PUES DICES TÚ
Plano de escena
Las dos personas normales conversan, como si fueran filósofos o escritores finiseculares, sobre el actual aluvión de plataformas
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Las dos personas normales caminan juntas, con las manos entrelazadas a la espalda, como si fueran filósofos o escritores finiseculares, da igual el siglo. Los plátanos de sombra parecen deslizarse junto a ellas, aunque son ellas quienes avanzan; las personas normales son así, suaves y ... discretas en su discurrir.
—Estaba yo pensando... —dice la primera persona normal.
—¿Sí? —dice la segunda.
—Estaba yo pensando que tenemos muchas plataformas, ¿no?
—¿Para auparnos?
—También, pero yo me refería a para ver.
—¿En la tele, dices?
—Sí.
—En la tele, demasiadas. La Chebeó, el Nétflix, el Escái, el Amazón, la otra, la del Plas, la otra...
—Demasiadas.
—Y en todas echan lo mismo, da igual cuánto le des al botón. En todas hay series, películas, televisión.
—Pero películas distintas serán.
—No sabría decirte, yo creo que es la misma siempre. Una con la Sandra Bullock y otra con la de Friends.
—Ah, ya, ya sé cuáles dices.
—Y otra con el de Breaking Bad, que se ha hecho juez ahora.
—Pero eso es en serie, ¿no?
—Eso es en serie, sí.
—Es que las series son el nuevo cine, te lo digo yo. Los Serrano lo cambiaron todo.
—Los Soprano.
—Los Soprano. Desde que hicieron los Soprano, ya no hay anuncios ni nada.
—A veces ponen, ¿eh?
—A veces sí, pero al principio.
—Y durante.
—Y durante. Pero avisan.
—Antes también avisaban.
—Pero ahora avisan más. Menos al principio, que te salen dos de golpe y da una rabia que no veas.
—A mí me sale uno, me parece. Uno de coches. Pero da la misma rabia, con lo que te cobran.
—Por eso. Uno de coches, que el coche es más grande por dentro que por fuera. Uno que pasa, ¡fium!, y ni hace ruido ni nada, que hace así, como si fuera una nave espacial, ¡fium! Y luego ya empieza la serie.
—Exacto.
—Aunque te puedes saltar las letras del principio. Una cosa por la otra.
—Eso sí. Y el resumen.
—Y el resumen, eso es. Aunque a mí me viene bien el resumen, que no creas que me acuerdo yo de todo, que a veces me veo una serie y, cuando llega la segunda temporada, me doy cuenta de golpe de que ya la he visto. O la tercera.
—¿Y eso por qué?
—Por la edad.
—A mí también me pasan cosas por la edad, pero yo sí que me salto los resúmenes, o los dejo ahí y me voy al baño. Por la edad también.
—Pues muy bien hecho.
—Por eso te lo cuento.
—Igual para eso ponen los anuncios.
—Pues igual.
Las dos personas normales se quedan mirando un mural que invita a manifestarse contra no sé qué en no sé qué fecha, como si el artista no tuviera en cuenta la obsolescencia o confiara muy poco en el efecto de la manifestación.
Las dos personas normales siguen andando.
—Pues dices tú, pero el otro día el pequeño me decía que lo de las series es un arte.
—¿Y lo de las películas no?
—Lo de las películas también. Todo lo que echen por la tele.
—Ah, ya.
—Me dijo: «Mira, no cortan».
—¿No cortan qué?
—Pues el plano.
—¿Cómo el plano?
—El plano. La toma. La imagen. A veces hacen planos largos.
—¿Y qué?
—Pues que es más difícil, parece.
—No te entiendo.
—Ni yo. Pero él lo tenía clarinete.
—¿Todavía se dice clarinete?
—Yavestruz.
Las dos personas normales se ríen como si estuvieran en el colegio.
—Por lo visto, si cortas, vas a lo fácil. Un señor, otro señor... Pero hay directores que no cortan.
—Y directoras, ¿no?
—Pues lo mismo. Como ahora hay democracia...
—Por eso.
—Y, entonces, como no cortan, pues tienen que ponerse a inventar cosas. Se tienen que cruzar camareros por detrás, hay que hablar más rato, saltar por encima de las cosas...
—No estoy entendiendo nada.
—No, ni yo. Pero al pequeño no se le escapaba nada. Salía un policía y sacaba la pistola, y luego la cámara se iba al ladrón y el ladrón disparaba, y luego la cámara se iba al policía otra vez, así, sin cortar ni nada, y ¡hala!, ya estaba sangrando.
—Normal. Si le habían pegado un tiro...
—Ya, ya. Pero sin cortar, digo. Más difícil todo.
—¿Le tenían que echar el kétchup más rápido?
—Eso es. Mientras la cámara no miraba.
—Ah, ya. Mucho más lío.
—Mucho más. Y a veces se tiran así diez minutos, por lo visto, y hay un montón de gente agachada, para no salir y, si salen, pues nada, tienen que volver a empezar. Aunque lo tengan ya casi todo hecho.
—¿Aunque lo tengan ya casi todo hecho?
—Aunque lo tengan ya casi todo hecho. Toma de escena, lo llaman. O plano de escena. O algo así.
—¿Plano de escena?
—O toma secuencia.
—Ah, sí, eso me suena. Y ¿eso es de ahora?
—Por lo visto. Antes sí se cortaría, digo yo. Para no tener que agacharse. Cuando había menos medios y la gente estaba menos en forma.
—Y ¿se nota la diferencia?
—Pues supongo yo que no.
—Entonces mejor cortar, ¿no?
—Pues, ahora que lo dices...
—Pues oye.
—Pues igual sí.
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