas las trincheras, las físicas y las emocionales.
También se ocupará de sus habitantes y sus animales (inevitable fijarse en el 'Tigón', mitad tigre, mitad león). Es nombrado catedrático de Bellas Artes y su estilo, más fluido, hace que sus obras maestras se engloben en esta etapa. Por cierto: Alma Mahler será sustituida por Olga Palkovská, con la que casará, quedando relegada a una muñeca a tamaño natural (aparece en varios retratos, uno de 1922, y se cree que es también uno de los personajes de 'El manantial'), con la que vivirá su momento dadá (pese a que él mismo le horrorizaba), haciendo correr la voz de que la llevaba a restaurantes, a la ópera... Acabó decapitándola, llamando a la policía para denunciar su 'muerte'.
![Detalle del 'Tigón'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/03/22/m560_arte_guggen_kokoscha_14-U62130620506JCL-624x350@abc.jpg)
El suicidio de Cassier, su patrocinador, crisis de 1929 mediante, precipita su regreso a Viena, lo que ocurre mientras avanza el fascismo en Alemania y se palpa la anexión austriaca. Él será tachado finalmente de 'artista degenerado' y como 'degenerado' se retratará. También muere su madre, pero son estos 'años felices' en su pintura. El único atisbo de malestar se observa en la campaña que emprenderá a favor de los niños vascos tras el bombardeo de Guernica. Se recupera el dibujo original que diseñó entonces junto a los carteles con los que empapeló Praga.
Y se genera un apartado de gran intensidad con sus primeras obras más políticas: sus dibujos durante la IGM con su estilo más desgarrador al estallar la Segunda, o el casi caricaturesco del exilio forzoso en Londres, donde la influencia de Hogarth es evidente. «El artista debe ejercer de alarma», decía, y de ello queda buen poso en esta sección y la sucesiva, la de su último exilio, a Suiza, en 1946, donde permanecerá ya hasta su muerte y donde el tercer giro a su estilo expresionista se pone al servicio de la defensa de los derechos humanos, la amenaza nuclear o un encendido europeísmo (que hará que vuelva a la Grecia y Roma clásicas y coleccione algunas piezas escultóricas). El lienzo 'Las ranas' lleva en su trasera el título 'el ocaso de Europa. Acababa de silenciarse la Primavera de Praga.
Su consagración le llega con su entrada en el MoMA, le vuelven a llover los encargos (sobre todo de políticos), aunque vemos también uno de su amigo Pau Casals. Pero su negativa a convertirse en un pintor abstracto puro limitó su alcance.
![Oskar Kokoschka](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/03/22/m560_arte_guggen_kokoscha_13-U34023876115JcE-366x206@abc.jpg)
Oskar Kokoschka
'Un rebelde de Viena'. Museo Guggenheim. Bilbao. Avda. Abandoibarra, 2. Comisarios: Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer. Patrocina: Fundación BBVA. Hasta el 3 de septiembre
La muestra se cierra con un desnudo con 80 años, prácticamente su última obra. Le acompaña la parca. Baselitz diría que este fue uno de los cuadros que más le influirían nunca. La llama, pues, no se apagaba. Aún quedaba rebeldía.
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