Cinco minutos de gloria
Se nos va de las manos
De Picasso a La Bienal de Venecia el turismo artístico-cultural se nos va de las manos entre multitudes y redes sociales
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![Salas del Museo Picasso de Málaga](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/18/picasso-RMiYxgpHLKUywowr9vjJmyM-1200x840@diario_abc.jpg)
Sí, se nos va de las manos lo del turismo cultural. La saturación de las ciudades históricas, la masificación de los museos, de cualquier acto cultural que se tenga que medir con cifras astronómicas para que sea estimado su éxito o su fracaso. Ya he ... escrito sobre ello, pero cada vez que me doy de frente con el fenómeno no puedo evitar llevarme las manos a la cabeza y volver a incidir, que no gruñir (¿para qué?). Mucho mejor, he optado por reírme de lo hilarante de algunas situaciones protagonizadas por turistas ávidos de emociones enlatadas en un pantallazo de red social. Que se dejen de hacer series sobre directores de Museos de Arte Contemporáneo ('Bellas Artes') que no cumplen los cánones de lo que dicta la modernidad o de quienes manejan el cotarro del discurso dominante porque el guion bueno, el que tiene chicha, lo debería protagonizar un(a) vigilante de sala, quien cada jornada convive con hordas de visitantes desaforados, incapaces de renunciar a la imprudencia de un selfie con una obra asegurada en millones y que no entienden del simple disfrute sin el filtro de una pantalla por delante. Capaces de protagonizar escenas absurdas, delirantes, como en la mejor serie de humor.
Nadie eres en esta globalidad malparida si no has retransmitido tu experiencia a pleno sol o bajo la lluvia y el frío (malgastando tu vida, como si no lo supieras) en una infinita cola
La semana pasada acudí al Museo Picasso de Málaga para ver una última lectura sobre la obra picassiana. Ni me voy a detener en el detalle de las colas a la puerta. Nadie eres en esta globalidad malparida si no has retransmitido tu experiencia a pleno sol o bajo la lluvia y el frío –malgastando tu vida, como si no lo supieras– en una infinita fila de personas que aguardan para ver a alguien o algo, cuyo nombre disfruta de la inmortalidad de los siglos. Pero iré al grano, como algunos de los espectadores que van directos al 'grano' de los retratos que Picasso pintó de sus mujeres. Si se descuidan, le meten el dedo en la nariz, en esos orificios que el cubismo picassiano convierte en unos inmensos agujeros negros. Mi atención se desboca porque ya no miro cuadro alguno ni atiendo a las explicaciones que sobre ellos me dan. Mi mirada se dispersa en un ir y venir de señores en pantalón corto que acercan la barriga a la piel de las mujeres desnudas de Picasso…
Ahora caigo que estamos en plena semana inaugural de la Bienal de Venecia y no quiero ni imaginarme cómo será aquello.
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