Cinco minutos de gloria
El altar de los muertos
Si tengo que elegir una tradición de fuera para recordar a nuestros difuntos, me quedo con ésta antes que con Halloween. España es más de calaveras
![Un hombre disfrazado de catrín frente a una mega ofrenda de Día de Muertos en México](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/24/catri-RSr44zgT2do9NDlrQlCPlLL-1200x840@diario_abc.jpg)
Pasaba el otro día por la Casa de México en Madrid y me sorprendió la larguísima cola que se concentraba a sus puertas para entrar a ver el altar de muertos. Recordé que se acerca el Día de Todos los Santos. Como conozco la ... tradición mexicana, visualicé que lo que allí habían montado era una escenografía de exuberantes colores en torno a la cual danza una corte de hilarantes Catrinas. De primeras, el concepto altar de muertos me parece raro –nada tiene que ver con la cultura occidental–, y hermoso, porque transmuta el dolor de la pérdida en algo festivo. El difunto no es alguien que se ha ido para siempre, sino que reaparece para celebrar, recordar, con los que todavía quedamos en este mundo. El luto, tan nuestro, se viste de colores y la siniestra calavera o vánitas baila y se burla de la parca sin parar. Porque, claro, no resulta fácil chotearse de algo tan serio. Si tengo que elegir una tradición de fuera para recordar a nuestros difuntos, me quedo con ésta antes que con Halloween. España es más de calaveras (me vienen a la memoria las de los bodegones barrocos o las de los carnavales, de Gutiérrez-Solana, donde todo es muy oscuro y la mueca se retuerce más siniestra) que de calabazas, de sustos que de tratos.
El luto, tan nuestro, se viste de colores y la siniestra calavera o vánitas baila y se burla de la parca sin parar
No es fácil tratar con la muerte. Hasta da miedo escribir esa palabra. Y no sé qué hace entrometiéndose en estas líneas, pero entre Catrinas y que el otro día rescaté del olvido (gracias a una plataforma digital) la serie 'A dos metros bajo tierra', en estas idas y venidas del más allá al más acá ando dando vueltas. ¿Recuerdan el argumento? Una familia que tiene una empresa funeraria, cuyo patriarca recién fallecido se aparece cada dos por tres a sus hijos, un embalsamador y maquillador de cadáveres que los deja como si por ellos no hubiera pasado la innombrable… Una 'troupe' de personajes que convive con la muerte todos los días de su vida. Veinte años tiene y sigue tan moderna como cuando se estrenó. Pero mi ánimo no está ahora como cuando la vi entonces, capítulo a capítulo, una semana detrás de otra. Me voy a poner a la cola del altar de muertos y, si acaso, me echo un trago de tequila.
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