ARTE DIGITAL
Porcelana y bits: el arte en la era 'phygital'
El camino recorrido de lo físico a lo digital se adentra en una nueva fase en que las obras pueden desarrollarse en uno o en ambos territorios; o próximamente en un tercero, genuino de esta época y lleno de oportunidades
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Corría el año 2021 y parecía que pronto nos veríamos obligados a plantear debates trascendentales acerca de la naturaleza humana y a pensar cómo íbamos a gestionar la educación o el trabajo ahora que estábamos a punto de tener que elegir por las mañanas, no ... outfit, sino avatar.
El metaverso, concepto acuñado por el escritor Neal Stephenson en su novela 'Snow Crash', se convirtió en la bandera futurista de la compañía que hasta entonces conocíamos como Facebook, y a partir de ese momento, bajo el nombre de Meta. Si Zuckerberg cambió el nombre de su imperio por su sueño de un mundo conectado en lo virtual o si escogió el metaverso por una feliz coincidencia con el nombre que ya había elegido previamente para seguir los pasos de Google-Alphabet, es algo que no sabremos.
Todo ha sido un sueño
Lo cierto es que durante unos meses de burbuja inflacionaria tipo big bang en la que solo se hablaba de ello, después de muchos, muchísimos millones invertidos en el ala metaversial de la empresa de la red social, y tras incontables seminarios en LinkedIn en los que marcas y profesionales nos explicaban cómo estaban integrando el metaverso en sus actividades —a través de plataformas modo videojuego de dudosa utilidad—, resultó que todo había sido eso, un sueño, y que, de vuelta en la realidad, lo que mandaba era la inteligencia artificial, que de pronto permitía obtener respuestas y textos sin esfuerzo y sin la fea práctica de plagiar. La gente abandonaba la fiesta de Zuckerberg a toda prisa y sin despedirse, y allí quedaba la sala llena de confeti, con el CEO haciendo las cuentas de lo que le iba a costar todo aquello con un gorro triste de cumpleaños en la cabeza.
!['Blue Desert', de Lladró y Laprisamata](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/24/blue_desert-U87842231687ZEP-760x427@diario_abc.jpg)
No era el momento del metaverso: todavía tiene que desarrollarse la tecnología para visualizarlo, mejorar de forma generalizada y, en gran medida, el acceso a internet y su velocidad. Y, además, encontrársele una virtud real. Sin embargo, esta salida en falso sí apuntaba a otras posibilidades, a otras formas de experimentar la realidad, y con ella, el arte.
El trayecto de lo físico a lo digital no se ha dado como parecía que sería en los libros de ciencia ficción: por desgracia para Zuckerberg, no vivimos en un Ready Player One repleto de anuncios, sino en una era en que la porcelana le da la mano a los bits para que las dimensiones se expandan y los planos se sumen en una colección tan interesante como 'Blue Desert,' de Lladró y Laprisamata, nombre artístico que dota a esta colaboración entre la tradición cerámica y el arte digital de un extra de evocación —apunte periférico al tema central: en la costa de Tánger, hasta no hace mucho, un graffiti en lengua tamazight hacía referencia específicamente a que la prisa mata—.
De la tradición física de 'El jardín de las delicias' parte 'Speculum', genial actualización de la obra de Hieronymus Bosch por parte del colectivo Smack en Colección SOLO, un vídeo de animación digital tríptico que retrata de forma descarnada nuestras sociedades superadas por lo online: tecnologías invasivas, personajes obsesionados con su propia imagen, y un delicioso infierno de torturas a medida. Y de 'Speculum', a las esculturas de sus personajes, de nuevo en el reino de lo físico. La frontera entre lo uno y lo otro se ha diluido: como un electrón que deambula de la región ondular y probabilística de los campos a la concreción corpuscular de la partícula, así las ideas del arte se materializan y desmaterializan a voluntad de quienes las han concebido.
![Estudio de Óscar Llorens con obra para exposición en la galería londinense Maddox](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/24/llorens-U52861022455Skn-760x427@diario_abc.jpg)
Y hay otros recorridos que conectan ambos mundos: ilustrador de profesión desde hace dos décadas, Óscar Llorens ha podido apostar actualmente por su obra física destinada a galerías, ferias y coleccionistas privados gracias a los ingresos que generó previamente mediante la venta de obra NFT, colecciones como 'Future Worlds' —título muy oportuno para lo que hoy nos atañe–. que fue exhibida en eventos como NFT Berlin o Art Babel en Madrid.
Por su parte, las imágenes de la artista Lola Zoido juegan con nuestra percepción superponiendo lo digital y lo físico hasta que la realidad se vuelve un concepto extraño, magnético, y difícil de definir. En su caso, explica, el entrelazamiento de las realidades físicas y digitales —una relación que se manifiesta en cualquier aspecto de las vidas que hoy vivimos— genera una nueva capa de realidad que ella se encuentra explorando actualmente en su trabajo.
El horizonte al que podemos imaginar que nos dirigimos apunta a un nuevo estadio totalmente 'phygital' (físico y digital) de la experiencia artística, la evolución de esa nueva capa de realidad a la que se refiere Zoido, que aunque suene paradójico, se volverá más tangible, más real. La muerte in utero del metaverso —y antes, de las Google Glass— opacó la tecnología que sí podía abrir esa dimensión próxima del camino y que ahora están tratando de sacar adelante con nuevo brío fabricantes de productos como las Vision Pro de la marca de la manzana: la realidad aumentada.
![Obra de Lola Zoido](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/24/Zoido-U03218802670Aju-760x427@diario_abc.jpg)
Cómo será esa forma futura de crear y experimentar el arte que se sumará a las que ya conocemos, o qué nuevos espacios la acogerán son respuestas que se están pensando, diseñando y programando ahora. ¿Tocaremos características de una obra con guantes hápticos mientras la vemos con nuestros propios ojos? ¿Borrará la tecnología el salto de lo físico a lo digital de tal modo que podamos entrar y salir de una obra phygital, de una actualización futura de 'Speculum' por ejemplo, con un pestañeo? En algún lugar del mañana aguarda ese phygiverso que Zuckerberg intentó vendernos demasiado pronto.
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