CRÍTICA DE:
'Mi marido', de Maud Ventura: la paranoia del amor
Narrativa
En esta primera novela de la autora francesa, el lector oscila entre lo desasosegante y la desmesura de esa idolatría conyugal y la carcajada siempre a punto de saltar
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La protagonista, sin nombre, de la prodigiosa y sorprendente primera novela, 'Mi marido', de la escritora francesa Maud Ventura (París, 1992), que ha recibido los más entusiastas elogios, traspasando el Atlántico y apareciendo en las columnas de Oprah Winfrey en EEUU, es una mujer ... ardientemente enamorada de su marido, quince años después de haber contraído matrimonio, con el que tiene dos hijos pequeños.
Profesora de inglés en un instituto, todo parece sonreírles en la vida: unos trabajos satisfactorios, una plácida y aparente felicidad conyugal, una buena casa en un buen barrio y unas adecuadas relaciones sociales, así como fines de semana relajados jugando al tenis con una pareja de amigos.
NOVELA
'Mi marido'

- Autora Mad Ventura
- Editorial Nórdica
- Año 2025
- Páginas 236
- Precio 21,50 euros
Pero a esta mujer en la cuarentena todo esto no le basta: la pasión obsesiva y devoradora hacia el que escogió un día como marido no se ha calmado con el paso de los años, sino que se ha acrecentado neuróticamente y se ha vuelto excluyente respecto al resto de las cosas de la vida, que parecen existir tan sólo como pálidas nebulosas insignificantes.
Al observar signos inequívocos de un amor languideciente, como sucede con otros muchos (besos distraídos y rápidos, poco interés por su cuerpo que ella quiere perfecto y cuida secreta y maniáticamente para ser más deseable) ella ha decidido hace tiempo tomar medidas.
No lo permitirá jamás. Así que decide vigilarlo atentamente, ponerle trampas para prevenir cualquier posible infidelidad, analizar minuciosamente su muda gesticulación y, sobre todo, llevar maniáticamente apuntado en varios cuadernos, día a día, de lunes a domingo, como si se tratara de un ‘thriller’ detectivesco e inquietante, cada vez más perturbador e histerizado, como en un relato de Patricia Highsmith, la evolución de ese fuego del amor que, paranoicamente, ella cree siempre a punto de apagarse.
Encarna incómodamente para las visiones actuales de la liberación de la mujer una especie de anti-Metoo ancestral
La narración de Maud Ventura de una paranoia del amor llevada hasta el límite, se mueve a cada paso, con mano maestra, manejando esa asfixiante fijación, con frases rápidas y una evolución frenética del día a día. El lector oscila entre lo desasosegante y la desmesura de esa idolatría conyugal y la carcajada siempre a punto de saltar. Aunque todo sea absurdo y exagerado, malsano y patológico, la controladora mujer, buena alumna de su propia neurosis, también se ha analizado al microscopio y sabe las tácticas que hay que emprender «para no pasarse»: «Al final acabaré aprendiendo alguna lección: dejarle mucho espacio a mi marido, ser distante para cultivar el misterio, ponerlo celoso, no sincerarme con mis sentimientos para no asfixiarlo, no agobiarlo con un exceso de emotividad y sentimentalismo, y por encima de todo, no descuidarme físicamente. Las consignas son: ser fría, inaccesible, distante».
Citando frecuentemente 'El amante' de Marguerite Duras y una frase para ella clave («nunca he hecho nada más que esperar delante de la puerta cerrada») la protagonista de 'Mi marido' encarna incómodamente para las visiones actuales de la liberación de la mujer una especie de anti-Metoo ancestral: «Miro un rato la televisión. Tomándose un yogur, conduciendo o poniéndose un perfume, todas las mujeres están esperando a un hombre. Parecen activas y atareadas, pero en realidad están andando en círculos. Me pregunto si soy la única que se ha fijado en esa sala de espera universal».
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