Crítica De:
'Los jueces en la historia de España', de Manuel Campos Campayo (coord.): oficio de dignidad
ensayo
La tesis que rescata este libro resulta fundamental porque siempre hubo en España magistrados que se opusieron a la tiranía
Otros textos del autor
![Gaspar Melchor de Jovellanos retratado por Goya](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/23/gaspar.jpg)
Fue el gran Gaspar Melchor de Jovellanos, ministro de justicia en 1797 y luego prisionero en Mallorca del favorito de Carlos IV y nuestro «primer generalísimo», Manuel Godoy, quien señaló que España poseía una «constitución histórica».
Bajo esta denominación, el pensador gijonés se hizo ... eco tanto de una percepción historicista de la nación española, como de una apreciación ilustrada de las instituciones, configuradoras de lo que luego hemos llamado «Estado de derecho». Había, indicó, un «conjunto de leyes fundamentales» españolas que fijaban el derecho del soberano y el de los súbditos y los medios de preservarlos.
ENSAYO
'Los jueces en la historia de España'
![Imagen - 'Los jueces en la historia de España'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/23/1637portalucena.jpg)
- Coordinador Manuel Campos Campayo
- Editorial Marcial Pons
- Año 2024
- Páginas 536
- Precio 38 euros
El equilibrio garantizaba la viabilidad del sistema. No había que inventar nada ni hacer experimentos opuestos a la tradición. Frente a la sabiduría de este enfoque, respetuoso y moderado, rupturas, guerras y revoluciones marcaron la evolución posterior y dieron lugar a formas institucionales fallidas. Enfoques tendentes al excepcionalismo, defensores de la supuesta anomalía española, mantuvieron la imposibilidad aquí de un Estado de derecho «a la europea», o supusieron que un carácter esencial, anárquico y caudillista, imposibilitaba el gobierno civilizado. La historia fundamental que rescata este libro es muy distinta.
Siempre hubo en España jueces que se opusieron a la tiranía y protegieron, dejándose la vida en ello, la continuidad institucional, la ley para todos y no los privilegios a la carta. Sin embargo, como señala en una nota inicial Manuel Campos Campayo, coordinador de este volumen imprescindible, generoso y oportuno, la figura de los jueces en la historia de España y el encaje institucional de la judicatura requerían de una actualización. Recuerda el magistrado Manuel Marchena en un prólogo que es una pieza formidable, literaria y humana, en palabras del regeneracionista Lucas Mallada, que «la prevención, cuando no prevención reparo, cuando no reparo odio, a la administración de justicia, han sido y serán proverbiales en nuestro país». Resulta muy grave esta constatación, compatible con la narración de una epopeya de la administración de justicia y en especial de los jueces, en la protección del derecho de vasallos, súbditos y ciudadanos.
La historia mejor es la que está por contar. Ojalá sea la del triunfo de la justicia
El volumen consta de doce capítulos, que comprenden la consolidación de la justicia medieval; la justicia de los reyes católicos en Castilla; la justicia bajo los Austrias; la monarquía borbónica; la constitución de Cádiz y el poder judicial; el reinado de Isabel II; sexenio revolucionario y restauración; la segunda república; los jueces en el régimen de Franco; el juez en la constitución de 1978; y los jueces españoles en la democracia. A cargo de autores tan reputados como Francisco Javier Díaz González; Regina M. Polo; Pere Molas; Francisco Sosa Wagner y Ramón Rodríguez Arribas, entre otros.
Ciertamente, como señala Manuel Marchena, hay una percepción de insatisfacción que podríamos llamar estructural, junto a un «mosaico de jurisdicciones especiales», que debieron tender a desaparecer en una administración profesional consolidada, moderna. El juez-funcionario, alumbrado a comienzos del siglo XIX, no evitó el control político de la judicatura. Difícil no ver la correlación entre la desconfianza hacia los jueces y juristas profesionales y la implantación del caciquismo como lógica de los poderosos, apenas alterada en el siglo XX español. La historia mejor es la que está por contar. Ojalá sea la del triunfo de la justicia y los jueces españoles sobre sus implacables enemigos.
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