Suscríbete a
ABC Cultural

ABCdeARCO

Una mirada al mundo de Mario Cader-Frech

Premios A al coleccionismo

El prestigioso coleccionista de arte y ejecutivo de medios salvadoreño se alza con uno de los Premios A de coleccionismo que otorga este año la feria

Los críticos de ABC Cultural eligen los 50 mejores artistas de ARCO 2024

Retrato de Mario Cader-Frech firma: Carlos cader

Steven Carlson

Madrid

Mario Cader-Frech es el galardonado este 2024 en ARCOmadrid con el premio 'A' a la Filantropía y Coleccionismo de Arte Centroamericano por su apoyo al arte y los artistas contemporáneos. Nos cuenta sobre sus inicios como coleccionista, su visión del arte y su relación con su El Salvador natal.

—Premio 'A' a la Filantropía y Coleccionismo de Arte Centroamericano. ¿Qué significa para usted este reconocimiento?

—Es una sorpresa. No me lo esperaba tan joven… ¡Aunque estoy a punto de cumplir 60 años! Es un reconocimiento por el trabajo que vengo haciendo desde hace décadas, el cual comencé a realizar y sigo realizando sin esperar nada. Así que recibir un premio es un honor que no esperaba.

—¿Qué visión se esconde detrás de su colección de arte? 

Si vienes a mi casa, vas a ver encapsulados 40 años de lo que he vivido en Estados Unidos, en España, El Salvador y el mundo. Verás temas sociales que han surgido en esos años, desde el VIH/sida al empoderamiento de la mujer, la diversidad sexual o raza.

Decidí que el criterio de mi colección iba a ser movimientos sociales que me afectaban de alguna manera. En cuanto a los artistas, no me importaba de dónde fuesen, qué sexo, raza o sexualidad tuvieran. Sí debían ser artistas que vivieran y trabajaran en Manhattan, para poder tener una perspectiva geográfica, que fueran artistas vivos, conceptuales y que abordaran un tema social.

—¿Qué le inspiró a comenzar a coleccionar?

Yo creo que es algo que te nace. Cuando estaba estudiando mi maestría en Georgetown University, mi compañero de casa era pintor. Ahí llegué a ver cómo vivía un pintor. De casualidad, nuestro vecino estaba a cargo de la colección de arte del Banco Interamericano de Desarrollo. Además, era coleccionista de arte contemporáneo de México. Ahí me di cuenta de la diferencia entre ser pintor y ser coleccionista.

Imagen principal - Sobre estas líneas, «Faraway Brother Style», de Walterio Iraheta. A la derecha, «Black Mirror», de Beatriz Cortez. Arriba, «Gémini Duplex Chanti Capsule», de Simón Vega
Imagen secundaria 1 - Sobre estas líneas, «Faraway Brother Style», de Walterio Iraheta. A la derecha, «Black Mirror», de Beatriz Cortez. Arriba, «Gémini Duplex Chanti Capsule», de Simón Vega
Imagen secundaria 2 - Sobre estas líneas, «Faraway Brother Style», de Walterio Iraheta. A la derecha, «Black Mirror», de Beatriz Cortez. Arriba, «Gémini Duplex Chanti Capsule», de Simón Vega
Grandes nombres del conjunto. Sobre estas líneas, «Faraway Brother Style», de Walterio Iraheta. A la derecha, «Black Mirror», de Beatriz Cortez. Arriba, «Gémini Duplex Chanti Capsule», de Simón Vega Colección Mario Cader-Frech. Fotos de Mateo Serna Zapato

Yo no tenía ninguna intención de estudiar arte, pero ellos dos me sugirieron que aplicara a la National Art Gallery en Washington, D.C. para ser docente, porque a los voluntarios docentes obviamente los educan para dar «tours» de exhibiciones temporales. Fui docente por 12 años.

—¿Cómo decide qué artistas o piezas incluir en su colección?

No hay una sola forma de adquirir una obra. Si estás en una feria y vas caminando, la obra te habla, te llama, conecta contigo y llegas a indagar quién es ese artista. Nunca he comprado una obra de lejos, sin haberla visto. Primero, tiene que haber ese 'click'.

Siempre me gusta entender más sobre el artista para ver si cabe en ese criterio que yo tengo para crear un conjunto coherente, que fue un consejo que me dieron desde el principio. Una cosa es comprar masivamente obras de arte y otra es, conscientemente, crear una colección.

—¿Cómo ha evolucionado su colección desde que comenzó en los años 90?

Sigue siendo el mismo criterio del principio: artistas de Manhattan, que abordan un movimiento social de una manera conceptual.

Paralelamente, está la colección de artistas de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y de Centroamérica, que tiene el mismo criterio de movimientos sociales, conceptuales y contemporáneos. En Centroamérica, por motivos de la guerra social, hay una diáspora muy grande alrededor del mundo, especialmente hacia Europa y más específicamente España y Estados Unidos, así que hay mucho por contar.

—Su colección incluye obras donadas a importantes museos y espacios públicos. ¿Puede contarnos más sobre su decisión de compartir su colección con el público?

Si mi colección está solamente en mi casa, para que el público pueda verla tengo que estar yo para abrir la puerta y dar el «tour», lo encuentro demasiado invasivo. Prefiero empezar a compartir con instituciones que se comprometen a mostrar verdaderamente estas obras con un fin educativo. Por eso hice una donación de 56 obras al Museo Reina Sofía. He hecho donaciones al Tate Modern, al MoMA, al Chicago Contemporary Photography Center, al Pérez Art Museum, al ICA de Miami y al Museo de Costa Rica.

También quiero que los museos de la zona tengan el mismo diálogo en la región como en el exterior. Por ejemplo, vino la directora del Parrish Art Museum, Mónica Ramírez Montagut, a El Salvador. Quedó fascinada con los artistas de la región y me dijo que quería adquirir obras de estos artistas para la colección. Ahorita están en proceso de agregar obras de estos autores y, además, el museo está rodeado por aproximadamente 30.000 salvadoreños que viven en su entorno. Ella quería establecer una relación con la comunidad local salvadoreña y latinoamericana en general.

«Toy Room», de Ronald Morán Mateo Serna Zapata

—¿De qué manera cree que su colección ha impactado en la escena del arte contemporáneo, particularmente el arte centroamericano?

Yo creo que ha impactado muy específicamente con los 'art trips' (viajes artísticos) que hacemos todos los años. Invitamos a entre cinco y diez personas influyentes en el mundo del arte, ya sea reporteros, críticos, coleccionistas, directores de museos o curadores. Los llevamos a la región para que vean, para que palpen, para que toquen, para que sientan, para que escuchen a los artistas.

Es un trabajo de educación, de exponer a las personas a esta región. Aunque durante aproximadamente 15 años, desde el año 2000, exportábamos cultura al mundo, creo que lo que ha tenido más impacto es traer a las personas del mundo, a las personas influyentes, a la región para que la vean.

Hay por lo menos 50 personas reconocidas a nivel mundial que han llegado a la región de El Salvador gracias a nuestros 'art trips'. La calidad y el calibre de las personas que han llegado es increíble, gente que llega de regreso a sus entornos en Nueva York, París, Los Ángeles, São Paulo, Buenos Aires, Japón, Corea… Han llegado de todos lados. Entonces, esta gente se lleva de vuelta a sus lugares, y ahí se propaga la información.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación