PALABRAS CONTADAS
Ese lenguaje
Es abril mes de lenguaje, sobre todo de ese lenguaje con el que podemos resucitar de entre los muertos a Miguel de Cervantes
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Miguel de Cervantes
Abril es el mes más cruel, mezclando memoria y lenguaje, deseo y lenguaje, política y lenguaje, periodismo y lenguaje. Es la primavera de los excesos retóricos y las duplicidades polisémicas, porque cada vez más escuchamos las palabras del otro como un bárbaro bip bip que ... monitoriza nuestra confusión neolítica o barroca.
En el corazón del negocio, abril es un mes para el Sant Jordi, de rosa y de palabras, como espinas; de libros y de pétalos ajados que aun así dicen más que todo lo que suena entre los escaños. Hay discursos de piel que van por fuera y otros de procesión, por dentro. Los hay que no podemos derrumbarlos con suficiente rapidez. Los hay que se derrumban solitos.
Tendrían que poner subtítulos para diferenciar bien lo que dicen y lo que nos ocultan. Una traducción instantánea, como de nescafé, que sirva para espabilarnos y desclavar las derogaciones que presumen de concordia de leyes que no evitaban la discordia; o mejor aún, despegar la uña de la amnistía de la carne viva de la cháchara sobre la reconciliación, los puentes entre diferentes y el futuro bla bla bla. Naufragar con las inmersiones discriminatorias o cambiar los plomos fundidos de la igualdad, por fin. Pero no.
Es abril mes de lenguaje, sobre todo de ese lenguaje con el que podemos resucitar de entre los muertos a Miguel de Cervantes y elevar sus menciones y premios desde el manto de las palabras y las hojas resecas que cayeron de los árboles floridos del idioma. Donde estamos escribiendo esta época con tinta de calamar, voces de grillo.