ILUMINACIONES
'Marat/Sade': la Revolución, farsa y drama
Peter Brook llevó al cine 'Marat/Sade' en 1967, apasionante versión de la obra teatral de Peter Weiss
Otros artículos del autor

El 13 de julio de 1793 Jean-Paul Marat fue asesinado por Charlotte Corday cuando se estaba bañando en su casa de París. Marat, científico, filósofo, agitador y periodista, era no sólo una de las caras más populares de la Revolución Francesa sino además el ... intelectual más odiado y temido por los monárquicos y los girondinos. Abogaba por la supresión de la propiedad privada, la eliminación de cualquier obstáculo a su programa radical y era ferozmente anticlerical.
Su muerte violenta inspiró al dramaturgo alemán Peter Weiss para escribir en 1963 una pieza que bautizó como 'La persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representada por el grupo teatral del manicomio de Charenton bajo la dirección del marqués de Sade'. Cuatro años después, Peter Brook llevó al cine la obra, titulada 'Marat/Sade', en la que brilla el talento de actores como Ian Richardson, Glenda Jackson y Patrick Magee, que dan vida a Marat, Corday y Sade.
La película pivota sobre los diálogos de Sade y Marat, dos visionarios que polemizan
La trama se desarrolla en el asilo mental de Charenton en 1814 cuando Napoleón gobierna Francia, diez años después del asesinato de Marat. Muchos de los protagonistas del drama habían muerto, pero, sin importar el anacronismo, Weiss les reúne en el imaginario espacio de ese manicomio donde el espectador asiste a las discusiones entre Marat y Sade, el asesinato del primero y a las disquisiciones de enloquecidos personajes sobre la Revolución. Brook, director de cine y teatro británico, realizó un impresionante trabajo al filmar la pieza de Peter Weiss. La película dura dos horas y pivota sobre los diálogos de Sade y Marat, dos visionarios que polemizan acerca del sentido de la existencia, la felicidad humana y el significado de la Revolución Francesa. Como trasfondo, Corday sueña con asesinar al director de 'L'Ami du Peuple', la publicación que jaleaba a la destrucción del Viejo Régimen y la aniquilación física de sus defensores.
Individualismo radical
Sade, encarcelado por su heterodoxia y tratado como un loco, defiende un individualismo radical y sostiene que la única posibilidad de alcanzar la felicidad es la realización de los deseos humanos. La Revolución es una ilusión que acabará en un derramamiento inútil de sangre porque es imposible cambiar la naturaleza del hombre. El marqués es un pesimista y escéptico que considera que todo régimen político es una forma de dominio.
Frente a él, Marat cree que sólo un ideal colectivo basado en la igualdad y la fraternidad puede acabar con las injusticias del Viejo Régimen. Ello sólo se puede conseguir mediante una violencia revolucionaria que acabe con los aristócratas, los monárquicos y los girondinos. Marat había estado exiliado en varias ocasiones y era percibido por Robespierre y los jacobinos como un exaltado que amenazaba los logros de su causa. Su asesinato se produjo un año antes que la ejecución de Hébert, otro radical que el Comité de Salvación Pública veía como un peligro para sus políticas.
Charlotte Corday, verdugo de Marat, no era una fanática reaccionaria. Huérfana de madre, educada en un convento católico, había leído a Rousseau y Montesquieu. Se identificaba con los girondinos y creía que el asesinato de este hombre era la única forma de acabar con la tiranía y servir a la causa de la libertad. Los diálogos cruzados entre los tres, mientras el coro de locos maldice el orden establecido y el director del manicomio manda que les encierren o encadenen, expresa las contradicciones y los dilemas del periodo revolucionario que empieza en 1789 con la toma de la Bastilla y acaba en julio de 1794 con la caída de Robespierre y la liquidación del Terror.
Conserva una enorme actualidad por su análisis de la contraposición entre la utopía y el realismo
Ello posibilita la ascensión al poder de Napoleón, cuyo régimen es mostrado en la película de Brook como una restauración encubierta de los viejos usos autoritarios de la monarquía borbónica. Han transcurrido 57 años desde el estreno del filme que no sólo no ha perdido interés, sino que, además, conserva una enorme actualidad por su profundo análisis de la contraposición entre la utopía y el realismo. A ello se suma le fuerza estética de la película y el gran trabajo de los actores, claramente inspirado en el expresionismo alemán.
Final traumático
No hay duda de que la Revolución Francesa, con su violencia y sus excesos, fue la partera del mundo moderno. Aunque su final fue traumático, sus ideas acabaron por imponerse. En este sentido, Marat fue un visionario que anticipó las miserias y la grandeza del siglo que alumbró el nacimiento del marxismo y la lucha de clases. Una película altamente recomendable que seduce y atrapa por su lucidez y que revela las posibilidades creativas de un cine sin maniqueísmos al servicio de la memoria histórica.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete