UNA mirada académica
Orígenes del lenguaje hablado
Se deduce que, muy posiblemente, el lenguaje pudo haber surgido tanto en 'Homo sapiens' como en 'Homo neanderthalensis' de manera independiente y convergente hace más de 300 000 años
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El lenguaje y el uso de la voz para expresarlo ha ocupado a expertos en antropología, arqueología, biología, filosofía, psicología... Muy lejos del consenso, quienes han dedicado tiempo al estudio de los orígenes del lenguaje piensan que llegar a conclusiones aceptables es muy complicado para ... la ciencia. La paleontología no ayuda a saber cuándo tuvimos capacidad para hablar, la forma más común del lenguaje. Al morir, todas las partes blandas del aparato fonador que de un modo u otro participan en el habla: pulmones, laringe, cuerdas vocales, lengua, labios... se descomponen y desaparecen con rapidez.
Por descontado, tampoco se conserva el cerebro y, por ende, las áreas de Broca y Wernicke y el giro angular, las tres áreas esenciales en el control de la emisión y comprensión del lenguaje. Sin información en el registro fósil, todo se reduce a proponer sugerentes teorías desde distintos puntos de vista, que pueden seducir pero no resolver.
El habla tiene dos componentes: emisión y recepción. Del primero no quedan evidencias en el registro fósil, pero del segundo se conservan en algunos casos los huesecillos del oído medio, martillo, yunque y estribo, cuyo tamaño y forma —los datos que se necesitan para la investigación— se pueden estimar de manera digital una vez aislados del hueso temporal mediante microtomografía computarizada.
El habla tiene dos componentes: emisión y recepción. Del primero no quedan evidencias en el registro fósil
Un miembro de nuestro equipo, Ignacio Martínez, buscó la colaboración de expertos en ingeniería acústica y juntos fueron capaces de construir audiogramas de especies extintas. Los audiogramas son gráficos de la capacidad auditiva, que se obtienen mediante comparación del nivel de la potencia acústica (medida en decibelios) y la frecuencia de las ondas sonoras (medida en hercios). Para una potencia dada, los chimpancés tienen una buena audición entre 1000 y 3000 hercios. A partir de esa última cifra, su capacidad auditiva decae con rapidez. Nuestra competencia auditiva se estima entre 20 y 20 000 hercios, aunque nuestra mejor audición se sitúa en un rango de entre 1000 y 5000 hercios.
Con ese ancho de banda somos capaces de pronunciar y oír la combinación de sonidos vocálicos y consonánticos. En buena lógica, la capacidad auditiva ha debido evolucionar junto con la posibilidad de emitir sonidos complejos. Y esa complejidad no tendría ningún sentido si no la comprendemos. Así que el ancho de banda puede ser un buen indicador de la capacidad para poseer lenguaje.
Esta línea de investigación ha averiguado que los audiogramas de nuestros ancestros más antiguos, como los australopitecos, eran similares a los de los chimpancés. Los neandertales, en cambio, poseían audiogramas indistinguibles del nuestro. De esta sorprendente información se deduce que, muy posiblemente, el lenguaje pudo haber surgido tanto en 'Homo sapiens' como en 'Homo neanderthalensis' de manera independiente y convergente hace más de 300 000 años.
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