UNA Mirada ACADÉMICA
Palabra y número
Los geómetras tropezaban con el mismo problema: no podían representar con palabras las formas corpóreas
Otros artículos de 'Una mirada académica'

Nada menos que un contemporáneo de Nerón, Moderato de Cádiz, afirmó que los escritores «al no poder transmitir la palabra con claridad las primeras formas y los primeros principios, a causa de la dificultad de concebirlos y de expresarlos, se aplicaron a los números ... por la claridad de su enseñanza». De hecho apuntaba que imitaban a los maestros de escuela, queriendo dar en el significado de las letras, pero teniendo en cuenta que éstas comportaban un sonido y que el concurso de unas con otras daba como resultado las palabras.
¿Y qué acontece con los números? Según Porfirio, los geómetras tropezaban con el mismo problema: no podían representar con palabras las formas corpóreas, por lo que se aplicaron al dibujo de las figuras, así el triángulo.
Mucho antes, los egipcios, a través de la pluma de Maat —que aparecía en el contrapeso de la balanza cuando se pesaba el corazón del difunto para saber si merecía ir al más allá—, daban prioridad al orden y a la precisión, lo que llevaba a la palabra nefer, que indicaba lo que sería luego el kalos kagazos (bello y bueno, de los griegos). Nefer, por cierto, nos acerca a la voz neter, y ésta remite a los números. El dios Thot, que anotaba la confesión del difunto, era a la vez dios de la escritura, la numeración y el tiempo.
Pero ¿qué sucedía antes, en la prehistoria? Esta es la idea que no deja de asaltarme. ¿Cuándo nace la palabra y cómo? ¿Por imitación auditiva o unida a una imagen? Según Mauricio Swadeshharía 1.750.000 años que surgió la primera exclamación emotiva: unos gritos expresivos que luego darían paso a la conversación, junto a imitaciones y llamadas.
¿Y en las pinturas rupestres?, ¿había ya palabras escritas? ¿Se unirían con el número?
«Éstas —dice— se basaban en solo vocablo fonéticamente vocálico, fuera oral, nasal u orinasal». «La voz llamativa, pues —añade—, es de por sí todo un sistema de comunicación». Primero se trataba, sigue Swadesh, de «una secuencia de sonidos hilvanados a la manera típica de los animales, quizá algo como «u u u ñeu ñeu ñeu u u u» de lo que se desprendía que andaba por allí un felino», lo que le llevó a concluir que dicho modo comunicativo imitativo auroral contribuyó al desarrollo de la inteligencia.
¿Y en las pinturas rupestres?, ¿había ya palabras escritas? ¿Se unirían con el número? Acaso la aparición de un punto negro o rojo junto a una figura suponía el empleo de un signo, un inicio de escritura con el valor de poema visual. De pronto, sin embargo, lo que vemos es una mano abierta con los cinco dedos extendidos, o dos manos, tres manos… ¿Tenían carácter mágico, o representaban una mano, cinco, y dos manos, diez?
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete