crítica de:
'El misterioso caso del impostor del Titanic', de Carmen Posadas: se embarca en el trasatlántico y no naufraga
narrativa
Nos sirve una adictiva novela de detectives clásica, en la que doña Emilia Pardo Bazán, acompañada de Ignacio Selva, resuelve el enigma de un supuesto superviviente del hundimiento del célebre buque
Otras críticas de la autora
![Carmen Posadas es autora también de 'La cinta roja' y 'Licencia para espiar', entre otros títulos](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/16/carmenposadas.jpg)
En su nueva novela, una de las más apetecibles de la 'rentrée' literaria, Carmen Posadas entrelaza en una trama perfectamente urdida y resuelta dos de sus fascinaciones, como la propia autora uruguaya afincada en España ha confesado. Por un lado, la del Titanic, el ... imponente trasatlántico que se hundió en las aguas del Atlántico la noche del 14 al 15 de abril de 1912. Por otro, la referida a doña Emilia Pardo Bazán.
Al igual que Augusto Pérez, en 'Niebla', visita a su creador, Miguel de Unamuno, aquí el personaje de Ignacio Selva, de 'La gota de sangre' —título con el que la escritora gallega es pionera de la novela policiaca escrita por una mujer, y no únicamente en nuestro país— cobra existencia.
NOVELA
'El misterioso caso del impostor del Titanic'
![Imagen - 'El misterioso caso del impostor del Titanic'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/16/1634portacarmen.jpg)
- Autora Carmen Posadas
- Editorial Espasa
- Año 2024
- Páginas 422
- Precio 22,90 euros
Pero a diferencia de Augusto Pérez que se encara con Unamuno y le suelta una serie de reproches, Ignacio Selva colabora con doña Emilia, convertida por Carmen Posadas en una singular, perspicaz e irónica detective, en la resolución del enigma. Se trata del sorpresivo regreso de Armando Olmedo, trasunto del comerciante avilesino Servando Ovies, figura real que pereció en la debacle del Titanic. Ha transcurrido mucho tiempo, y su familia ya lo daba por desaparecido. Al volver, se preguntan si realmente es Armando Olmedo o es un impostor que tiene aviesas intenciones.
Como no podía ser menos, asoma Pérez Galdós, con quien Pardo Bazán mantuvo una relación sentimental presidida por el respeto mutuo
Doña Emilia e Ignacio Selva, ayudados por Elías Corralero, antiguo jefe de policía de Madrid y también personaje de 'La gota de sangre', llevarán a cabo un sinfín de pesquisas hasta un gran desenlace. Desarrollada la novela en varios escenarios, Avilés —donde se ubica la mansión la Casa de los Dos Torreones, propiedad de los Olmedo—; La Habana —en la que conocemos la penosa situación de niños españoles emigrantes, engañados con la promesa de un futuro mejor, una suerte de 'menas' de ese momento—; y Madrid. Carmen Posadas, autora también de 'Pequeñas infamias' —Premio Planeta—, 'La cinta roja', 'La maestra de títeres' y 'Licencia para espiar', entre otros títulos, nos sirve una extraordinaria novela de detectives clásica, a la que rinde homenaje.
Pero no solo eso. 'El misterioso caso del impostor del Titanic' encierra también muchos otros atractivos. Por ejemplo, las sabias lecciones que le brinda Pardo Bazán a Selva, que desea ser escritor, sobre la pujanza de la literatura: «Es tan poderosa que logra convertir en realidad lo que no es más que ficción», y cómo un escritor no debe encerrarse en una torre de marfil, un error cuando se busca «bucear e intentar entender pasiones humanas y recovecos del alma».
Porque la vida es complicada y siempre «sale por peteneras», y en ella «toda persona, tú, yo y el de la boina, tenemos un derecho y un envés», e incluso «la personalidad de los que amamos es un rompecabezas de muchas piezas». Y, con acierto, la autora de 'Los pazos de Ulloa' señala que no pocas veces los artistas, los creadores no son precisamente excelentes personas —acuérdense del magnífico artículo de Javier Marías, '¿Será buena persona el cocinero?' —, que nos remite al muy actual asunto de la cancelación, que resulta una inadmisible dictadura.
Como no podía ser menos, asoma Benito Pérez Galdós —doña Emilia Pardo Bazán lo añora en esta novela—, con el que mantuvo una modélica —con su puntito de escándalo en tan pacata sociedad—, relación sentimental presidida por la admiración y el respeto mutuo. Carmen Posadas se embarca en el Titanic y no naufraga.
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