PUES DICES TÚ
Las dos cosas no puede ser
Mientras se prueban modelos de gafas, las dos personas 'normales' se preguntan con cuál dan mejor la imagen de intelectual. Y muestran su 'sabiduría'

Las dos personas normales, ora con las manos en los bolsillos, ora hurgando aquí y allá, recorren una tienda de gafas de esas que no se sabe si son ópticas o la planta de deportes de El Corte Inglés. La primera persona normal, entre la ... curiosidad y la displicencia, elige unas gafas y se las prueba.
—¿Tú qué crees? ¿Son de niño o de niña?
—Ya da igual.
—¿«Da igual» es que son de niña, pero que pueden llevarlas los niños, o que son de niño, pero que si las lleva una niña da igual?
—«Da igual» es que da igual. «Da igual» es que no se lo plantean, ya. «Da igual» es que ellos hacen las gafas y ya verá luego quien quiera si se las pone o no.
—Pero es que estas acaban en punta, como si fueran de secretaria.
—Pues entonces serán de niña.
—Pero es que son marrones y sin adornos.
—Pues serán de niño, entonces.
—¿Y no pueden hacerlas en punta, pero con brillitos? ¿O normales, pero en marrón? Por ayudar un poco, digo.
—Es que no las hacen para ayudar, las hacen para venderlas.
—Pero también pueden vender aclarando.
—Ya no se aclara nada, ¿no lo sabes? A saber qué es lo que quiere cada cual. Ahora es todo para todos, como con los mosqueperros.
—Muy buena serie.
—Muy buena. Ahora ya no se hacen distinciones, no sea que se enfade alguien. Ahora ya no se dan pistas. Ahora la cosa es vender. Ahora es así.
—¿Y antes?
-Antes igual.
La segunda persona normal descuelga con cuidado un par de gafas de una especie de poste. Las patillas se enganchan con la alarma, pero un pequeño tirón salva el obstáculo. La primera persona normal mira alrededor para cerciorarse de que nadie haya visto nada.
—Estas estarían bien de sol.
—¿Y no pueden ser de sol?
—No, mira. Son transparentes. Estas son de graduar.
—¿Vienen graduadas ya?
—No creo. Serán para que las gradúes tú.
—Pero si yo no tengo estudios…
—Para que te las gradúen, digo.
—¿Y no te las pueden graduar de sol?
—No creo. Son transparentes.
—Pues igual que te las gradúas, te las podrás hacer de sol y graduártelas. Digo yo.
—¿Se pueden graduar las de sol?
—¿Y por qué no van a poder graduarse las de sol?
—Porque estos cristales de aquí son de mentira, pero los que tienen las de sol son de verdad.
—Así cuestan.
—Así cuestan. Así que no sé si se puede tirar un cristal bueno, que es carísimo, para poner otro de sol, que es carísimo también, y más si es graduado.
—Si no ves bien con ellos…
—Aun así.
—Entiendo lo que dices, ¿eh? Y me preocupa. Me duele la cabeza. ¿Entonces hay que elegir?
—Hay que elegir, claramente. O ves mejor o más oscuro. Las dos cosas no puede ser.
—¿Y estamos seguros de eso?
—La vida está hecha de elecciones. La vida no es ir por ahí arramblando con todo, así, a lo loco. La vida es priorizar. La vida es esto o aquello, es esto sí, esto no.
—Qué intelectual todo. Qué gusto. Pareces Valdano, ¿no?
—Un poco.
Las dos personas normales dejan las gafas en su sitio y siguen caminando por la óptica, esquivando chavales de colores. De vez en cuando se prueban algún modelo y se mueren de risa. O se miran al espejo con inesperado interés.
—Pues dices tú Valdano, pero ahora hay gente ahí fuera que también piensa mucho.
—¿Y antes no?
—Antes más. Mira Unamuno…
—¿Dónde?
—En ningún sitio. Aunque esas gafas de allá podrían ser suyas.
—¿Serán suyas?
—No creo. O mira Ortega y Gasset…
—¿No era científico ese? Tú dices Ramón y Cajal.
—Igual sí. Los confundo. O mira Gustavo Bueno…
—¿Ese no era de Gran Hermano?
—Escribió un libro para niños. Algo de Bambi, me parece. Sería con dibujitos.
—Pues seguro. ¿Se puede ser intelectual con dibujitos en el libro?
—Pues ahora que lo dices… ¿Savater pone dibujos en los libros?
—Le pega.
—Pues entonces igual sí se puede.
La primera persona normal se topa con unas gafas naranjas. Macizas, pero ligeras. Un poco transparentes.
—¿Estas son de niño o de niña?
—Son tirando a Savater, precisamente.
—Pues vamos allá… —Se las prueba—. ¿Cómo me ves?
—No lo sé. Ponte de lado.
—¿Así? —Se gira un poco.
—Un poco más de perfil... Espera, que me muevo yo.
—¿Me pongo mejor frente al espejo?
—No hace falta, ya te veo bien. ¿A ti te gustan?
—Pero si no estoy viendo nada.
—Pues imagínatelo.
—Así, tan de color, no sé decirte.
—¿Tú las quieres de niña o de niño?
—Yo las quiero de lo que se lleven, de las que no te digan nada. De las que no se fijen en ti.
—Eso ahora no se puede, ahora te dicen cosas siempre. Ahora hay que elegir lo que sea y aguantarse luego. La vida ahora es así.
—Qué profundo todo, ¿no?
—Partido a partido, como digo yo.
—Me gusta mucho a mí Valdano.
—Menuda cosa. Y a mí.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete