ÁNIMA NEGRA

Alexis Lecaye, Holmes salva la vida a Carlos Marx

El autor francés escribió una deliciosa novela en 1981 en la que funde imaginación y realidad en el encuentro de estos dos personajes

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Lecaye (arriba) tuvo la afortunada idea de fundir las personalidades de Carlos Marx y de Holmes en una trama que se desarrolla en la Comuna de París

Los límites entre la ficción y la realidad son difusos. Eso lo saben muy bien los creadores literarios, que siempre han explorado las fronteras de ambos mundos. El escritor francés Alexis Lecaye publicó en 1981 'Marx & Sherlock Holmes', una obra inclasificable que es a la ... vez novela negra, recreación histórica y folletín romántico.

Lecaye tuvo la afortunada idea de fundir las personalidades de Carlos Marx y de Sherlock Holmes en una trama que se desarrolla en la Comuna de París como telón de fondo. La acción tiene lugar en la primavera de 1871 cuando el Ejército de la Tercera República sitia a los rebeldes de la capital parisina. Carlos Marx, refugiado en Londres, teme por su vida y pide a Sherlock Holmes que viaje a Francia para detener a un asesino ruso que planea acabar con su vida.

La genialidad de Lecaye es el perfecto maridaje entre un Carlos Marx que impulsa desde su exilio la revolución proletaria internacional y un Sherlock Holmes, que acaba de cumplir 23 años y empieza su carrera como detective. Todavía no ha conocido a Watson, ni vive en Baker Street, ni ha desarrollado sus famosos métodos.

Si no fuera porque Holmes nunca existió y es el producto de la fértil imaginación de Conan Doyle, la trama resultaría perfectamente verosímil porque el retrato de un Marx perseguido por sus enemigos y en precaria situación económica es totalmente fidedigno. A lo que se añade la convincente recreación de un París asediado, con el Ejército prusiano a sus puertas y una experiencia revolucionaria que se derrumba. Sherlock contempla atónito el espectáculo desde su ignorancia política con los ojos de un inglés liberal.

He disfrutado de un rato delicioso al releer esta novela, publicada hace más de 40 años

La trama comienza cuando Marx se presenta ante Holmes para pedirle ayuda. Le informa de que Thiers y Bismarck han contratado a un profesional para que le asesine. Ambos consideran que es una amenaza para el orden burgués. Sherlock acepta proteger su vida, sin saber los riesgos que asume. De repente descubre que él también se halla en peligro cuando, horas después de aceptar el trabajo, un cuchillo vuela a unos centímetros de su cabeza.

Es el comienzo de una rocambolesca aventura que llevará al detective a cruzar al otro lado del Canal, a recorrer la red subterránea de París, a meterse en la boca del lobo y a enfrentarse a peligrosos enemigos. En esa peripecia, el joven Sherlock se enamorará de una mujer misteriosa llamada Laura, que se hace pasar por la hija de Marx.

He disfrutado de un rato delicioso al releer esta novela de Lecaye, publicada hace más de 40 años. Al abrir sus páginas, me encontré con un billete de 25 rublos, de color morado, en el que aparece un busto de Lenin y el escudo de la Unión Soviética. Un vestigio del pasado y de un lejano viaje que hoy parece tan fantástico como las aventuras de Sherlock Holmes.

Cuando al inicio de la narración, Marx se presenta a Holmes, que no le conoce, éste le pregunta si es químico a juzgar por su aspecto. El padre del comunismo le responde que sí, que se dedica a la química social y que recurre a los métodos de la ciencia para descubrir las leyes de la conducta humana.

Ambos descubren una gran afinidad en su forma de analizar la realidad y Holmes queda desconcertado por la perspicacia de Marx, que parece leer su pensamiento. Cuando el detective le formula la objeción de que él no comparte sus ideas ni su proyecto, Marx le tranquiliza con el argumento de su rechazo a la violencia y su amor por las instituciones británicas. Eso disipa las dudas y es el germen de una amistad que queda reforzada al final del libro.

Fue Marx quien enunció una frase que bien podría servir para ilustrar la filosofía vital de Sherlock Holmes y su empeño por buscar la verdad: «La manera como se perciben las cosas no responde a como son. Si las cosas fueran como parecen, sobraría la ciencia». Esta desconfianza sobre la apariencia y esa voluntad de bucear hasta las profundidades de lo real une a los dos.

Si Carlos Marx siempre se consideró un científico social, Sherlock Holmes es el primer detective que recurre a los métodos de la ciencia para rastrear los crímenes. No es la intuición sino el análisis de las pruebas lo que lleva al personaje de Conan Doyle a culminar sus empeños. Lecaye concluye su novela con un homenaje de Marx a Holmes, al que regala el primer ejemplar dedicado de 'El capital'. Un poético epílogo para esta nostálgica e inteligente trama.

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